Viernes 26 de abril 2024

Vocación papelonera

Redacción 15/01/2024 - 00.16.hs

Que la vocación de desequilibrio estatal (y acaso también del otro) campea en el equipo del presidente Milei ha quedó en evidencia la semana que pasó, sumada al antecedente de algunos otros acontecimientos. Es que al hecho de tener que enviar a su canciller (a) para que se disculpe ante el presidente Lula por los exabruptos vertidos durante su campaña presidencial (el mandatario brasileño ni siquiera la recibió, haciéndola atender por funcionarios de tercera categoría) y también los agravios para con China y Venezuela entre otros. Las diatribas para con este último país, latinoamericano por excelencia, viene de años atrás y son otras de las nefastas herencias de Mauricio Macri, pero con ellos se rompió la ilusión de la Unasur que en algún momento albergó el Cono Sur americano.

 

Los agravios para con Brasil y China se potencian cuando se tiene presente que fueron ambos países los que promovieron el ingreso de Argentina a los Brics, ingreso que antes de concretarse desdeñó el gobierno de Milei.

 

Lo de China es decididamente irracional. Se trata del país que va camino a ser la primera potencia del mundo, además de principal cliente en cuanto a la producción argentina de carne y soja, al que, para más, se le solicitó un aval de varios miles de millones de dólares para la endeudadísima economía argentina y que había sido visto positivamente hasta el momento de estas torpezas políticas y diplomáticas. Entre otros actos, y aunque se hizo en forma aturdida y escasamente reservada, haber recibido a enviados de Taiwán, un territorio que China reivindica como propio desde hace más de un siglo, es de una torpeza inconcebible para cualquier diplomacia, máxime en esa actividad donde los equilibrios y los cuidados son esenciales. El hecho evidencia tanto la falta de concepción global en las relaciones internacionales del país como la incompetencia de su responsable en Relaciones Exteriores.

 

Pero acaso la actitud ante el Vaticano iguala o supera lo expresado y es también asombroso, inconcebible. Se trata del jefe espiritual (con profunda trascendencia material) de más de mil trescientos millones de creyentes en el mundo; y también en nuestro país, donde los católicos son mayoría. Durante su campaña eleccionaria el ahora presidente Milei prodigó múltiples agravios al Papa y no de cualquier índole: fueron insultos abiertos, de la peor grosería, rematados con la afirmación de que “el Papa es el representante del Maligno en la Tierra”. Para más, el Pontífice es argentino.

 

Ahora Presidencia da a conocer una relamida misiva dirigida a esa autoridad proponiéndole una visita pacificadora que, además, la prensa adicta al gobierno da por aceptada, cuando en realidad el Vaticano no se ha pronunciado en absoluto sobre ese viaje, que para el caso de concretarse implicaría un gran perdón y un enorme arrepentimiento, por parte de un mandatario declaradamente de religión judía.

 

Al parecer el Presidente y su cohorte pueden creer que una cadena de denuestos que rozan el ultraje se borran con una carta en la que reconoce que “la pobreza con sus diferentes rostros y consecuencias alcanzan a la mitad de nuestros compatriotas. Nuestra economía se encuentra en estado crítico y es preciso adoptar medidas para evitar una catástrofe social con consecuencias dolorosas”. Tamaña misiva, ilustrada con la imagen presidencial y la de su singular hermana y secretaria general, no mitiga la postura pre-eleccionaria, descalificada también por el Sínodo de Obispos de nuestro país.

 

Previa a su asunción, la crítica imparcial subrayaba con prudencia la falta de capacidad que evidenciaban los equipos de Milei en cuanto a la concepción y manejo integral del país. Al parecer tenían razón, y más en lo que hace al delicado mundo de la diplomacia.

 

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