Piedras movedizas de Lihué Calel
En una nota reciente de Caldenia, se hizo referencia a la existencia de piedras movedizas en Lihué Calel. Compartimos con ustedes fotografías publicadas en La Arena hace casi 50 años, donde se aprecia lo dicho en aquella nota.
Héctor Walter Cazenave *
En una nota publicada semanas atrás en este medio, al comentar las particularidades de Lihué Calel se señaló la posible existencia de una “piedra movediza”, que ya fuera mencionada por Estanislao Zeballos en uno de sus libros sobre nuestro actual territorio.
Un ordenamiento de papeles olvidados nos trajo a las manos estas fotografías, que fueran publicadas en La Arena hace ya casi medio siglo. En ellas se ve con claridad no sólo la que posiblemente sea la mencionada por Zeballos -la primera del grupo- sino también otras de menor entidad pero también sujetas a movimiento. Las imágenes, con sus epígrafes originales, fueron obtenidas por Adrián Follonier, un joven piquense desaparecido durante la dictadura militar.
El calificativo de movedizas apunta a esa condición si se ejerce alguna presión sobre ellas, pero se ignora absolutamente si tienen un movimiento constante y natural, caso de la famosa piedra de Tandil.
Sin esa condición también aparece la imagen de dos piedras que tienen una cierta similitud con las formas de una pareja humana. El antropólogo Rodolfo Casamiquela no descartaba que estuvieran relacionadas con el mito que hace a un posible nombre de la sierra.
En la edición de Caldenia del 15 de septiembre se publicó la nota titulada “Incógnitas en el desierto”, donde se hace alusión a la historia de las sierras de Lihué Calel y todo lo que las rodea.
Entre las características del lugar, se habla de las piedras movedizas:
“Posiblemente quien le dio más trascendencia a la sierra a través de su relato fue Estanislao Zeballos quien, con poco más de veinte años de edad, acompañó al ejército en la ocupación militar de la Pampa. Zeballos, que además era abogado y tenía claras ideas positivistas con respecto a las que se consideraban ‘razas inferiores’ se adentra en lo que es hoy nuestro territorio y describe con ojo curioso, parcial a menudo, el paisaje sobre el que avanza. En lo que hace a Lihué Calel aporta un dato singular: la existencia en la zona cumbreña de una piedra movediza. Por los datos no se trataría de una roca de movimiento constante, o semi (como lo fue la famosa piedra de Tandil) sino de una roca pasible de ser movida con algún esfuerzo humano.
Durante años se pensó en una exageración o referencia equivocada de Zeballos ya que no pudo ser localizada entre el profuso roquerío del área, pero sesenta años atrás los hermanos Juan Carlos y Adrián Follonier afirmaban haber hallado esa formación sobre una de las laderas del Cerro de la Sociedad. Y más, ya que aseguraban que en las inmediaciones de la descripta por Zeballos, había otra piedra con la misma condición. Desaparecidos ambos durante la dictadura militar, que se sepa no dejaron fotografías ni mayores precisiones en cuanto al sitio, cuya ubicación acaso siga siendo un atractivo para los visitantes del lugar. Encontrar la movediza sería no poco mérito para quien lo consiguiera”.
Halladas las fotografías de Follonier, el mito de las piedras movedizas de Lihué Calel, deja de serlo para convertirse en un hecho comprobable.
* Colaborador
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