Lunes 29 de abril 2024

Una familia orquesta

Redacción 03/10/2012 - 03.50.hs

Las hermanas Flor y Corazón Morales transitan su adolescencia con la música como compañera incondicional. Junto a su padre Carlos y al pequeño Carlitos, conforman Suyai Quintu, una historia de amor y esfuerzo.
Lidia no canta ni toca un instrumento. Pero ella es el motor y el corazón de este proyecto que nació hace un año y que hoy desvela a cada uno de sus integrantes. Además de madre y esposa, Lidia es soñadora, y alguna vez soñó en voz alta que su casa fuese una especie de depósito de fundas vacías, de estuches sin compañeros porque eso significa que alguien, en esa vivienda de Luan Toro, está tocando música.
"Hoy creo que casi sin darnos cuenta le estamos cumpliendo ese sueño. Las fundas están siempre vacías porque si yo no estoy tocando la guitarra, está mi hermana con el violín o papá con el bombo. Siempre hay un instrumento sonando", cuenta Flor, de 12 años, una de las integrantes de la familia Morales y del grupo folklórico Suyai Quintu.
Flor es primera guitarra y encargada de los arreglos musicales. Su hermana Corazón (15) es primera voz, toca el violín, la guitarra y también hace percusión. Carlos es el padre, segunda voz y percusionista, mientras que el pequeño Carlitos (8) hace sus primeros aportes con el bombo.
"En casa siempre se escuchó música, sobre todo folklore. Me acuerdo de sentarnos a desayunar y escuchar al Chango Nieto o a los Carabajal. Después empezamos a cantar en los asados, hasta que hace un año decidimos comenzar a tocar en grupo, primero con una vecina, Belén Carripilón, y después solo la familia", contó Flor sobre los inicios.
Hasta hace dos años los Morales vivían en Santa Rosa. Flor comenzó a los 6 años a tocar el clarinete, mientras que Corazón se inició con el violín a los 8. Ambas tomaban clases en la Orquesta Infanto Juvenil de la ciudad. "Caminábamos 25 cuadras de ida y de vuelta porque el colectivo no llegaba a nuestro barrio. Era bastante cansador, pero haber conocido a personas como Roberto Palomeque, Leonardo Gauna y Enzo Ludueña nos sirvió en todo sentido. Nos enseñaron y ayudaron mucho", ponderó Corazón.
La familia Morales no se sentía cómoda en la ciudad, y tomaron una decisión que suele ir a contramano de la mayoría. "Estábamos bastante estresados con la vida en un lugar grande y nos fuimos a Luan Toro. Yo soy hijo de hacheros y necesitaba ese sosiego, el silencio del monte. Y fue lo que encontramos, por eso el nombre completo del grupo es 'Suyai Quintu, la música del monte', y Suyai Quintu en idioma ranquel significa 'racimo de esperanza'. Yo siempre les inculqué que no hay que olvidar los orígenes y el ranquel habla del monte, de esa inspiración", explicó Carlos.
Para las chicas no fue fácil la decisión de la mudanza, pero en poco tiempo encontraron su lugar en el mundo. "Al principio nos costó, acá teníamos todo y Luan Toro es un lugar chiquito, sin mucho que hacer. Pero por suerte hicimos buenos amigos que vienen a casa a tomar mate y nos ponemos a tocar", contó Corazón.
En el oeste no es una rareza que los adolescentes escuchen o bailen folklore; al contrario, son más que los "rockeros". Sin embargo, Flor no se queda con las ganas de tocar y escuchar rock nacional. "Con dos compañeras del colegio armamos un grupo, Alto Voltaje, y hacemos muchos temas de Soda Stéreo, también de Las Pastillas del Abuelo y otros", reveló.
Hasta hace poco tiempo las chicas seguían en la Orquesta. Con gran sacrificio viajaban cada semana para tomar sus clases, pero la rotura del auto familiar puso un freno a las posibilidades, aunque no al entusiasmo. "Estamos haciendo todo el esfuerzo para arreglarlo, digamos que es la prioridad central para poder retomar cuanto antes las clases, pero bueno, se necesita dinero y la cosa no está fácil", lamenta Carlos.
Suyai Quintu vive un momento de euforia. La posibilidad que se les dio desde el ámbito cultural del municipio santarroseño de grabar sus primeros temas llenaron de alegría a la familia. "Es un sueño cumplido. Estar grabando nuestros temas en un estudio es algo que agradecemos profundamente a toda la gente que lo hace posible. Son cosas que uno se va imaginando y por suerte se concretan", dijo Flor.
El repertorio involucra el gusto de cada uno. "Principalmente tocamos folklore festivalero, mucho de El Chaqueño Palavecino, pero también nos gustan las canciones populares y las románticas. Está bueno variar un poco", aseguró Corazón.
El grupo tiene una agenda cargada de presentaciones pero también de planes y actividades. Las hermanas tienen a su cargo un taller de música en el colegio de Luan Toro y también dan clases particulares de guitarra y canto. Además, los Morales preparan "Por amor al arte", una muestra en la que se expondrán "absolutamente todas" las vertientes culturales que conviven en el pueblo.
¿Cuál es la máxima ilusión que tienen con la música?
"Vivir de lo que hacemos. Pero algo que imagino es ir a un lugar importante o a una gira y llevarla a mamá, y también a nuestras cuatro hermanas mayores que siempre están ahí apoyándonos en todo. También sueño que nuestros hijos, el día de mañana, toquen con nosotros. Estar todos juntos arriba del escenario sería lo máximo". (Flor).

 


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