Aulas vigiladas
El 27 de octubre de 1977, el ministro de Cultura y Educación de la Nación, Juan José Catalán, determinaba, por resolución 538, la distribución, en todos los establecimientos educativos del país, del folleto titulado "Subversión en el ámbito educativo (Conozcamos a nuestro enemigo)". Delegaba en los directivos la responsabilidad de su difusión entre los docentes, administrativos y en la medida que lo permitiesen "las características de los diferentes niveles de la enseñanza", entre los educandos, los supervisores deberían controlar "el cumplimiento de lo dispuesto".
En los considerandos se enunciaba que el propósito fundamental era la "erradicación de la subversión en todas sus formas" en nombre "de la moral cristiana, de la tradición nacional y de la dignidad del ser argentino".
Formador.
Este folleto que ahora analizaré, estuvo en manos de los docentes y ayudó a formar docentes, invadió jardines de infantes, escuelas, colegios y universidades. Fue de amplia circulación. No se entiende por qué no se recuerda demasiado en el presente, a pesar de que numerosos trabajos de investigación lo enuncian. Lo peor, presumo, es que en muchos casos continúa actuando en las conciencias y las prácticas cotidianas de la vida escolar.
Está organizado en cuatro capítulos y un anexo. El capítulo primero se refiere al comunismo, la guerra, la agresión marxista internacional y la subversión. Destaco que respecto de la "agresión marxista internacional" se dice que se apoya "en una permanente, intensa, vasta y profunda Acción Sicológica a través de la educación, la cultura, los medios de comunicación social, etc". Veamos que en este texto, como en todos los orientados a lo que ellos llamaron guerra antisubversiva, la agresión marxista siempre es internacional, en oposición al territorio que ellos definen como propio: lo nacional, lo occidental, lo cristiano. Es significativo cómo en este documento se centra la mirada en la educación, la cultura y los medios de comunicación social. Lo es, en particular, si recordamos la censura absoluta que se impuso en los medios y en la edición de libros, las grandes quemas de libros que se realizaron, la Operación Claridad implementada en todo el sistema educativo entre 1976 y 1977, que trajo como consecuencia despidos masivos, secuestros, detenciones, impedimento liso llano para ser estudiante o docente.
Guerrilla.
La magnitud genocida se pone en evidencia cuando se habla de lo que suponen quieren hacer los otros, los enemigos marxistas: "destrucción de las estructuras de nuestro sistema de vida", "socavar los cimientos de nuestras instituciones y destruir nuestros valores con mayor o menor grado de recurrencia a la lucha armada". Aquí se comienza a develar lo que no dicen explícitamente, aunque lo dejan entrever páginas más adelante, en el capítulo II: ya no hay guerrilla, o si existe está dispersa. Del PRT se dice que está desgastado, que tiene "incapacidad para ejecutar acciones de envergadura" y "que sus acciones armadas han disminuido sensiblemente"; de Montoneros se realiza afirmaciones semejantes: "en este momento está sufriendo una profunda recesión en sus filas".
A lo largo de todo el documento las organizaciones revolucionarias van a ser llamadas "Bandas de Delincuentes Subversivos Marxistas" (BDSM); y se va a hablar de la "delincuencia subversiva" urbana y rural. En el capítulo II se hace una breve historia del PRT-ERP, Montoneros, y FAR y sus respectivas organizaciones de trabajo en el seno del movimiento estudiantil: Juventud Guevarista, Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y Juventud Universitaria Peronista (JUP). Así es que progresivamente vamos a terminar hablando de la educación, de los docentes, los educandos, y las concepciones pedagógicas que ellos consideran no ya disolventes sino lisa y llanamente subversivas. Como que sí lo eran para no solo el terrorismo de Estado desplegado ya desde 1976, sino para las clases dominantes de Argentina ancladas en sus jerarquías, su desigualdad, su normalidad, su silencio.
Reivindicaciones.
Al concluir el Capítulo II se enumeran las reivindicaciones subversivas de las organizaciones estudiantiles organizadas en tres secuencias que consideran ´progresivas. Algunas de ellas:
a) "Que no haya limitación para el ingreso", "Que todos puedan estudiar", "que exista autonomía universitaria"; "que se atiendan las necesidades estudiantiles"; "comedor universitario"; "aumento del presupuesto universitario".
b) "Las injusticias sociales", "Que el gobierno de las Universidades corresponde a los estudiantes o que por lo menos sea tripartito".
c) "Por el retiro de la policía de las universidades", "Por la libertad de los obreros y estudiantes presos", "Que no se realizan cursos para los que trabajan", "Repudio a la dictadura".
Si miramos estas consignas de la lucha estudiantil desde el Anexo del documento, veremos que el punto de vista adoptado es prerreformista, es decir que se está pensando como "sana" a la universidad de la oligarquía contra la que se rebelaron los estudiantes de la Reforma Universitaria de 1918, expresión latinoamericana de clases medias emergentes que se manifestaron por la autonomía, el gobierno tripartido igualitario de docentes, estudiantes y graduados, los concursos y las cátedras paralelas, la libertad de cátedra, la unidad obrero-estudiantil. Las consignas ponen en evidencia que la política universitaria que se aplica está orientada a evitar que los trabajadores asistan a las universidades, que los estudiantes tengan voz y voto, además de apresar a estudiantes y trabajadores y querer educarlos en el silencio y el miedo, en el marco de gobiernos de facto, dictatoriales y represivos. Todo, en nombre de la civilización occidental y cristiana.
Anticomunistas.
El Anexo tiene una "Sinopsis histórica del movimiento estudiantil en las universidades". Presenta a la Reforma de 1918 como una directa consecuencia de la Revolución Rusa de 1917, por lo tanto un momento de avance de la subversión en las universidades, detenido, congelado, limitado en los siguientes períodos que, según este documento, fueron "anticomunistas": 1946/1955; 1966/1969; 1974/1975; el golpe militar de 1976. No deja de registrarse el ascenso de la lucha revolucionaria, el surgimiento de una nueva izquierda desde 1968, y los efectos del Mayo francés y el Cordobazo argentino. "Las experiencias de mayo de 1968, con las revueltas obrero-estudiantiles en PARIS, crea en las izquierdas una "Nueva Conciencia revolucionaria", que es desarrollada durante la ejecución de lo que se denominó "el Cordobazo". Se señala que trajo dos consecuencias centrales: la confluencia de fuerzas obreras y estudiantiles y la unificación "en la lucha de las corrientes estudiantiles de izquierda más radicalizadas".
Actividades controladas.
Queda claro el papel de la llamada Misión Ivanissevich, ministro de Educación de la Nación del gobierno de María Estela Martínez de Perón en 1974 (Oscar Ivanissevich ya había ocupado este cargo durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón). Se destacan acciones como la del rector interventor Ottalagano en la UBA quien determina "la introducción de efectivos policiales dentro de las casas estudios para asegurar el orden". Según el documento estas medidas represivas posibilitaron el desarrollo de la actividad académica.
¿En qué consistiría la actividad académica y cuáles serían los modelos de educación que se tenía como referencia cuando se indica en detalle las diversas formas de la subversión en la pedagogía misma? Es evidente que se piensa en sujetos aislados y sumisos, dominados por una cadena jerárquica que parte de la base de que los docentes son superiores a los alumnos y alumnas, que para aprender se debe estar callado, no politizarse, no tener sensibilidad social ni solidaridad de ningún tipo ni con pares ni con otros más débiles, no organizarse ni saber cómo hacerlo, ser cristiano, capitalista, occidental, para lo cual desde pequeño se debe estar educado en la capacidad de soportar la opresión.
Nivel preescolar y primario.
Es interesante detenernos en cómo se considera que actúa la subversión en los niveles preescolar y primario: los maestros "inciden sobre las mentes de los pequeños alumnos, fomentando el desarrollo de las ideas o conductas rebeldes". Se habla de "una notoria ofensiva marxista en el área de la literatura infantil" en la que se propone que el niño debe educarse en la "libertad y la alternativa". Obsérvese que éstas últimas comillas están puestas en el documento: ellos colocan "libertad". Es subversivo enseñar a los pequeños a "no tener miedo a la libertad", dice, "que los ayuden a querer, a pelear, a afirmar su ser". Luego se sostiene que en el ciclo primario se avanza en modificar la escala de valores tradicionales, que se detallan así: familia, religión, nacionalidad, tradición.
En los niveles secundarios y terciarios, se busca que los estudiantes se conviertan en enemigos de la paz, amigos de los disturbios y fanáticos de una "ideología ajena al ser nacional". Son especialmente peligrosos, los preceptores, los docentes críticos y la bibliografía marxista. En este caso es importante recordar los libros censurados y quemados, la bibliografía expresamente prohibida, las áreas del conocimiento obturadas por el Estado Terrorista. En el documento se considera que la "libertad académica" es el escudo de los docentes marxistas para trabajar sus ideas e imponer su bibliografía. Por eso el index- índice de libros prohibidos- que se publicaba hasta en la revista Gente de la época.
Nivel universitario.
Finalmente se afirma que en el nivel universitario estas prácticas se agudizan. Son responsabilizadas todas las agrupaciones estudiantiles de nueva izquierda y las gremiales. Así es como se considera que los movimientos de fuerza docente van en detrimento de la educación porque dan el mal ejemplo de la indisciplina a los alumnos, se pierden clases y se incumplen los programas. Este documento del Terrorismo de Estado tiene esta fe: "En los momentos actuales y con la suspensión temporaria de la actividad gremial, es de esperar que la docencia, con conocimiento claro del problema subversivo, reflexione sobre la actividad a asumir en el futuro, para que definitivamente se logre un gremio auténticamente representativo y que, ajeno a influencias extrañas, convierta en realidad las justas aspiraciones de los profesionales de la educación".
En el capítulo IV "Construir el futuro" se señala que "es en la educación donde hay que actuar con claridad y energía, para arrancar la raíz de la subversión". Efectivamente esa fue la Noche de los Lápices, ese fue la Operación Claridad, ese fue el secuestro propiamente en su escuela, del preceptor poeta Roberto Santoro, fue la toma por asalto de la escuela Agrotécnica de Jacinto Arauz, La Pampa. El golpe a los libros.
En la actualidad.
Es interesante pensar por qué aún hoy, a casi cuarenta años del golpe de Estado, cuesta tanto que las instituciones educativas del ciclo obligatorio piensen a sus alumnos y alumnas como a otros seres de los que tienen que aprender, "soporten" su capacidad de organizarse; estén dispuestos a que se politicen. Por qué ese afán de uniformarlos, colocarlos en el orden de los horarios y las aulas, solo las aulas, dentro de las aulas. Por qué en general ni la memoria se revisa; quiero decir no se habla de los campos de concentración, los secuestros, torturas y muertes, los exilios, las censuras, las quemas de libros; por qué aún no se ha resarcido a todos los que fueron impedidos de trabajar, cesanteados, excluidos, inhabilitados del sistema educativo durante la última dictadura? No se revisa los saberes que no se tienen producto de lo que estaba prohibido en los estándares educativos de largo plazo, tal como lo pensaron para el futuro nuestros represores.
¿Por qué se sigue pensando que se pierden días de clase cuando se para en vez de pensar que se gana en enseñar cómo organizarse y en el desarrollo de formas de lucha?
Preguntarnos estas cuestiones a la luz del folleto "Conozcamos a nuestro enemigo", puede ayudarnos a abrir una contravoz en la contraluz. Desandar daños producidos en nuestras prácticas sociales y educativas, en nuestras conciencias y en nuestros cuerpos. Además, conocer lo que fue negado a dos o tres generaciones. Retomar el sentido que Paulo Freire le daba a "La educación como práctica de la libertad".
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