Lunes 29 de abril 2024

"Willy" Vlek, músico las 24 horas

Redacción 29/05/2013 - 04.28.hs
Toca el bajo en ocho bandas. Da clases y talleres de música, y enseña en las escuelas Hogar de La Reforma y Chacharramendi. A los 23 años, "Willy" Vlek hace lo que le gusta y disfruta lo que hace.

Su biografía rebalsa de bandas, nombres y fechas. La información se amontona y al recorrerla se parece más a la de un veterano bien curtido que a la de un chico que atraviesa los 23 años. Pero Willians "Willy" Vlek tiene un largo camino gracias al motor que lo moviliza cada día: la música.
"De chico siempre me interesaron los instrumentos, sentía gran curiosidad. Una tía estaba en un grupo de bailanta, Oasis, así que cuando nos juntábamos era espectacular porque había música y baile. Además, un tío tocaba folklore, pero en casa nada que ver porque mi viejo es mecánico", cuenta Willy respecto a sus inicios musicales.
Cuando tenía 13 años, apareció un bajo y el romance fue inmediato. "Las primeras clases fueron con Marcos López y después con Hernán Basso en el CMC. El me enseñó todo, y me dio otro panorama porque empecé a escuchar otras cosas", recordó.
Al poco tiempo la rebeldía rockera se impuso a todo y llegó la hora de la primera banda, Medular, un grupo de nü metal y hardcore que tocaba lo más rápido y fuerte que fuera posible. "Durante todo el secundario no hacía otra cosa que pensar en la banda. La mayoría jugaba al fútbol o al rugby pero yo quería juntarme a tocar la guitarra; no podía hacer otra cosa", aseguró Willy, que cambió el viaje de egresados a Bariloche por la compra de un bajo.
El segundo paso fue Wemicus, un grupo de rock alternativo, experimental, que marcaba una salida hacia otros caminos. "En el CMC conocí mucha gente y aprendí diferentes estilos, antes era muy roquero. A los 15 años la mentalidad era solo querer tocar fuerte y patear todo, pero de a poco me fui metiendo en el jazz, el blues, la bossa y el tango. Por suerte tuve un click y fui por el lado de Jaco Pastorius, del rock progresivo con Rush, King Crimson", reconoce.
Es raro que si Willy conoce a alguien no le pregunte por el origen de su nombre. Incluso muchos lo creen un seudónimo. "No hay nada especial detrás, hay gente que cree que es por William Blake (poeta y pintor británico). Varios me han dicho 'uh, que buen nombre artístico'", se ríe, "pero nada que ver, es Willians con n, y Vlek", aclara.
Cuando llegó la hora de dar el salto del colegio a la universidad, Willy ya lo tenía decidido. "Mi mamá soñaba con un abogado o contador, pero de entrada le dije 'no', salvo que quisiera un hijo deprimido y frustrado. Así que arranqué en el Crear a estudiar el profesorado de música", dice el bajista quien también canta, toca la guitarra y la batería.
"Después de Espiral armamos Zalbatage, pero ahí dije: 'toco la batería'. Siempre me gustó, pero cuando era chico mis viejos no me la pudieron comprar porque era muy cara, y me quedé con el bajo", admite.
En 2009, Willy tuvo un quiebre. Se metió de lleno en el estudio y dejó las bandas. Entró en un principio de depresión que derivó en ataques de pánico, tanto que ni siquiera podía salir de su casa para ir a cursar. "Me puse a trabajar en el taller mecánico de mi viejo a la mañana y a la tarde daba clases, así que de a poco fui saliendo", confiesa.
Un encuentro con Juani De Pian derivó en una gran relación y la posibilidad de tocar folklore. Para fin de ese 2009 también llegó un llamado de Rey Momo, un grupo al que seguía siempre. Luego se sumarían Mensaje de Unión, Alter Pop, Los Grillos Desnudos que acompañan a De Pian, Soma y K-liente, un grupo de cumbia que es la sensación de este año.
"Cada estilo te da una sensación diferente: el hardcore es para sacarte la cabeza, Rey Momo para saltar, con Juani es más relajado y con K-liente bailas sin parar. Soy rockero pero no me gusta catalogarme, básicamente soy músico, disfruto y me gustan las bandas en las que toco porque me siento cómodo", afirma.

 

A sus ensayos, recitales, clases particulares y taller de música en la CPE, Willy le sumó un proyecto muy interesante, ya que junto a su novia Angela Di Nardo viajan todos los meses a las escuelas hogar de La Reforma y Chacha-rramendi para compartir sus conocimientos.
"Es un proyecto de Nación. Es impresionante cómo nos esperan los chicos y los docentes. Es otra forma de trabajar; ellos no tienen las cosas de acá, andan en bici, juegan al fútbol o charlan con los compañeritos. No ves un celular ni nada de eso. Llevamos piano, guitarra, bajo, platillos, instrumentos y enseñamos un poco de todo. Está buenísimo", se entusiasma.
Willy no para. Armó un trío de tributo al rock (covers de Red Hot Chilli Peppers, Foo Figthers, Stone Temple Pilots, Faith no More) y una banda junto a Hernán Basso donde tocarán jazz. Para el 18 de agosto tiene el almanaque marcado en rojo porque con Mensaje de Unión serán teloneros, en Bahía Blanca, de Ratos de Porao, la mítica banda brasileña que le "volaba la cabeza" en su adolescencia.
"Entre los talleres, los alumnos y algunas fechas pagas vivo de la música, así que me levanto cada mañana chocho de la vida. Tuve la suerte de que a los 13 años me cayó el bajo del cielo, ojalá pudiera vivir de solo tocar. Cuando era chico soñaba con vivir de la música, pero uno siempre quiere más. Igual no me quejo. Mi vida es las 24 horas música". Y ciertamente de eso no caben dudas.

 


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