Lunes 15 de abril 2024

¡Llegó el circo!

Redacción 06/07/2011 - 04.22.hs
¿Te imaginás cómo es la vida de los payasos, acróbatas y magos que vemos en el circo?
¿Qué hacen cuando no actúan? ¿Los chicos del circo van a la escuela?
Cuando vi que un circo había llegado a mi ciudad, no pude pensar en otra cosa más que en ir a ver una función.
El primer día que abrió, fuimos con mi familia. Hicimos una larga fila frente a la boletería... tan larga que me dio tiempo para observar cada uno de los detalles del circo. Alrededor de la gigantesca carpa había muchas casillas: unas pequeñas, otras muy grandes, algunas con toldos multicolores, bicicletas, autos. Le pregunté a mamá por qué había tantas cosas y, mientras esperábamos, ella me contó:
- El circo es como una pequeña ciudad. Pero la gente no vive en un barrio como nosotros. La gran diferencia es que sus casas tienen ruedas así pueden llevar la magia del circo a pequeños pueblos o grandes ciudades. En cada casilla vive una familia. Y los integrantes de cada familia son acróbatas, magos, payasos, malabaristas, vendedores de pochoclos, acomodadores... para cada uno hay un trabajo.
-¡Qué trabajo más divertido!- exclamé.
-Ellos cambian todo el tiempo de ciudad y cada vez que lo hacen tienen que buscar una escuela para los niños, un nuevo supermercado para comprar alimentos, tienen que averiguar dónde hay un hospital por si alguien se enferma. Aunque a nosotros nos diviertan con su espectáculo, para ellos es su trabajo. Y aunque les guste mucho, a veces es sacrificado actuar hasta dos o tres veces por día, ensayar y hacerse un tiempo libre para otras cosas que les gustan.
-¡Tenés razón! -respondí- Entonces las cosas no son tan simples como creía. Los chicos no pueden tener amigos en el cole como yo, ni tampoco la misma seño, ni el mismo libro de lectura... ¿Cómo hacen?
-Cuando llegan a una ciudad, van a la escuela que más cerca se encuentra del circo durante el tiempo que se queden en cada lugar.
Casi sin darme cuenta llegamos a la ventanilla y mientras mamá compraba las entradas yo no podía parar de mirar, pensar y disfrutar. ¡La función estaba por comenzar!

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