Viernes 10 de mayo 2024

Inmoralidad y excesos

Redacción 07/01/2023 - 00.47.hs

Desde una óptica neutral, desprovista de partidismos o ideologías, hay que reconocer que las acciones previas a la instauración del neoliberalismo en la Argentina han sido de una planificación con objetivos y detalles, desde el entramado que le permitió zafar al grupo Socma de la acusación de contrabando de automóviles y el negociado de las cloacas de Morón hasta el primer escalón efectivo, que fue el acceso de Mauricio Macri a la presidencia del club más popular de la Argentina.

 

Considerados a grandes rasgos esos logros alcanzados por el neoliberalismo nacional, difícilmente pueda creerse que son casuales. Basta mirar con atención los acontecimientos de los últimos años para advertirlo, comenzando con las acciones contra el gobierno nacional cuando la pandemia, que fueron desde descalificar la vacuna por su origen ruso hasta atribuirle efectos ideológicos.

 

Esa idea que ve logros nada azarosos también está evidenciada por el largo y reciente proceso que involucró al seleccionado nacional de fútbol, al que los medios de difusión aliados del macrismo denigraron en todo lo posible en busca de un mal humor colectivo que, en un país como el nuestro donde el fútbol es todo un símbolo, ayudaría en mucho en las elecciones venideras.

 

Claro que con la obtención del título mundial les salió el tiro por la culata, ya que fue imposible cambiar la euforia de millones de personas en un festejo en el que, para más, no hubo sucesos de gravedad. La crítica de los presuntamente neutrales comentaristas político-deportivos se derrumbó.

 

Debieron apelar a otro tipo de trabas que apuntaran a dificultar la labor del gobierno, especialmente con vistas a este crucial 2023. La falta de quórum en el Parlamento fue una, la ratificación de los mayores fondos a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, otra.

 

Sin embargo, las -digamos- circunstancias le depararon a la oposición muy fuertes golpes, tan fuertes que por allí hasta asoma una pequeña sospecha si no se trataría de ases que el gobierno tenía en la manga para usarlos oportunamente. El desde todo punto de vista vergonzoso viaje de funcionarios y empresarios al enclave fronterizo extranjero (léase Lago Escondido) a través de innegables chats, que se pretendieron desmentir con una torpeza risible, fue el primero, para peor en medio de una feroz disputa por las candidaturas en el seno de PRO.

 

Otro sacudón estuvo en la actuación del incalificable diputado Milman y su batallón de asesores que no asesoran y mezclan rubros... al menos en el aspecto laboral. Como el pez que muere por la boca, el propio Milman estuvo, y está, en muy comprometida posición por su previsión anticipada del atentado a la vicepresidenta.

 

Y aunque es muy grande la capacidad de reacción de la fuerza opositora, con enorme ayuda del empresariado y la mayoría del periodismo, el último de esos golpes -para usar términos boxísticos pero elocuentes- la puso "grogui". Y no es para menos. La inmoralidad y exceso de confianza en sus comunicaciones reveló sin lugar a dudas los más que vergonzosos negociados de Marcelo D'Alessandro, ministro de Seguridad en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en un contubernio con empresarios beneficiados en concesiones increíbles y beneficiosas, con jugosos sobres en dólares con destinatarios indudables. Tanto fue así que el propio Jefe de Gobierno de la ciudad debió desprenderse de él, buscando la forma menos escandalosa posible: una licencia para que preparara su defensa contra las acusaciones. De todas maneras, para os ciudadanos porteños quedó en evidencia adónde van a parar los dineros de los frecuentes aumentos.

 

Así, por obra de la casualidad, o no tanto, el Gobierno Nacional parece salir del marasmo que se le reprochaba y darle vigencia a la justa frase de "donde las dan, las toman".

 

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