Abel Pintos: “Hacer terapia me cambió la vida”
El cantante y compositor Abel Pintos dará un concierto al aire libre en Toay y previamente habló con CALDENIA en una entrevista extensa y descontracturada. Repasó sus 30 años de carrera y afirmó que ser padre y hacer terapia lo ayudó a ver las cosas de otra manera.
Ana D’Atri *
Hace 30 años comenzaba la carrera de un niño que con cuerpo pequeño pero voz potente, se abrió camino entre grandes artistas del folclore. Abel Pintos llegó desde su Bahía Blanca natal a los grandes escenarios con tan solo 11 años -aunque ya cantaba desde antes-. Hoy, con 30 años de carrera a cuestas, comienza una gira por el país para celebrar su camino recorrido. En ese marco, aunque no exactamente bajo el mismo concepto, Abel Pintos regresará a Santa Rosa-Toay luego de seis largos años para dar un concierto a lo grande. Será el miércoles 19 de noviembre en el Complejo Municipal Horacio del Campo de Toay, al aire libre y de la mano de Rancho Aparte Producciones. Las entradas -que salieron a la venta y arrasaron en pocas horas- se pueden adquirir a través de Planeta Entrada o físicamente en Lisandro de la Torre 96 y 9 de Julio 225 en Santa Rosa o en Calle 18 Nº 748 en General Pico.
CALDENIA tuvo la oportunidad de hablar una vez más con Abel Pintos, que amablemente -como es su costumbre- detalló cómo será el recital y repasó sus 30 años de carrera, su relación con el público pampeano y cómo le cambió la vida convertirse en padre.
“En verdad no es exactamente el concierto de los 30 años que vamos a presentar en Rosario y en Buenos Aires, es otra configuración de lista, pero el concepto es bastante parecido porque tiene que ver con que hace mucho tiempo que no voy a La Pampa entonces prefiero hacer un repaso de todos estos años porque es un público que hace rato que espera que volvamos, así como yo espero volver a tocar para ellos”, afirmó el cantante.
- Desde el 2019 que no venís, es un montón…
- Un montón para una provincia que en otros momentos visité mucho, entonces pasó mucho tiempo ya, sí.
- ¿Cómo te encuentra artística y personalmente este momento de celebrar 30 años de carrera?
- Me siento muy sólido y en equilibro, por un lado por la solidez que te brinda tener 30 años acuestas de hacer algo en particular. Eso en equilibrio con las ganas que tengo de seguir creciendo y aprendiendo y tengo muchos desafíos que me pongo artísticamente y personalmente. También en equilibrio entre las dos áreas, lo profesional y lo personal.
- Te hicieron un homenaje hermoso en La Peña de Morfi. Qué fuerte debe ser como artista verte y recorrerte en esos 30 años.
- Sí, es muy emocionante, de hecho a mí me emociona cuando veo programas que están dedicados a una persona en particular. Porque siempre pienso precisamente en eso: qué fuerte debe ser sentir que un montón de gente se puso en movimiento y trabajó especialmente para homenajear a una persona en particular, dentro los 7 mil millones de habitantes que somos en el mundo. Entonces yo fui a un programa que ya conozco bien, y en el medio del programa caí en la cuenta de esto que te digo y ahí me emocioné mucho.
- Sobre todo cuando te invitaron a “cantar con Mercedes”…
- Fundamentalmente, porque de hecho yo había ensayado eso antes del programa, y lo hice normal, feliz, agradecido y por alguna razón en el programa y cuando supe que eso lo estaba viendo un montón de gente, ahí me pasó algo muy fuerte y fue el momento cúlmine sí.
- En nuestra última charla hablaste de tu relación con La Pampa desde tus inicios artísticos. ¿Qué recuerdos tenés de esos momentos?
- La sensación que tengo con Santa Rosa y con La Pampa en general es que tenemos compartido todo un recorrido. Público que me va a ir a ver ahora quizás vaya por primera vez pero va a haber mucha gente que está desde los primeros conciertos. Sé que hay gente que me va a ir a ver ahora que me vio en el Casino, en un lugar donde yo tocaba con un permiso especial porque tenía 17 años (risas). Estamos hablando del 2000, 2001… Tenemos un largo recorrido con el público pampeano, hemos compartido muchas cosas, muchos conciertos en muchos contextos distintos. Una de las primeras veces que toqué en Pico fue al aire libre en un aniversario o algo por el estilo en el año 98 y éramos 1000 artistas que íbamos a tocar ahí y fue multitudinario; un par de años después toqué en una cancha de fútbol en Santa Rosa que tocaba Amboé, Soledad, el Chaqueño; y después recuerdo una sala muy bonita que tienen en Santa Rosa (Teatro Español) en el marco de una gira acústica, entonces la sensación que tengo es de un largo recorrido con los pampeanos.
- Anunciaste la salida de un libro en el marco de los 30 años de carrera.
- Es un libro de los hitos de mi carrera, no es un libro de texto, es más visual, lo estamos haciendo con mucho amor y me está cayendo la ficha de muchas cosas que me han pasado.
Una cosa es hablar de anécdotas y otra cosa es hablar de hitos, que cuando empezás a repasar es un verdadero análisis de tu vida. Hay ciertos momentos que en su momento fueron cotidianeidad y con el diario del lunes son momentazos.
- ¿Cómo cuál?
- Viña del Mar por ejemplo. Hablé de eso millones de veces, conté las anécdotas millones de veces y sin embargo el otro día cuando estaba mirando fotos de eso me cayó un fichón gigante. Me vi tan chiquitito, tan tiernito de jovencito frente a todo eso que yo me doy cuenta que fue gigante y me emocioné.
- La última vez que viniste a La Pampa no eras padre todavía, ¿cómo te influyó artísticamente convertirte en papá?
- Lo que pasa como artista es el producto de lo que pasa como persona entonces es inevitable que todo lo que me movilizó convertirme en padre terminó reflejándose en la música, y se sigue reflejando en la música porque la verdad es que yo hasta el día de hoy sigo escribiendo mucho respecto de lo que todavía sigo procesando de hoy ser padre. Convertirme en padre me hizo revisar mi relación con mi madre por ejemplo, hay un movimiento emocional y personal muy grande y eso termina llegando a las canciones, tarde o temprano.
Es como un salto cuántico de aprendizaje convertirte en padre, es mi mejor forma de graficarlo.
- No dejás de aprender nunca con ellos…
- Es cuando empezás a aprender de hecho, o cuando empezás a prestar atención a las cosas que tenés que aprender.
Mantener el eje.
Abel comenzó su carrera siendo un niño de 7 años que cantaba en los actos escolares y fiestas patrias de su ciudad. Un día, durante un acto que conmemoraba a San Martín, fue escuchado por el cantante Raúl Lavié, quien se sorprendió con su potencial. De ahí en más, el pequeño Abel no paró de cosechar éxitos. Grabó discos, ganó decenas de premios a la música y recorrió los más grandes escenarios de Argentina, Latinoamérica y el mundo. Sin embargo, mantuvo -y mantiene- una humildad destacable y que no siempre se halla en artistas de su magnitud.
- ¿Cómo lograste mantener el eje durante todos estos años, teniendo en cuenta que empezaste desde muy chiquito esta carrera tan exitosa? ¿Quiénes fueron tu sostén?
- Muchas personas, de distintas maneras y en distintos momentos, supieron contenerme y acompañarme, mi familia, mi círculo íntimo. También es cierto que el crecimiento de mi carrera fue muy paulatino, fue todo un desarrollo, entonces no me tocó vivir realidades distintas de un día para el otro, no hubo cosas “shokeantes” para mí. Empecé a sentir un cúmulo de cosas sin procesar hace unos siete u ocho años, cosas que no me terminaban de encajar y empecé terapia y la verdad es que me cambió la vida. Hace siete años que voy con la misma profesional y me ha ayudado muchísimo no solamente a tener ese equilibrio del que hablábamos antes sino a capitalizar todo ese aprendizaje con respecto a la paternidad y a poder disfrutar de todo de otra manera, o a observar y analizar todo desde otro lugar. Me ha hecho mucho bien.
Canciones propias.
Durante los primeros años de carrera, Abel fue intérprete de las canciones que otros habían escrito. Pero un día, sin proponérselo, pudo volcar casi a modo de revelación, su primera canción propia.
- ¿Te acordás de ese momento?
- Sí, fue completamente inesperado. Fue de un momento al otro literalmente. Estar haciendo algo, a tener una idea, agarrar un papel y empezar a escribir sin tener jamás la expectativa de escribir una canción. Como si hoy fuera a un local de autopartes y me comprara las partes y empezara a hacer un auto. No tenía idea ni expectativa. Me puse, y a los 10 minutos tenía mi primer canción, fue más como una revelación que un proceso compositivo. Y eso destapó algo y empecé a escribir compulsivamente y al poco tiempo tenía un montón de canciones. La primera de toda esa etapa fue Sueño Dorado.
Yo venía trabajando en un repertorio de un disco nuevo y a los dos meses lo grababa y al final terminé grabando mi primer disco como autor y compositor, que fue Sentidos (2004). Y lo curioso, que con el paso de los años que fui adquiriendo más herramientas musicales, de texto y también más experiencia, al día de hoy el proceso compositivo normalmente sigue siendo igual, es inesperado, no es planeado. La diferencia de ahora es que cada tanto escribo canciones con otras personas y ahí sí es un proceso más consciente.
- ¿Qué baja primero; la letra, la melodía, o todo junto?
- Las dos cosas, es como si yo empezara a cantar una canción que ya conozco. Se genera una cosa rara en mí, que yo no me doy cuenta, pero evidentemente tomo una posición distinta o una actitud no habitual porque muchas veces cuando termino de escribir una canción es como que vuelvo en mí digamos. A veces por ejemplo quiero seguir con la continuidad de la diaria y Mora me dice “no te dije nada porque estabas componiendo”. Y yo digo “cómo se dio cuenta que estaba componiendo?”... “cuando componés estás re en una me dice” (risas).
De esta manera, cerramos una charla telefónica distendida y que duró unos cuántos minutos en los que se percibió a un Abel relajado y dispuesto a responder todo. Una vez más, el artista demostró ser, además de un gran artista… una gran persona.
* Periodista
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