Lunes 29 de abril 2024

Un escape al disfrute

Redacción 06/04/2024 - 01.08.hs

Justo en el límite con La Adela, la bodega “Trina” ofrece el ciclo completo para deleitarse con el mundo del vino: en medio de los viñedos y sobre la costa del río Colorado se levantan un hermoso restaurante y las suites de alojamiento. Un lugar ideal para relajarse y disfrutar.

 

“Más allá de nuestra propuesta integral creo que está bueno transmitir la posibilidad de cercanía que tenemos, sea para Santa Rosa, General Pico u otras ciudades de la provincia porque en poco más de dos horas en auto podés estar en un ambiente completamente diferente, a la vera del río, en un entorno de naturaleza pura, con nuestros viñedos y con la posibilidad de probar una gastronomía de calidad junto al confort del alojamiento”, remarca Ezequiel al describir el mejor objetivo que puede alcanzar una escapada turística: relajarse y disfrutar.

 

Y esa posibilidad es la que ofrece ‘Bodega Trina’, la única de la Patagonia que tiene un ciclo completo de vinos, hospedaje y restaurante y que se ubica en la comarca en la que conviven Río Colorado (en Río Negro) y La Adela (en nuestra provincia), un enclave que supo ser un polo vitivinícola y que luego de décadas de abandono se convirtió en un oasis verde y rodeado de uvas de la mano de Ezequiel Numiec (50 años) y su familia.

 

“Ofrecemos una experiencia enológica, nuestro concepto es que la gente venga a espiar lo que hacemos respecto a la elaboración del vino. Somos una bodega chica y ésa es nuestra idea, trabajamos mucho con las ciudades satélites, que están cerca, y desde Santa Rosa por ejemplo vienen en grupos de amigas, de amigos, en pareja, familias. Y es importante esa cercanía porque el viaje no te demanda más que un termo de mate y de charla y en un rato estás en este entorno ciento por ciento natural”, describe Ezequiel sentado en la parte exterior del hermoso restaurante a la vera del Colorado y a pocos metros de las suites que representan nidos de horneros, ubicadas al borde del río con grandes ventanales de cara al paisaje y con un espacio vidriado en el techo para observar las noches estrelladas en una postal soñada.

 

Esos son algunos de los muchos atractivos de ‘Trina’, cuyo número de contacto para reservas y mayor información es el 2931-411915. También en Instagram, en Facebook y en bodegatrina.com.ar se pueden conocer detalles de un emprendimiento que obtuvo la certificación de calidad turística.

 

“El proyecto era algo que fui soñando mucho tiempo pero que finalmente cristalicé cuando me di cuenta que quería cambiar mi forma de vida. A mi hijo mayor, Mateo (es enólogo), lo veía muy poco tiempo cuando él era chico porque me la pasaba viajando y pendiente del trabajo. Hoy quiero disfrutar de cada paso de mi pequeña hija Juana y por eso fue una decisión que tomamos con mi compañera Paula, porque por supuesto que todo esto no se puede hacer sin el acompañamiento familiar, entonces así lo sentimos y así lo queremos transmitir con todo nuestro equipo de trabajo”, subraya Naumiec, licenciado en Comercio Exterior y que comenzó en la vitivinicultura desde el sector comercial. Durante años trabajó en los mercados exteriores promocionando varias bodegas de Mendoza y de San Juan mientras de a poco iba creciendo el germen de su lugar en el mundo. Hasta que en 2020 esa semilla floreció en Trina, un nombre elegido en tributo a la esencia del lugar: el trinar de los pájaros y la comunión entre ellos y los viñedos.

 

“La gente de Santa Rosa y de La Pampa en general tiene un paladar exigente, están acostumbrados a las mejores carnes y a buenos vinos, a comer bien; entonces esa exigencia nos gusta, nos desafía. Todos nuestros productos son de huertas orgánicas que buscamos aquí en la comarca, porque no diferenciamos si es La Adela o Río Colorado, es lo mismo y así se vive acá. Para el mundo del vino estar de un lado u otro es lo mismo, es ese espíritu de camaradería de los bodegueros de la Patagonia y eso es lo que encontré en los pampeanos también. Es una industria que en la provincia va a explotar, no tengo dudas”, afirma Ezequiel.

 

Desconexión.

 

Un desayuno y merienda con distintas delicias junto a la posibilidad de almorzar y cenar con carnes asadas a la llama, verduras ciento por ciento orgánicas y todo acompañado por la excelente calidad de los vinos de la bodega. En ‘Trina’ también hacen eventos especiales, cenas de seis pasos, degustaciones. Las posibilidades son infinitas porque el marco natural es el ideal, la infraestructura está pensada en cada detalle y la atención y la calidad cumplen todas las exigencias.

 

Y a la enología, la naturaleza, la gastronomía y el descanso se agregan las actividades que propone Paula, psicóloga y especializada en mindfulness. Allí, en el encanto de la bodega, brinda talleres de meditación, una herramienta que apunta al bienestar. Un condimento más para viajar hasta la vera del río y desconectarse de la vorágine diaria.

 

“Un objetivo que nos planteamos es que cada huésped pueda sentirse parte del engranaje natural de la elaboración de vinos, y en ese sentido no apuramos ningún paso. Somos una bodega chica y nuestra prioridad es la calidad de lo que producimos. Hoy vendemos a algunos restaurantes de Bariloche y a otras zonas del sur pero lo nuestro es la venta directa. Y no pensamos tanto a largo plazo porque queremos estar tranquilos y disfrutar de todo este cambio que hemos hecho como familia. Y alrededor de eso es que Trina va a avanzando con sus tiempos y en sus metas”, explica Ezequiel mientras ofrece probar un Malbec delicioso directamente servido desde el tanque donde se almacena, en uno de los pasos de su ciclo. Y es que las botellas de ese varietal se llenarán recién dentro de dos años.

 

Esplendor.

 

La familia adquirió las tierras en 2013. El panorama de abandono era total en unas 17 hectáreas donde habían llegado a funcionar (hace más de cien años) 17 bodegas. Pero desarrollaron el proyecto, en 2018 Naumiec renunció a su trabajo y se dedicó de lleno a Trina, cuya forma arquitectónica es el ala de un pájaro reposando sobre la costa del río. En 2020 abrieron las puertas y llegó la pandemia, pero el vuelo del emprendimiento nunca se detuvo.

 

“Hay varias cosas para hacer porque en La Adela se ofrecen los kayacks de Kumelen Co, también hay un grupo que hace trekking, y hay gente en Río Colorado que tienen huertas orgánicas y granjas así que todas esas actividades nosotros también las promocionamos porque la idea es ayudarnos entre todos”, subraya Ezequiel justo cuando el esplendor del atardecer se despliega sobre el río y las bardas, se cuela entre los viñedos y en toda la estructura que ofrece Trina. Un verdadero disfrute para los sentidos.

 

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