Martes 09 de abril 2024

Agustina Biscayart Abram una bailarina con convicciones

Redacción 18/10/2017 - 14.59.hs

Agustina Biscayart Abram fue alumna becaria del Colón y hoy está en el taller de danza del teatro General San Martín. Estuvo becada en Canadá y sueña con vincularse al cine a través del baile.
De lunes a viernes va al taller de danza contemporánea del teatro General San Martín, de 8.30 a 12.30. Por la tarde suele tomar clases en estudios privados y los sábados la clase es de 10 de la mañana a 4 de la tarde. Ya lleva casi la mitad de su vida dedicada a danzar y su proyección apunta solo a eso: ser una profesional que desarrolle sus propios proyectos.
Agustina Biscayart Abram tiene 19 años. Dejó Santa Rosa para instalarse en la ciudad de Buenos Aires y cumple el sueño de decenas de chicas pampeanas que se despiertan cada mañana con la ilusión de dedicarse a lo que aman: bailar.
"Empecé a los 11 años en el estudio de Inés Mazzone y a los 13 seguí con Luciana Gómez Arzani hasta que terminé el secundario y me vine a Buenos Aires con el objetivo de empezar mi carrera profesional en la danza de manera más seria e intensiva. Cursé en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón como alumna becaria y en febrero de este año hice la audición para entrar al Taller de Danza Contemporánea del teatro San Martín del cual soy alumna regular actualmente", resumió Agustina en una pausa de su rutina.
Su dedicación, profesionalismo y condiciones le permitieron tener una chance única: hasta hace unas semanas estuvo en Vancouver, Canadá, para un curso con uno de los mejores coreógrafos en el mundo de la danza.
"En febrero de este año vino Lesley Telford, una exbailarina del Netherlands Dans Theater, un teatro muy importante de La Haya, Holanda, para dar un seminario del repertorio de Jiri Kilyan, un maestro de la danza que sin lugar a dudas es mi inspiración. Cuando vi que la Fundación Seminar había abierto las inscripciones para el curso, no lo dudé ni un segundo. Lo que me pasaba viendo por Youtube de pronto lo tenía a pocas cuadras de casa".
Agustina se sumó a otro curso de Oscar Araiz, reconocido coréografo argentino, y se enfocó de tal manera en la actividad que fue elegida para un concurso organizado por la Fundación Seminar.
"Siempre había querido hacer un curso en el exterior porque me gusta mucho cómo y qué se trabaja afuera. Pensé que no tenía que dejar pasar la oportunidad", explicó. La joven pampeana habló con Telford, tuvo el apoyo de Seminar y obtuvo la recomendación (con una beca) para Arts Umbrella, una escuela de Vancouver.
"El curso duró tres semanas, fue muy intensivo. Empezábamos a las 9 de la mañana y terminábamos a las 18. Tuvimos clases con bailarines y bailarinas de compañías de Canadá, Holanda, Israel y Estados Unidos, siempre con un estilo o técnica diferente. La jornada empezaba siempre con una clase de ballet clásico y después danza moderna, repertorio, gaga y performance. Fue realmente increíble, es admirable el profesionalismo con el que se trabaja", resaltó.
El perfil de Agustina no deja lugar a dudas: lucha por sus convicciones. Y así lo hizo saber hace dos años, cuando estaba en el colegio Ricardo Nervi y puso la voz y el cuerpo para oponerse a los concursos de belleza en los que se eligen reinas adolescentes (en los últimos dos años no se realizó el Baile Provincial de la Primavera que se hacía tradicionalmente en el club Estudiantes).
"Tengo entendido que el baile ya no se hace por un recorte del presupuesto, y aun cuando me parece el único aspecto positivo de esta medida, creo que fue un tema que quizá no se trató con la profundidad que se debe, todo quedó como un hecho mediático que desvirtuaba el foco de lo que originalmente se había planteado", dijo Agustina.
"No sé -añadió desde su postura- si este tipo de debates se siguen planteando en las escuelas pero puedo decir que, aun cuando la Fiesta del Estudiante ya no se realiza y es algo constructivo, cada vez que hay un caso de violencia machista queda claro que se sigue caminando hacia atrás y que se construye desde un aparente avance social que en realidad no está sucediendo. El problema es siempre el mismo pero revestido de otra forma, y se aborda desde un compromiso que no es verdadero ni creíble".
La lucha también la llevó a involucrarse en los reclamos masivos por una Ley Nacional de Danza, por eso cada paso que da en su carrera profesional lo hace cargado de compromiso y convicción.
"Siempre es bueno tener un interés que te lleve cada vez a lugares más profundos y diferentes, volverse inagotablemente sensible y no quedarse solo en la forma o en la técnica. Es ahí cuando se ve la diferencia entre artistas que están más comprometidos, presentes y que tienen convicciones y creen en lo que están haciendo. Es muy importante en la danza pero también en el arte en general, mantener vivo el deseo".
¿A qué aspirás como bailarina?
"Aspiro a tener mejor técnica y apropiación de mi cuerpo y movimiento. Hay muchas compañías en el exterior en las que me gustaría trabajar pero soy consciente de que todavía tengo que trabajar mucho para estar a la altura. Me gusta mucho la idea de dirigir y bailar mis propias cosas. Por lo general tengo ideas muy cinematográficas y, aunque no he concretado ninguna, me gustaría en algún momento conocer un poco más sobre cine para trabajar sobre videodanza, aunque por el momento estoy en proceso de formación. Prefiero hacer pocas cosas pero que sean buenas y no mucho atropelladamente. De esas cosas ya hay demasiado hoy en día".

 

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