Carpani en La Pampa
Una obra de arte que no tiene público es una obra de arte que está muerta. Ricardo Carpani ha donado al Gobierno de La Pampa una obra que permanece ajena a lxs comprovincianxs.
Sergio De Matteo *
Acorde a la toma de posición del Grupo Espartaco, donde militaba el muralista Ricardo Carpani, habría que recordar que "el pueblo deberá verlo (al arte) en su vida cotidiana".
El trabajo ha implosionado en el mundo. Tanto el aura de la obra artesanal como la matriz de la revolución industrial se vienen reduciendo y modificando constantemente bajo el influjo de las nuevas tecnologías.
Con los proyectos nacionales, populares y democráticos en retroceso, la distribución de la riqueza se torna una vez más, en la más desigual de la región. Los dueños de los aparatos de producción se llevan la mayor parte de la torta económica.
Algunas ideologías paridas al amparo de la lucha laboral han traicionado su mandato representativo negociando con el capitalismo financiero, postergando los derechos del pueblo.
Aún así el 1° de mayo tiene su significado, su simbología; y según Carpani "ni el artista plástico, ningún artista, ningún individuo puede mantenerse al margen de esa lucha de los trabajadores y de los pueblos en general".
1° de Mayo.
Desde muchos lugares podríamos analizar cómo el subalterno sigue aceptando el mandato de la clase dominante. Por desconocimiento, comodidad o coincidencia (o deseo subliminal) termina avalando su propia explotación, incluso por medio del voto popular.
Es importante rescatar y resignificar el pasado de hombres y mujeres que quedan excluidos de la historia oficial. Hay que resaltar sus nombres porque representan la sangre derramada por cada derecho laboral conquistado para las grandes mayorías.
La historia cuenta que hubo una concentración frente a la fábrica McCormik. En la tribuna hablaba el anarquista August Spies, mientras sonaba la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los scabs (amarillos) y empezó una pelea campal. La policía, sin aviso alguno, disparó a quemarropa sobre la gente y asesinó a 6 obreros y dejó varias decenas de heridos.
El 1º de mayo de 1886 ha marcado un antes y un después en la construcción del movimiento obrero organizado. Aquella jornada se inicia una huelga en reclamo de la reducción a 8 horas de trabajo y culmina con la ejecución de un grupo de sindicalistas, que han sido bautizados como los Mártires de Chicago.
El artista.
Artista plástico que nace en 1930, en Tigre. Termina sus estudios secundarios y deja trunca la carrera de abogacía. Parte a París, donde se aproxima a la plástica. Estudia en el país con Emilio Pettoruti. En 1957 expone por primera vez en la Asociación Estímulo de Bellas Artes. En 1959 funda el Movimiento Espartaco.
Su inquietud por lo social y el compromiso con las clases populares queda refractado en su obra, donde predomina el tema de los desocupados, los trabajadores y los humildes. En esta etapa pueden citarse "Huelga" o "Trabajo. Solidaridad. Lucha", un mural para el Sindicato Obreros de la Sanidad.
Es autor de un afiche de obreros corpulentos, brazos en alto, puños cerrados, ojos amenazantes, con letras enormes que expresan la bronca popular: "BASTA", aparece en los muros de Buenos Aires y en provincias argentinas.
Participa de la creación del grupo "Cóndor", con Juan José Hernández Arregui, Rodolfo Ortega Peña y otros. Tiene vinculación con el sindicalismo, en particular con el clasista y combativo de la CGT de los Argentinos, conducida por Raimundo Ongaro.
Es necesario destacar que sus pinturas y afiches son el canon de una estética política, pero además, representan al Carpani en acción, en plena praxis, que pintaba, escribía y militaba. Por eso la vinculación a cada una de las luchas del campo obrero, como las iniciadas el 1 de mayo de 1886.
De su intervención en la realidad, puede observarse cómo la interpela y termina traduciéndola en su obra plástica, también decanta en notas periodísticas y libros: Arte y revolución en América Latina (Ed. Coyoacán, 1960), La política en la arte (Ed. Coyoacán, 1962), El arte y la vanguardia obrera (Programa, 1963) o Arte y militancia (ZYK, 1976).
Las luchas.
Carpani interpreta al trabajador, en principio ignorado en el arte, salvo algunas pocas excepciones como Berni, de la Cárcova o Quinquela Martín; y son el eje de gran parte de su obra.
Volviendo al contexto político, Norberto Galasso en Los Malditos (Ediciones Madres de Plaza de Mayo, 2005) resalta: "En esos años de alza de masas, cuyo punto inicial es el Cordobazo, en mayo de 1969, Carpani acompaña, como siempre, la lucha de los trabajadores. Su mano maestra de dibujante excepcional traza imágenes indelebles, desde el "Martín Fierro", hasta "Libertad a Ongaro y Tosco", desde el reclamo por Felipe Vallese hasta el "Cámpora al gobierno, Perón al poder", desde los centauros gauchos hasta "Desocupados" y "En huelga". Así, también recrea a las grandes figuras que en la política y la cultura acompañaron la larga lucha de los argentinos, desde San Martín, El Chacho y Felipe Varela hasta Perón, Evita y Cooke, desde Roberto Arlt a Atahualpa Yupanqui".
En los años '70, Carpani, al igual que otros artistas, escritores e intelectuales argentinos durante la dictadura militar, se autoexilia y se establece en Madrid. En 1984 retorna a Argentina. Realiza exposiciones individuales. Crea una serie de pinturas con temas urbanos de Buenos Aires (el tango, los cafés y los barrios), con fondos de paisajes tropicales.
En la década de 1990 se publican los libros Carpani, con textos del Dr. Rafael Squirru y de Manuel Vicent, y Carpani: Gráfica política, con textos de Ernesto Laclau y Luis Felipe Noé.
Hace un gran retrato del revolucionario argentino-cubano Che Guevara, que actualmente está en la Plaza de la Cooperación en Rosario.
Ricardo Carpani fallece en Buenos Aires el 9 de septiembre de 1997.
Grupo Espartaco.
En 1959, el entonces director del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Rafael Squirru, intuye la postura de un grupo de artistas aunado por posiciones combativas y que comparten planteos políticos: Esperilio Bute (1931-2003), Ricardo Carpani (1930-1997), Pascual Di Bianco (1930-1978), Juana Elena Diz (1925), Raúl Lara Torrez (1930), Mario Mollari (1930), Juan Manuel Sánchez (1930), Carlos Sessano (1935) y Franco Venturini (1937, desaparecido en 1976).
El grupo Espartaco remite a viejas insurrecciones esparcidas en el tiempo y a pasiones políticas todavía vigentes. El objetivo fue trazar un mapa sociopolítico emergente en el escenario pictórico local, consubstanciado en un arte de masas militante, que significara a su vez el reencuentro con la identidad nacional colectiva y por contigüidad lingüística, histórica y social con América Latina. Esto se traduce a través del manifiesto publicado en la revista Política (Nro. 2, 1959, págs 10 y 11).
En el manifiesto "Por un arte revolucionario" se conjugan la tradición muralista y americanista, se oponen al coloniaje artístico; donde dicen: "Es evidente que en nuestro país, a excepción de algunos valores aislados, no ha surgido hasta el momento una expresión plástica trascendente, definitoria de nuestra personalidad como pueblo. [...] Las causas determinantes de esta situación están en la base misma de nuestra vida económica y política, de la cual la cultura es su resultado y complemento. Una economía enajenada al capital imperialista extranjero no puede originar otra cosa que el coloniaje cultural y artístico que padecemos. La oligarquía, agente y aliada del imperialismo, controla directa o indirectamente los principales resortes de nuestra cultura [...] En virtud de los intereses que representa, se caracteriza en el plano cultural por una mentalidad extranjerizante, despreciativa de todo lo genuinamente nacional y por lo tanto popular. [...] La gran Nación Latinoamericana ya ha tenido en Orozco, Rivera, Tamayo, Guayasamín, Portinari, fieles intérpretes que partiendo de las raíces mismas de su realidad han engendrado un arte de trascendencia universal. Este fenómeno no se ha dado en nuestro país salvo aisladas excepciones. El arte latinoamericano, considerando las características sociales y políticas de nuestro continente, ha de estar necesariamente imbuido de un contenido revolucionario [...] Se trata en verdad de refractar en el campo de la creación artística, el sometimiento económico y político de las mayorías, pero simultánea e indisociablemente, sus luchas por emanciparse [...] el arte, no puede ni debe estar desligado de la acción política y de la difusión militante y educadora de las obras en realización. El arte revolucionario latinoamericano debe surgir, en síntesis, como expresión monumental y pública. El pueblo que lo nutre deberá verlo en su vida cotidiana. De la pintura de caballete, como lujoso vicio solitario, hay que pasar resueltamente al arte de masas, es decir, al arte".
Carpani y Harb.
Hablar de Juan Harb es desplegar la faceta de un hombre comprometido con su época. No sólo desde lo profesional (aportes en el campo piscolanalítico), sino también su intervención en la arena política como su producción pictórica. Un militante que ha vivido a caballo de tiempos convulsionados y que tuvo la visión de pensarse en lo colectivo, como hijo de la Patria Grande. Tanto sus obras como pensamientos orientan y forman una nueva generación de cuadros políticos que son necesarios para la definición de la tendencia histórica.
Harb nos manifiesta que conoce a Ricardo Carpani en 1959, cuando concurre a visitarlo a su estudio/taller, en las calles Piedras y Venezuela. Con el tiempo se convierte en ayudante y colabora en la pintura de diversos murales, como el del Sindicato de la Alimentación o el de la UOCRA. Los secunda en la tarea el artista plástico Pascual Di Bianco.
En el año 1985, Carpani viaja a La Pampa por intermediación de Juan Harb. En un acto que se realiza en Casa de Gobierno, siendo ministro de Educación y Cultura Jorge Alberto Rodríguez, el artista dona la obra "El malón". Tiempo después, el viernes 6 de septiembre, se inaugura una muestra de obras plásticas de Carpani en el Museo Provincial de Artes.
El Malón.
En una entrevista publicada en el diario La Arena (7/10/1985) Carpani resalta que "la cultura, por lo menos, la cultura válida, la que interesa, no la hacen los artistas, ni los escritores, ni las élites culturales, sino el pueblo con su trabajo". Es una idea fuerza que siempre había defendido y divulgado, rompiendo la distancia entre obra, artista y pueblo.
Según reconstruye Juan Harb, presente en el acto del '85, la obra que lega Carpani a la provincia era con la condición de que estuviera exhibida de forma permanente al público.
Hoy en día permanece en un lugar inaccesible de Casa de Gobierno, lejos de cumplimentar con su objetivo, que era la de estar expuesta a la vista del pueblo, para su aprecio y concientización. La obra de Carpani, que cuenta nuestra historia, se halla recluida, lamentablemente, sólo para el retozo de la élite política.
*Escritor
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