El recuerdo de Nicolás Pracilio
Hace sesenta años fallecía en Santa Rosa, a los 79 años, Nicolás Pracilio, el hijo menor de una de las familias fundadoras de la ciudad. Su obra literaria comenzó a ser rescatada recientemente.
Carlos Abraham *
Nicolás Pracilio fue un caso especial entre los pioneros que, en la transición de los siglos XIX y XX, contribuyeron al desarrollo del por entonces Territorio Nacional de La Pampa. Por un lado, por su actividad en la agricultura y en la industria; por otro, por su ingente obra literaria, que permaneció durante décadas en formato de manuscrito, atesorada por sus descendientes, y que en los últimos años ha comenzado a ser rescatada a través de cuidadas ediciones.
Nació en 1885 en Vasto, pueblo de la provincia de Chieti (Italia), y falleció en 1965 en Santa Rosa. Fue el menor de los cuatro hijos de Cesáreo Pracilio. En 1890 la familia llegó a Argentina, viviendo en el barrio de La Boca, ya que Cesáreo trabajaba en el puerto. En 1896 se trasladaron a Santa Rosa, que por entonces sólo contaba con cuatro años de existencia. Casado con Ana Sangiovanni, tuvo diez hijos, entre los que figuró Ovidio Pracilio, gobernador de Chubut entre 1947 y 1948 y autor de numerosas novelas y ensayos.
En su juventud, participó en la perforación de los primeros pozos de agua de La Pampa, condujo el primer camión que llegó a ella, instaló el primer taller de neumáticos (donde realizaba vulcanización de cámaras y de cubiertas, no sólo de automóviles y de camiones sino también de los ocasionales aeroplanos de cabotaje que, debido a la ausencia de aeropuertos, aterrizaban en los campos sin cultivar) y realizó el mantenimiento de las primeras trilladoras a vapor, empleadas en los campos de trigo. Fue inventor de varios artefactos que no patentó, entre ellos un precursor del portero eléctrico, un modelo perfeccionado de trilladora muy similar a las actuales cosechadoras y un prototipo de tractor pesado que fue luego fabricado en Alemania sin que se reconociera su propiedad intelectual.
Lleno de inquietudes, se interesó por la teosofía y por el espiritismo, que estaban de moda en la época. En ello fue determinante el influjo de su padre, quien fue el iniciador del espiritismo en la provincia y uno de los fundadores en 1903 de la sociedad espiritista “Luz de La Pampa”. Nicolás creó una continuadora, la sociedad espiritista “La esperanza del porvenir”, inaugurada en Santa Rosa el 30 de agosto de 1910. Muchos años después, rememoró ese temprano fervor en el ensayo “Historia del espiritismo en La Pampa”, publicado en 1962 en la revista Constancia.
Se inició en la literatura de un modo totalmente espontáneo, improvisando narraciones orales para los hacheros en los aserraderos de Toay o para los peones de las estancias pampeanas, en las alegres noches a la luz de los fogones. Continuó esa costumbre con sus nietos, que (a la manera de los hijos de J. R. R. Tolkien) escuchaban embelesados sus cuentos de hadas, duendes y otros personajes mágicos. Luego pasó por escrito esas historias, que se conservan actualmente en numerosos cuadernos mecanografiados, a la espera de una futura edición.
Su obra principal fue la novela utópica Un viaje de la Tierra a Marte, fechada en 1950. Tiene como protagonista a Rafael, un joven obrero de La Boca. Hastiado de su existencia monótona y vacía, se despide de su familia y de sus amigos para recorrer el mundo como marinero, a fin de conocer otras formas de pensar y de vivir. Hay un largo hiato en la historia, durante el cual Rafael desarrolla su travesía y los amigos cavilan sobre su destino, llegando a creerlo muerto. Varios años después, Rafael retorna y se reúne con su mejor amigo, a quien relata sus andanzas.
En un principio éstas se limitan a la esperada pluralidad de paisajes, idiomas y vestimentas de los diversos continentes, pero todo cambia cuando visita la India y se hace amigo de un faquir. Éste, al enterarse de los intereses del muchacho, le revela que en realidad es el espíritu de un marciano residiendo en el cuerpo de un terrestre, y le propone que visite su planeta natal a fin de aprender sus costumbres, que no sólo resolverán sus dudas existenciales sino que también resultarán útiles al resto de la humanidad. Cuando Rafael acepta, es llevado en un viaje astral al planeta rojo, quedando su cuerpo en el planeta azul, protegido de cualquier accidente dentro de un sarcófago.
Al arribar al planeta, su espíritu es recibido por un sabio llamado Plutón y por el máximo jerarca local, llamado Logos. Son idénticos a los humanos en lo físico. Le explican que, al ser Marte más evolucionado que la Tierra, desean que durante su visita asimile conocimientos que permitan el avance de su mundo. Un joven le cede voluntariamente su cuerpo por unos meses, con el fin de que sea visible para los demás habitantes y pueda interactuar con ellos.
El grueso de la novela está formado por el recorrido que Rafael, guiado por Plutón y por el faquir, realiza por los distintos continentes de Marte. Durante los meses de su estadía, toma conocimiento de las costumbres, la organización social, la política, la economía, los avances tecnológicos y la religión del planeta rojo, muy superior a la Tierra en su desarrollo, debido a su mayor antigüedad.
No existen países independientes, a diferencia de lo que ocurre en la Tierra, sino que el planeta está regido por un gobierno unificado. El gobernante central es el Logos, y le siguen en importancia los gobernantes de los diversos estados. Ello evita la existencia de guerras, de disputas fronterizas, de aduanas y de tiranías locales.
Dichos estados no se estructuran en base a razones geográficas o económicas, sino raciales. Así, hay un estado de los pueblos de raza blanca anglosajona, otro de los pueblos de raza latina, otro similar a la etnia eslava, otro de aspecto muy similar a los chinos y japoneses, otro de piel negra, etcétera. Cada uno de estos estados, si bien sigue las leyes generales del planeta, posee sus propias reglamentaciones internas, afines a la índole y a las costumbres de sus habitantes. Se trata de una clara huella de las circunstancias históricas en las que fue concebida y escrita la obra, ya que la Segunda Guerra Mundial, atravesada por tensiones raciales, había concluido pocos años antes.
El dinero no existe. La gente adquiere los alimentos y productos que necesita sin necesidad de pagar. Eso despierta dos preocupaciones en el visitante. Por un lado, ¿cómo se evita que un individuo consuma en exceso, acaparando los bienes de la comunidad? Por otro, ¿cómo se evita que no trabaje si no necesita dar algo a cambio de lo que adquiere? Las respuestas son sencillas. En primer lugar, no existe el concepto de la propiedad privada: todos los bienes pertenecen a la comunidad, y el individuo sólo dispone de su usufructo temporal. En segundo lugar, la elevada automatización hace que la jornada laboral sea de sólo tres horas, y por lo tanto el trabajo es visto como una diversión y no como una obligación fatigosa.
A fin de facilitar la comunicación entre las diversas regiones, existe un idioma mundial que se enseña en todas las escuelas y que sirve para el mutuo entendimiento de todos sus habitantes; paralelamente, cada región posee su idioma particular y ancestral, empleado en la vida cotidiana.
Se han abolido los partidos políticos, que solían incurrir en la manipulación de las masas, de forma que no triunfaba el mejor sino el que tenía un sistema más hábil de propaganda; en cambio, existe una meritocracia: los puestos gubernativos son concedidos a los ciudadanos más capaces. No existen religiones, que en la Tierra son organizaciones comerciales que cobran a los creyentes para servir de intermediarias entre ellos y la divinidad. Existe la noción de que Dios es la naturaleza (es decir, todo lo existente), en una suerte de panteísmo. Al ser todos los humanos parte de Dios, no son necesarios los intermediarios. Tampoco existe la oración, ya que no es necesario pedir algo, y porque se considera que Dios no castiga ni premia, sino que cada individuo es acreedor, a través de sus acciones, a la felicidad o a la infelicidad.
Marte no sólo está más adelantado que la Tierra de 1950 en el plano social, sino también en el científico. La energía nuclear se emplea para fines pacíficos, como por ejemplo producir energía para iluminar ciudades o mover vehículos, hasta el punto de que se menciona la existencia de trenes atómicos. Existen aparatos que captan los “fluidos etéreos” que circulan por el cosmos, gracias a los cuales los marcianos pueden ver en pantallas de televisión lo que ocurre en otros planetas, sin necesidad de emprender el viaje. Los aviones y dirigibles son extremadamente seguros y económicos. Hay una fábrica de “platos voladores”, los cuales están propulsados por energía nuclear y son empleados en viajes espaciales.
Un punto destacable es la doctrina de la recapitulación cósmica. Según ésta, la evolución histórica de los diversos mundos no es azarosa, sino que sigue un camino prefijado de perfeccionamiento. En ello interviene la noción (expuesta por Flammarion) de que el Sol pierde progresivamente calor, y que por ello la vida surgió primero en los planetas más lejanos, y después en los más cercanos. Los planetas poseen un devenir histórico similar, aunque diacrónico: los más alejados del Sol (y, por lo tanto, los primeros en albergar vida) están más adelantados social y tecnológicamente; los más cercanos (y, por lo tanto, más jóvenes), están más atrasados. Por ello, Marte es más avanzado que la Tierra, y la Tierra más avanzada que Venus. No se trata de un detalle filosófico inserto gratuitamente en la trama, sino que es funcional a ésta. Al postular que la Tierra seguirá inevitablemente los pasos de Marte, se vuelve más relevante la exposición de las características de ese planeta, ya que no se trata de un mero orbe exótico sino de una prefiguración concreta de nuestro destino.
También en teatro.
Otro sector crucial de la actividad de Nicolás Pracilio fue el teatro. Dirigió los primeros conjuntos teatrales de La Pampa y escribió tres obras para las tablas, que son también las primeras redactadas en la zona. El hogar destrozado transcurre en Italia durante la Primera Guerra Mundial, y muestra cómo los hijos de una familia mueren en el campo de batalla, lo que causa la muerte de la madre a causa de la desesperación. La comuna de Don Coronaria es una sátira política sobre la corrupción administrativa en La Pampa y el mal manejo de los fondos públicos. Por último, Después de muerta es una comedia dramática ambientada en Italia donde aparecen referencias al espiritismo.
Por sus innatas condiciones artísticas y su habilidad para el dibujo, la escritura y la escultura, dejó numerosos testimonios en la capital pampeana elaborando el primer plano de Santa Rosa, que se encuentra en el Museo de Estancia La Malvina, y varios bustos de ilustres personajes locales, como el fundador de Santa Rosa Tomás Mason en la plaza que lleva su nombre, o el Dr. José Oliver en la ex Asistencia Pública. También se desempeñó como maestro de Artes Manuales en la Escuela de Varones de Santa Rosa, y al jubilarse en 1955, el Ministerio de Educación le envió una nota de reconocimiento por su “patriótica labor”, siendo él precisamente un inmigrante.
Al fallecer el 12 de marzo de 1965, a los 79 años de edad, su familia recibió por parte de la Municipalidad de Santa Rosa un merecido reconocimiento como uno de los fundadores de la ciudad y pionero de la cultura pampeana.
Rescate.
En sus últimos años redactó la autobiografía Historia de un inmigrante, donde narró sus numerosas vivencias en un territorio donde todo estaba por hacer: Comenzando por su niñez, expuso sus diversos empleos, sus contactos con las comunidades aborígenes, sus proyectos, su vida familiar y su visión política y social.
En ella describe su simpatía inicial por el socialismo, pero debido a su desilusión por las atrocidades de la Revolución Soviética, siendo además profundamente creyente y espiritualista, decide abrazar luego el movimiento obrerista cristiano, fundando la Federación Obrera Irigoyenista de La Pampa.
La obra de Nicolás Pracilio, como dije al principio, está comenzando a ser rescatada. En 2019 apareció el libro Sueños del futuro, publicado por Ediciones Ciccus, que contiene Un viaje de la Tierra a Marte junto a tres obras de su hijo Ovidio, en una complementación creativa generacional. En la actualidad, se encuentran en proceso de preparación sus excelentes cuentos de hadas, orientados al público infantil. Le seguirán en el futuro Historia de un inmigrante y sus tres obras teatrales. Esa recuperación, destacable no sólo por la calidad literaria de los textos sino también por su interés histórico, será una gran contribución para la historia de la literatura pampeana.
* Profesor y Licenciado en Letras por la Universidad Nacional de La Plata.
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