Lunes 05 de mayo 2025

Un fallo en sintonía con el discurso sionista

Redacción 16/04/2025 - 08.02.hs

La sentencia condenatoria a la docente de General Pico por supuesto “maltrato psíquico” es parte de la avanzada derechista, acorde al apoyo que el actual presidente Javier Milei brinda al premier israelí Benjamin Netanyahu.

 

IRINA SANTESTEBAN

 

Ana Contreras, profesora de la escuela Eduardo de Chapeaurouge, fue condenada a pagar una suma de dinero por haber “maltratado” a una alumna en una clase donde se abordaban temas relativos a los Derechos Humanos. Nada que nos asombre. Si el presidente Javier Milei asiste puntualmente a todos los eventos mundiales de la ultraderecha, su vicepresidenta niega el terrorismo de Estado de la dictadura militar y las fuerzas de seguridad golpean sistemáticamente a personas adultas mayores porque protestan por sus jubilaciones de miseria, todo encaja.

 

En ese marco, el juez contravencional Boga Doyhenard dictó un fallo a la medida del discurso sionista, que justifica el aniquilamiento del pueblo palestino y no admite críticas a la política expansionista y colonialista de Israel, que desde 1948 viene anexando territorios en Medio Oriente, sin atender las resoluciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU), favorables al reclamo palestino.

 

Debate.

 

Es muy aleccionador que se promueva el debate en las escuelas sobre temas de actualidad e incluso de aquellos que generan polémica, si se los aborda con una mirada seria, con perspectiva histórica rigurosa, con respeto a las diferentes opiniones y ateniéndose a lo que dicen las leyes tanto del país como del sistema internacional.

 

La docente expresó que ella, como profesora de Ciencias Sociales en cuarto año, les propuso a sus alumnos cuatro trabajos prácticos que abordaban la temática de los Derechos Humanos. Era en 2023 y se cumplían 40 años de la democracia en Argentina y fue el Ministerio de Educación el que pidió a la docencia que se abordaran esos temas. Obvio que ello no debe haber sido del agrado de los defensores del negacionismo, cuyas pieles se erizan cuando se abordan tópicos tales como DDHH, terrorismo de Estado, Memoria, Verdad y Justicia.

 

Según Contreras, y sus dichos fueron ratificados por docentes y autoridades de la escuela, ella no introdujo en el debate la cuestión de Medio Oriente, pero sí respondió a las inquietudes que le fueron planteadas contestando con respeto, incluso a la propia alumna afectada. Sin embargo, la joven luego la acusó de haber justificado el accionar del grupo islámico Hamas, la matanza de civiles y niños, todo según el fallo condenatorio.

 

Fallo parcial.

 

El juez da por verificadas las argumentaciones de los denunciantes (padres de la alumna) y refiere en sus fundamentos que esos dichos fueron ratificados por “sus compañeras”. Sin embargo, el abogado defensor Jerónimo Altamirano precisó que solo fueron cuatro alumnas las que declararon, de manera virtual, y que el resto del curso no quiso testificar.

 

En un contexto delicado, como es el ambiente escolar, sobre un tema más delicado aún, como es la situación en el Oriente Medio, el juez debió haber sido más cuidadoso a la hora de calificar como “maltrato” a las manifestaciones que -según la sentencia – habría proferido Contreras en el aula.

 

La docente niega lo que la alumna afirma, porque en la clase se estaba hablando sobre contenidos curriculares de la temática referida a DDHH, en su significado más amplio. Y si se abordó el tema Medio Oriente fue por la pregunta de una alumna.

 

Se acusó y condenó a Contreras por sus opiniones, como por ejemplo haber dicho que Netanyahu era “de derecha”. ¿Es un delito acaso decir cuál es la tendencia política de un dirigente? Hasta la prensa hegemónica de todo el mundo, para nada pro-palestina, califica de “derechista” al primer ministro israelí, quien además está cuestionado en su propio país por temas de corrupción y tiene varias causas judiciales en su contra. Aún hoy, en Tel Aviv y otras ciudades israelíes, se realizan manifestaciones en contra de su gobierno.

 

No indagó el juez sobre una posible animadversión por parte del padre denunciante hacia la docente, a quien le habría dicho que “la iba a denunciar” ante cualquier incidente que hubiera. Ya había existido un episodio entre la misma docente y el mismo padre, en ocasión de una denuncia de este por una clase de ESI (Educación Sexual Integral) en la que participó otra hija suya, hermana mayor de la ahora involucrada.

 

Tampoco tuvo en cuenta el magistrado las declaraciones que afirmaban que la relación entre Contreras y la niña era muy buena, incluso afectuosa, que como alumna tenía muy buenas notas en su materia. Con ese antecedente, resultaba inverosímil que quisiera herirla con algún comentario acerca de su origen, máxime cuando hubo otro episodio donde la docente actuó de manera contenedora, cuando la niña se sintió agredida por comentarios “judeofóbicos”.

 

Ultraderecha.

 

La avanzada de la ultraderecha en todo el mundo es un hecho evidente, con Donald Trump intentando imponer guerras comerciales (y de las otras también), actuando como imperio y pretendido gendarme del planeta.

 

En la Argentina, con Milei en la presidencia, esa ofensiva se manifiesta, además de su programa de ajuste y endeudamiento, en discursos de contenido fascista, misóginos, homofóbicos y odiantes hacia todo lo que pueda considerar, en su particular cosmovisión, como “zurdos” o “comunistas”.

 

El Poder Judicial fue históricamente el reducto de las clases oligárquicas y de la derecha, y aunque han habido algunos cambios favorables, sigue siendo un ámbito propicio para que prosperen demandas como las que tuvo que soportar Ana Contreras. En el mismo sentido, en Buenos Aires la diputada del FITU, Vanina Biasi, está denunciada por “discriminación” por el fiscal Carlos Stornelli, con varias causas por corrupción, y el juez Daniel Rafecas, cercano a la DAIA, la procesó, cuando en realidad sus manifestaciones fueron contra el sionismo y no contra la religión o la cultura judías.

 

El reclamo de la familia de la alumna no debió nunca ser admitido en la Justicia, pues como bien lo han señalado casi todos los sindicatos docentes del país, que se han solidarizado con la condenada, deberían haberse activado los protocolos ya establecidos para el tratamiento de conflictos intraescolares. Por su parte, el Ministerio de Educación ha tenido un mal desempeño, criticado por la docencia, por “dejarlos solos” ante episodios como este.

 

El abogado Altamirano ha asegurado que van a apelar el fallo, y se espera que haya una revisión sensata de semejante condena.

 

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