Una mirada sobre Arturo Frondizi
Por Emilia Menotti *
Hace algunos días, el 18 de abril se cumplió un nuevo aniversario del fallecimiento del doctor Arturo Frondizi, legislador brillante y hombre de Estado, a quien mucho debe el país para el que elaboró una lúcida doctrina nacional amplia, coherente y renovadora.
En su larga trayectoria volcó su sentido humanista de la política, su pasión por el bien común y su convicción de un futuro de grandeza y desarrollo para su Patria con paz, justicia y libertad.
Siempre estudió y analizó rigurosamente las causas del estancamiento del país, a pesar de sus enormes posibilidades y potencial sin explotar.
La necesidad de un desarrollo que movilizara las áreas productivas surgió como lógica consecuencia de su pasión nacional y su afán por elevar las posibilidades de Argentina.
Sin máculas ni dogmas.
La finalidad no era exclusivamente económica, incluía la educación y toda la vida social.
El objetivo fundamental fue la unión, la comprensión entre argentinos sin máculas de dogmas, prejuicios o conductas maniqueas.
Como presidente no supeditó su tarea a las normas partidarias. Tuvo auténtica autonomía republicana para decidir sobre lo que convenía a la Nación y en su mensaje del 1º de marzo de 1958 declaró solemnemente: “Abandono toda tarea partidista y declaro solemnemente que desde la Casa de Gobierno no se hará política de partido. Debemos terminar con el sectarismo y la intolerancia”.
Le urgía el afán de iniciar la modernización del país y erradicar el estancamiento y la pobreza con una política nacional estratégica para un crecimiento sin exclusiones ni cotos vedados.
A Martín García.
Con él se cumplió el apotegma de Juan Bautista Alberdi: “La vocación por el bien público genera padecimientos y angustias”.
Frondizi sufrió con estoicismo prisiones y calumnias sin odio o rencor cuando en medio de un clima de incomprensión que no analizó el enorme daño que se infería a la República, el 29 de marzo de 1962 fue derrocado y recluido en la Isla Martín García y posteriormente en Bariloche.
El sentimiento patriótico no lo abandonó, hizo de su casa en la calle Berutti un bastión de ideas, porque la amplitud de criterio fue una faceta permanente en su actividad.
Durante su breve mandato, la Argentina descolló en el plano internacional, donde su palabra era escuchada con interés y respeto.
Tras su muerte, dijo André Malraux: ”Arturo Frondizi, un presidente de lujo para cualquier gran nación de Europa”.
* Ex presidenta de la Academia Argentina de la Historia y de la Sociedad Bolivariana de la República Argentina. Conferencista, autora del libro “Arturo Frondizi, el diputado del desarrollo”. Fue colaboradora del ex presidente.
Artículos relacionados