Miércoles 02 de julio 2025

Alientos

Redaccion Avances 19/06/2022 - 09.00.hs

Cecilia recibe el aliento de un desconocido y se pregunta cuándo valdrá la pena detenerse en ese río que es la vida, mientras observa sus pensamientos discurrir por las aguas de su ser.

 

María Evangelina Vázquez *

 

Su corazón al galope por momentos se detiene. Su profesora de Estética le había dicho que apreciar una obra de arte es eso: aprender a detenerse. ¿Valdría algún hombre la ocasión de detenerse para mirarlo de cerca o se conformaría ella con esos muñecos de peluche que había conseguido en una feria?

 

Tan lejana se encuentra de las palabras que pretenden decirle cómo leer su vida. Demasiado lejana de las letras que buscan incrustarse en sus órganos, develar su esencia, asirla a cierta seguridad. Pero la certeza de no tener adónde asirse es lo que la deja perpleja.

 

Cecilia piensa en la vida como un río; se da cuenta de que a veces las algas se introducen en su curso y en su discurso como esas agonías que el tiempo le enseñó a dejar atrás, aunque ella no aprendió del todo esa lección. Entre las cenizas de un sahumerio descubre las historias que han sido cremadas; algunos recuerdos arrumbados de ciertas noches que marcaron su devenir. Ese hombre que acaba de conocer es como el tronco que tambalea cuando quiere cruzar el río. Así se siente siempre ella con él, suspendida en el aire, en el aire de sus deseos.

 

Una vez más, sin certezas se lanza a la noche, como un fuego artificial que aspira a confundirse con las estrellas. Los astros la esperan para abrigarla en su constelación. Cecilia los mira detenida y se pregunta si los fuegos de la naturaleza serán mayores que los de su pasión. “¿O será la pasión humana un motor más fuerte que la luz del sol?”, piensa. En otra noche de desconcierto, observa el humo perderse en una intensidad deshabitada. Siente cómo un aliento ajeno roza su nuca cuando intenta escuchar sus pensamientos.

 

* Colaboradora

 

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