Sabado 11 de mayo 2024

Alejandro Maidana, cultor de una disciplina que será olímpica en París 2024

Redacción 21/08/2022 - 00.27.hs

Habrá que acostumbrarse. La danza no es solamente la clásica, el folklore, el tango o el cuarteto. Hay que adaptarse a lo que viene, y en este punto hay otros géneros que comienzan a ganar su espacio.

 

MARIO VEGA

 

Piruetas sobre una mano -o brevemente utilizando ambas-, alguna parte del cuerpo que apenas si roza el piso mientras el resto de la humanidad se mueve en contorsiones ejecutadas al compás de la música conforman un combo que llama la atención. Es una simbiosis de destreza que deja al observador absorto. Y no puede ser de otra manera...

 

Es la siesta de un día luminoso en Santa Rosa, y en la soledad de la estación de trenes que ya no llegan, un joven transpira dedicado afanosamente al baile... una danza que no tiene que ver ni con nuestra cultura folklórica, ni con el tango, ni la querida cumbia que nos llegó hace tantos años del Caribe. Y mucho menos tiene que ver con el cuarteto cordobés que nadie deja de bailar, aunque no sepa bailar.

 

Lo que hacía el pibe en la estación era otra cosa... break dance... "¡Qué es!", podrá decir sorprendido alguien mayor... aunque lo habrá visto tal vez en alguna película que tuviera como escenario el Bronx Neoyorquino.

 

Curiosidad de periodista.

 

En ese momento caminaba mis 50 minutos diarios, o un poco más, porque dicen los que dicen saber que es bueno para la mente y el cuerpo -para desprenderse del stress cotidiano, argumentan-, y lo cierto es que muchas veces elijo las calles del centro para no aburrirme y que pasen los minutos, y así me distraigo mirando la gente... y la ciudad. Desdeñando otros paseos como podrían ser el parque recreativo Don Tomás o algún otro sitio más descampado.

 

Y suele pasar que en esas caminatas uno se encuentra con algunos cambios urbanos que pueden llamarle la atención, o con personas que inesperadamente pueden dar lugar para una nota. Porque sí, los que hacemos periodismo (sin alardear o pretender que es un sacerdocio o alguna otra calificación que se utiliza para hacer creer que estamos siempre atentos a nuestro trabajo) somos generalmente curiosos. Vamos como escudriñándolo todo, deteniéndonos en algo que nos pueda llamar la atención, por si acaso surgiera algún motivo de nota.

 

No habitual.

 

Cabe admitir que la presencia de ese tipo de bailarines no es habitual en Santa Rosa (y supongo pasa lo mismo en otras localidades de la provincia). Porque ciertamente no estamos acostumbrados a ver que en las esquinas, o en todas las plazas que haya pibes ocupados en ese ritual de bailar una danza que no nos resulta tan conocida. Salvo por alguna serie o película en que podamos haberlo visto.

 

Digo que no es frecuente o fácil de reconocer, al menos para los que leen un diario; que hay que admitir no son precisamente los jóvenes, que mayoritariamente constituyen la franja de los que se vuelcan a aquella práctica.

 

Para el aplauso.

 

Pero en esas caminatas a que hago referencia, de pasada, he visto en algún atardecer unos chicos ensayando piruetas y acrobacias en el hall de entrada de la Universidad, frente a la plaza. Sí, bailando break dance (ahora me desayuno que era eso). Pero esta vez, en la estación que ya no recibe trenes sí que me quedé un buen rato... es que el muchacho -que no era otro que Alejandro Maidana- me pareció un talento usando su cuerpo con tanta habilidad que, de verdad, merecía el aplauso.

 

No lo aplaudí aunque tuve ganas... pero algo le dije: "Sos un fenómeno pibe...". Él sólo sonrió y agradeció.

 

Le pregunté si tendría problemas en que le hiciéramos algunas fotos para el diario, y charlar un ratito, y no tuvo problemas.

 

Del Santa María de Las Pampas.

 

"Me llamo Alejandro Maidana (25) y soy nacido aquí, en Santa Rosa. Tengo un hijito que tiene 5 años y se llama Aukan Bernal. Con su mamá estoy separado... y desde hace un año de novio con Ariana Belén Acosta", precisa.

 

Y sigue contando: "Mi mamá se llama Beatriz Tabares, y por mucho tiempo ha trabajado de empleada doméstica, aunque no en este momento. Mi papá, lamentablemente, falleció hace más de 10 años y se llamaba Raúl Norberto Maidana". Alejandro señala que vive en el barrio Santa María de Las Pampas, que tiene cuatro hermanos de parte de su madre y otros tres por parte de su papá.

 

Hizo la escuela primaria, y hoy en día está haciendo el secundario a distancia en el Colegio Ayax Guiñazú, "porque tengo que trabajar", argumenta.

 

Desde hace tres meses "conseguí laburo en 'Lomos Beto', como cocinero, y la verdad es que es un trabajo que me gusta...", agrega.

 

El break dance.

 

Alejandro explica que "hace más o menos 10 años" que empezó con esta actividad. "Creo que era julio de 2012... y fue porque uno de mis hermanos, junto con un amigo de nuestra misma cuadra en el barrio Santa María de Las Pampas hacían parkour en la plaza, y ahí conocieron a unos chicos que bailaban break dance. Ese fue el primer contacto con esto", señala.

 

Y sí, obviamente que cabe también preguntarse qué es el parkour -las personas mayores no lo tenemos muy registrado-, y la respuesta es que es un deporte de origen francés. Su característica es que es una actividad en la que hay que superar todos los obstáculos presentes en un recorrido, y eso da lugar a que la capacidad motriz sea una de las claves de esta disciplina. Se trepan muros, se saltan vallas, se pasa por terrenos fangosos e intrincados... sin dudas una actividad muy dura, y un entrenamiento que pareciera tener mucho que ver con un adiestramiento militar.

 

Inicios en el break dance.

 

Cuenta que "al tiempo empecé a ir con ellos, porque siempre practicaban en el octágono de la plaza San Martín o afuera de la Universidad, donde vos decís que nos viste alguna vez... desde entonces practico y me gusta mucho. Fueron pasando los años, y en ese tiempo anduvimos por distintos lugares, actuamos en salones de Santa Rosa... y bueno, hoy mismo soy profesor de break dance. Doy clases en una comunitaria del MTE (Movimiento Trabajadores Excluidos), y así las cosas ya llevo diez años bailando", completa.

 

Un virtuoso.

 

"¿Si antes de esto hice algún deporte? La verdad que no...", responde cuando le pregunto. Y agrega: "Si tengo que hablar sobre qué me atrae de esto tengo que admitir que me ayuda, y mucho, en mi estado de ánimo, me da cierta fortaleza", sostiene Alejandro. Y cabe admitir que bailar break dance como él lo hace, da como para pensar que si se puede demostrar tanto virtuosismo en una disciplina es porque esa persona también está capacitada para otras cosas, que puede con otros desafíos. De esos que la vida nos pone todo el tiempo en el camino. Eso me parece.

 

Un solitario.

 

Alejandro Maidana señala que "ahora mismo no estoy en ningún grupo, y diría que soy más vale solitario... En este momento de mi vida hay momentos en que me agarra la inspiración y me voy a bailar a la estación de trenes, o a veces también voy al Parque Recreativo Don Tomás; y los fines de semana afuera del colegio ahí en la calle 9 de julio... En esto me parece que lo principal es la constancia, y cuando más años de entrenamiento tengas, lo hagas seguido o no tanto en la semana, se puede ir avanzando...", opinó.

 

El joven confió que el break dance le permitió "conocer muchas personas", e incluso presentarse en otros escenarios donde se compite. "Una vez nos fuimos a dedo con una amiga a un evento que se llama 'hit tha beat', en San Juan, y lo disfrutamos mucho. Otra vez lo mismo, pero en Trenque Lauquen, y también en General Pico... se está armando una linda movida", comenta.

 

"Creo que lo hago bien".

 

"No sé qué decirte...", duda cuando le pregunto si se considera bueno en lo que hace. Un poco casi se sonroja y acepta que "sí. No es que me la creo, pero me parece que lo hago bien... aunque es obvio que practicando siempre se puede mejorar", argumenta.

 

Después dijo que conoce "más gente que baila en Santa Rosa. Por ahí no sé si lo hacen tan seguido, pero que saben bailar seguro que sí...",

 

En su caso obviamente tiene que adaptar sus entrenamientos a sus tareas cotidianas. "Me ha tocado trabajar de cadete, también de ayudante de cocina en el Hotel Mercure, pero cuando fue necesario hice pintura y albañilería".

 

Lo que se necesita.

 

El muchacho explica que para bailar break dance se necesita una condición física notable; y viéndolo moverse al compás de la música se me ocurre que tiene que ser muy especial... Supongo, sin conocer ni medio de este baile, que se podrá empezar a una determinada edad -en la infancia y en la adolescencia, tal vez-, pero que es una disciplina que con seguridad no sería conveniente para quienes tenemos algunos años.

 

Alejandro sostiene que "hay en algunos países que los chicos empiezan a los 4 ó 5 años y bailan en un nivel avanzado... e incluso hay gente de cierta edad que también lo hace haciendo menos piruetas, claro. Pero sí, se puede", completa.

 

Sonríe cuando dice que su pequeño, Aukan que tiene cinco, "a veces lo intenta a mi lado...", y muestra alguna foto que lo atestigua.

 

Estado físico.

 

Igual yo pienso que no cualquiera... entiendo que es tal el esfuerzo, las contorsiones que se hacen, y la fuerza que debe complementar tanta habilidad, que unos pocos privilegiados serían los capacitados para llevar adelante ese baile.

 

"Sí, hay que tener estado físico, salir a correr, hacer ejercicios. Yo lo hago, en mi casa o en el gimnasio, y me mantengo también haciendo pesas... Sí, hay que tener entrenamientos de fuerza y resistencia para el baile", admite.

 

Manifestación novedosa.

 

Como puede verse, también entre nosotros, aquí en Santa Rosa, no es sólo entretenerse con una pelota en un baldío o en una calle cualquiera jugando a alguna otra cosa -como en los viejos buenos tiempos-, sino que además en algún barrio vamos a ver cada vez con más frecuencia este tipo de manifestaciones. Novedosas, y atractivas, cabe reconocer.

 

Dicen que el break dance es una cultura en sí misma que ya está ganando seguidores entre nuestros jóvenes, como pasa en casi todo el mundo.

 

La cita olímpica.

 

Y seguramente la cita olímpica del 2024 será un buen escenario para que trascienda aún de mayor manera, y para que los jóvenes se sumen. Como lo hizo Alejandro y, por ahora, unos pocos más por aquí... Pero se viene, ya está instalado.

 

Y por qué no pensar que lo veremos, quizás, en algunos Juegos Deportivos Pampeanos, o en alguna otra competencia que reúna a nuestra juventud. Solo es cuestión de tiempo... Sí, el break dance ya está entre nosotros.

 

Competencia aprobada.

 

Será cuestión de ir acostumbrándonos a verlo, más que como un baile callejero como un deporte. ¿Por qué? Porque el Comité Olímpico Internacional ha dispuesto que cuando se realicen los Juegos en París 2024, la disciplina será una más de la competencia que naciera en Grecia. Se tiene constancia de su existencia desde el año 776 a.C. Nacieron en la ciudad de Olimpia, de ahí su nombre.

 

Los Juegos Olímpicos de la era moderna fueron concebidos por el barón Pierre de Coubertin y se gestan en 1894 en la Universidad de la Sorbona en París. Allí el francés llama a universalizar el deporte bajo el lema: "citius, altius, fortius" ("más rápido, más alto, más fuerte"). Con el paso de las distintas ediciones se fueron incorporando disciplinas, y ahora le llegó el turno al break dance, que cabe decir no todos conocen a pies juntillas.

 

El break dance o el Bboying, es una danza social que forma parte de la cultura del hip hop, junto con el grafiti, rap y djing. Se originaron en las comunidades de los barrios neoyorquinos como Bronx y Brooklyn, en Estados Unidos, en la década de 1960.

 

Lo que sí se puede decir es que es un baile callejero dinámico y acrobático. Los que saben de qué se trata expresan que lo ejecutan los llamados B-Boys y B-Girls; y que forma parte de uno de los cuatro elementos de la cultura hip-hop, junto con el movimiento DJ, el MC/rap y el grafiti. Los bailarines de break tienen como zona principal de baile el suelo.

 

Fue tan evidente su difusión que se ha dispuesto que estará presente como disciplina en los Juegos Olímpicos de París en 2024. Es una decisión del COI con la intención de rejuvenecer sus audiencias y captar al público urbano. Lo cierto es nos vamos a acostumbrar a verlo con más habitualidad.

 

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