Lunes 29 de abril 2024

Jóvenes valientes

Redacción 10/10/2012 - 04.13.hs
Poner en peligro sus vidas para salvar las de otros sin pedir nada a cambio es uno de los motivos que impulsa a un grupo de adolescentes a convertirse en bomberos voluntarios, una vocación que se aprende desde chico.

En la niñez, cuando la fantasía y la imaginación demandan la presencia de héroes y personajes a quienes admirar, la aparición de los bomberos genera una atracción irresistible. Siempre dispuestos a ayudar en una emergencia, con cascos y trajes preparados especialmente y la autobomba con una sirena estruendosa que se abre paso en las calles, los hombres y mujeres que eligen esa vocación cumplen una tarea que, como sucede en General Pico y otros lugares de la provincia, se enseña desde temprano.
"Es cierto que cuando uno decide ser bombero se genera una inquietud general, entre los amigos, los conocidos. Todos te preguntan, se interesan, pero pocos se animan. Hay como una fantasía con ser bombero, pero acercarse al cuartel sale de vos mismo, porque te gusta ayudar a los demás, porque tenés la vocación de estar acá", describió Julián, quien hace unos días cumplió 18 años y así quedó habilitado para subir al camión y acudir raudo al llamado que pide ayuda.

 

El año pasado, el cuartel de bomberos voluntarios de General Pico reabrió su escuela de cadetes, un lugar para que los adolescentes con 14 años cumplidos puedan instruirse en una vocación que requiere sacrificio y entrega pero, sobre todo, ganas de ayudar a los demás.
"Mi papá es bombero y yo desde chico venía al cuartel, me crié acá adentro y siempre me gustó", dijo Franco (15) sobre los motivos que lo llevaron a inscribirse en el curso. Denis (15) también tuvo la influencia de su padre para acercarse, mientras que Carlos (15) afirmó que una charla en el colegio lo entusiasmó para dar los primeros pasos del aprendizaje.

 

Cada sábado, los adolescentes dedican cuatro horas para las clases teóricas y prácticas que brinda la Escuela de Cadetes "Don Salvador González", que pertenece a la Asociación Bomberos Voluntarios de General Pico y que está a cargo de Ana Pinilla.
"Conmigo colaboran Verónica y Sabrina, además del resto de los bomberos, y en total somos seis mujeres en el cuartel. En este momento los cadetes son todos varones. Y en nuestra provincia pueden comenzar el curso desde los 14 años y la autorización para salir a una emergencia se da recién cuando cumplen 18", explicó Ana. La Escuela se creó en 2001 pero luego entró en un paréntesis hasta que hace unos meses fue reactivada.

 

"Cuando estás por llegar a los 18 te da ansiedad, querés que llegue el momento. Cuando ves que salen en el camión te dan ganas de ir, de saber qué pasó, qué hicieron, cómo era la situación", contó Julián, que hace poco tuvo su "bautismo" en una quema de pastizales y, en el camino, trabajó en el vuelco de un camión.
El accionar de los bomberos siempre se relaciona con el fuego, pero su trabajo cubre desde una catástrofe de proporciones hasta un inconveniente doméstico.

 

"El abanico de cosas que podés llegar a hacer es muy amplio, porque pueden ser incendios, accidentes de tránsito, un derrame tóxico, inundaciones, terremotos o una persona perdida. Pero también te llaman porque un perrito está arriba de un árbol, por un panal de abejas o porque desbordó una cañería. Estamos expuestos a todo y a veces hay que marcar un límite para no excederse", aclaró Alen (15).
El riesgo es un factor intrínseco a la tarea de los bomberos, por eso los chicos son conscientes acerca de los cuidados que demanda cada intervención.
"Cuando salís para la emergencia nunca sabés con qué te vas a encontrar, puede ser que no sea nada grave o todo lo contrario. Eso genera gran intriga y un poco de temor; por eso en una charla nos hablaron sobre cómo controlar y que el miedo no te controle a vos, porque eso es clave para poder trabajar bien", advirtió Julián.

 

"Nosotros tenemos que ser parte de la ayuda y no del problema, es muy importante no equivocarse", aportó Alen.
"En la charla cada uno contó a lo que puede tener temor. En mi caso a un accidente donde haya niños y darte cuenta que ya no se puede hacer nada. Pero hasta que no te toque no sabés cómo vas a reaccionar. Hay que estar en ese momento", completó Julián.
La palabra "voluntario" tiene un significado muy especial para los bomberos. Cualquiera de ellos tiene su trabajo aparte o estudia una carrera y se dedica a su familia, pero el handy puede sonar en cualquier momento y hay que dejar todo para llegar cuanto antes al cuartel.
¿Y cómo es la relación con la gente?
"Tenés de todo. Muchos te agradecen, te felicitan y te dicen que sigas adelante, pero también algunos se enojan porque te dicen 'eh, pero me llenaste de agua el living' o cosas así. Pero en general la gente es muy respetuosa". (Rodrigo).

 

¿El bombero debería ser rentado o continuar como voluntario?
"Acá no se cobra, venís porque te gusta y por vocación de ayudar. Yo creo que si fuera rentado se perdería la esencia de ser bombero, pasarías a ser empleado de tu vocación", opinó Julián sobre un tema que parece no tener lugar a discusión. Y si no, es conveniente escuchar a Alen: "El agradecimiento es el mejor sueldo, eso es lo que gana un bombero y es lo que te hace sentir orgulloso".

 


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