El semillero del metal
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"A los cuatro nos gusta el metal, lo que más escuchamos es Megadeth y Metallica, además de los grupos nacionales como Hermética, Almafuerte y V8. En realidad lo mezclamos con el punk, pero no es que hacemos trash, estamos en la búsqueda de un estilo propio, de un sonido que nos identifique", explica Diego Flores (16 años), cantante y guitarrista rítmico del grupo.
Los que completan el cuarteto son el bajista Bruno Giacobbe (15), Nahuel Troncoso (15) en la guitarra y Tomás Villarreal (16)a cargo de la batería, todos en plena etapa de colegio secundario y en plena construcción de su identidad como banda.
Y un primer paso clave en esa búsqueda será el sábado, cuando Resistencia haga su debut en público con un recital en el marco de la Feria de Emprende-dores que se hará en el terreno de las vías del ferrocarril, en 1° de Mayo y Raúl B. Díaz.
"Estamos con todas las ganas, ensayando mucho porque vamos a tener la oportunidad de hacer diez canciones. Vamos a tocar cinco temas nuestros y cinco covers de algunos grupos como Hermética, Megadeth y 2 Minutos", revelaron.
¿Cómo ven la movida para las nuevas bandas, hay lugar o se hace complicado?
"Es medio difícil. Hay grupos que están muy arriba como Mensaje de Unión, Badness Hell y Zalbatage, que ya tienen mucha trayectoria y un lugar ganado. Para los que venimos de atrás es duro hacerse un espacio, pero bueno, hay que ponerle garra y ganas porque a todos alguna vez les tocó pasar por el mismo lugar", analizó Diego.El show del sábado (que se hará entre las 17 y las 20 y como parte de una programación que incluye a otras bandas)seguramente será una chance para comenzar a acomodarse en el mapa metalero de la ciudad. Más allá del resultado, la Resistencia está asegurada.
Ailén Guillén: "Hay que soñar en grande"
Una de las disciplinas deportivas más elegidas por las chicas -y también algunos chicos- de la provincia es la gimnasia artística. Los clubes y centros deportivos se llenan cada año de niñas y adolescentes con ganas de desarrollar destrezas físicas con gracia y precisión. Y Ailén Guillén fue una más que eligió ese camino que hoy, varios años después, la encuentra en un lugar inesperado y único.
"Lo que hago es cheerleading, que en nuestro país es porrismo y animación. Se trata de realizar una coreografia que dura aproximadamente tres minutos y en la cual se realizan pirámides humanas, elevaciones, lanzadas, saltos, destrezas y pasos de baile", contó Ailén, quien a los 20 años estudia Educación Física en Córdoba y cada vez que encuentra un hueco, se hace una escapada a Santa Rosa para reencontrarse con su familia y amigos.
Cuando se habla de cheerleading es más fácil identificarlo con las porristas, esos grupos que salen a la cancha en partidos de básquet o fútbol americano y en pocos segundos despliegan un espectáculo de color y movimientos impactantes.
El deporte surgió en Estados Unidos y allí, al igual que en Canadá y otros países, es muy popular. Desde 2006 se practica en la Argentina y hace unas semanas un grupo de 15 jóvenes, entre ellos Ailén, participó en el Mundial de la disciplina, en Orlando.
"Desde chiquita fui muy inquieta. Según cuentan en mi casa no me podían hacer quedar quieta ni un segundo, así que mis papás me llevaron a hacer una actividad y caí en gimnasia artística cuando tenía 4 años. Yo creo que el primer día me enamoré de ese deporte, y desde ese momento hasta que terminé el colegio y me fui a estudiar a Córdoba, lo practiqué siempre con la misma pasión y amor", aseguró Ailén.
De sus años en la ciudad, cuando iba a las clases en el club All Boys, le quedó algo mucho más importante que una simple pasión deportiva.
"Lo que hizo que nunca me haya cansado de este deporte es que siempre hay algo más para aprender, nunca tenés un límite. Esa sensación de miedo, de adrenalina para aprender algo nuevo, no la encontré en ninguna otra disciplina y una vez que el ejercicio sale es la mayor satisfacción. Pero también aprendí valores, entendí que no es un deporte individual, se construye con compañeras y entrenadores", señaló.
A principios del año pasado, Ailén comenzó a dar clases de gimnasia artística a niños de 4 y 5 años en el club Instituto de Córdoba. Luego llegaban las cheerleaders y a ella le llamó la atención, por eso la invitación no tardó en llegar.
"Como sabían que era gimnasta me invitaron a entrenar con el equipo federado y un día me animé y empecé. Paralelamente a eso, hice un curso de entrenador de cheerleading. Cada vez me cautivaba más, y casi sin darme cuenta estaba como profe en el grupo inicial, y entrenando en el equipo. La verdad, es un deporte hermoso", aseguró.
El conjunto cordobés se clasificó para el Mundial en un torneo que se realizó en Buenos Aires y a principios de mayo estuvo en una competencia que reunió a 39 delegaciones de 15 países. Viajaron diez chicas y cinco varones.
"Como cualquier deportista creo que un Mundial es un sueño, lucir los colores de nuestro país es un orgullo y lo deseé durante todos mis años de deportista, y cuando menos me lo imaginé se me cruzó por delante. Es difícil de explicar lo que se siente. En la competencia era una sensación de satisfacción, de orgullo, de adrenalina extrema, me olvidé de todo en ese momento, solo disfruté. Sentir la gente que nos alentaba y gritaba ¡Argentina!, no tiene nombre. La verdad que fue uno de los momentos de mayor felicidad en mi vida; ni bien terminamos de competir todos nos abrazamos y no parábamos de llorar", se emociona Ailén.
El equipo albiceleste terminó en un muy meritorio undécimo puesto y recibió elogios de los especialistas. La delegación se alojó en los hoteles de Disney y en los últimos días aprovecharon para pasear por Miami.
¿Creés que esta especialidad puede llegar a la provincia?
"Cada vez que voy a Santa Rosa le cuento a todo el mundo sobre el cheerleading y a todos les interesa. De hecho algunas de las chicas que vienen a estudiar a Córdoba tienen pensado empezar. La idea es que se difunda para que pronto tengamos competencia en todas las provincias. Hay planes de ir a Santa Rosa a realizar un campus. Predisposición sobra, solo hay que organizarlo".
La disciplina está en constante crecimiento y prueba de ello es la posibilidad concreta de convertirse en deporte olímpico, un salto más que Ailén se permite imaginar.
"Sin duda que asistir a un Juego Olímpico sería algo increíble, pero por el momento estamos tratando de difundirlo en todo el país. En mi caso estoy tratando de empaparme cada vez más de conocimientos para que algún día, quién sabe, seamos nosotros los que llevemos a nuestras alumnas a una cita olímpica. Hay que soñar en grande, eso me dijeron un día, y después de haber ido a un Mundial, creo que si algo se desea con todo el corazón y luchás para conseguirlo, nada es imposible".
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