Sabado 27 de abril 2024

Pinky Pumilla: “Si olvidamos, hemos perdido”

Redaccion Avances 07/01/2024 - 06.00.hs

Juan Carlos Pumilla es uno de los referentes pampeanos con mayor reconocimiento en la lucha y defensa de los derechos humanos. En esta entrevista, rememora sus comienzos militantes, la dictadura, los desaparecidos pampeanos y la cifra 30.000.

 

Redacción *

 

En el marco del Proyecto de Conservación Patrimonial de CONABIP (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares), un equipo de trabajo entrevistó al militante y fundador del Movimiento Popular Pampeano de Derechos Humanos, Juan Carlos “Pinky” Pumilla.

 

La entrevista completa, junto a la visualización de fotografías ilustrativas, puede verse completa en el canal de YouTube Biblioteca Digital Pampeana. La producción ejecutiva fue de Jésica Maggio, la producción de Alejandro Cuesta, las fotos son de Santa Rosa Antigua, Rodrigo Pérez y Pinky Pumilla, la edición estuvo a cargo de Pablo Villalba y en la cámara trabajó Ana Maidana.

 

En el inicio de la nota, Pumilla se definió como militante de derechos humanos. “Ejerzo la militancia donde yo creo que soy más apto, donde yo me siento más a gusto, más capacitado para enfrentar y fundamentalmente me ocupo de la tarea de derechos humanos por mi militancia y es donde me manifiesto con mayor propiedad. Ejerzo el periodismo y la palabra escrita, esas son mis áreas de actuación y a ellos he decidido dedicarles mi vida aunque eso se ha resentido un poco porque la militancia, tal como la concebía -de una presencia activa en las calles- por razones de edad y de debilidades intrínsecas se ha debilitado bastante. De manera que pongo mayor esfuerzo ahora en las otras cuestiones, pronunciarme y tratar de elaborar teorías sobre la defensa de la condición humana y escribir y disgustarme con lo que considero ofensas a la sociedad”, aseguró.

 

- ¿Cómo fueron tus comienzos en la militancia por los derechos humanos?

 

- Obedece a una militancia anterior; yo formaba parte de un partido revolucionario, Vanguardia Comunista, que en los 70 fue represaliado y diezmado. Mis camaradas fueron desaparecidos o muertos, el caso más notorio es el de Raúl D’Atri (hijo). Así que yo inicio una demanda por la libertad de los presos políticos, por la aparición con vida de Raulito D’Atri -que al final se supo que estaba detenido en Rawson, pero hubo horas y semanas de incertidumbre acerca de su destino-. Ahí empezó la cuestión.

 

En los 80 cuando ya se vislumbraba que la dictadura estaba en retroceso y había un ascenso de las luchas populares, cobramos más notoriedad y nos atrevimos a presentarnos casi orgánicamente e institucionalmente ante la sociedad, de manera que estimulados por ese momento histórico fundamos el Movimiento de Derechos Humanos. Interesante porque me gusta mucho decir que el Movimiento se formó con escritores y al mismo tiempo la Asociación Pampeana de Escritores se fundó con militantes de derechos humanos. Hay una foto donde en la primera linea aparece Horacio Maldonado, que fue vicepresidente de la primera comisión de la APE, está José Perrota, uno de los fundadores, Edgar Morisoli que fue el presidente, estoy yo, está Miguel De la Cruz, está Pablito Maldonado, una avanzada de escritores en la plaza pública cuando en realidad se trataba de una de las primeras marchas del Movimiento de Derechos Humanos. Yo me siento muy estimulado por ese registro, porque me representa y por toda su significación.

 

- ¿Cómo fue el primer tiempo de regreso a la democracia?

 

- Hay varias etapas, nosotros empezamos con la actividad de investigar los crímenes en los 80. Por mi trabajo y el trabajo de los compañeros percibíamos que el volumen de la represión era mucho más del que se sabía hasta ese momento y nos llegaban algunas denuncias de torturas y desapariciones. Nosotros mismos habíamos sido represaliados y prisioneros, así que empezamos la tarea ni bien las condiciones después de Malvinas se ablandaron y nos permitieron cierta soltura para expresarnos con mayor poderío. Así que hubo una primera linea histórica de defensa de esos trabajos y después de seguir enfrentando hasta desmantelar los vestigios de la dictadura y desmantelar sus trampas. Esa tarea sigue hasta hoy, porque lo que se conoce a través de los juicios se asemeja a la punta del iceberg. Se ha juzgado fundamentalmente a policías, a la segunda línea de la represión pero no a los cuadros dirigenciales de la Subzona 14 donde hubo muy pocos condenados y algunos no lo fueron porque alegaron problemas de salud y de edad y otros se murieron antes del juicio. Así que queda todavía un abanico muy grande de misterio y eso involucra la participación civil, la participación eclesiástica y los crímenes en territorio pampeano, porque se alega que aquí no se cometieron asesinatos. Sabemos que por lo menos hubo 10 asesinatos en territorio provincial además de la contribución a través de la inteligencia, de la desaparición de pampeanos fuera del territorio. No hubo ajenidad de La Pampa en la represión y eso eleva el tamaño de la inequidad a una cantidad enorme de temas sin resolver.

 

- ¿Cómo se llega a la cifra 30.000?

 

- 30.000 fue una cifra de consenso a partir de los testimonios. Surge a poco del 80, de hecho hay una cosa horrorosa que hizo Fernández Meijide, que dijo “yo los conté, son 8.000”. Fueron los primeros registros que tuvieron en la CONADEP, pero ahÍ no están los pampeanos ni los niños, ni los asesinados de los vuelos de la muerte. Los que tienen la cifra, no la dicen. Es una valoración de las propias víctimas y de sus familiares, de militancia de Derechos Humanos que elaboró esta cifra, son 30.000. Ahora sabemos que son más. Primero porque a poco de efectuado el golpe un coronel, Rodríguez, sostuvo que el volumen de la actividad guerrillera en la Argentina estaba casi inhábil porque quedaban menos de dos centenares de personas dispersas y sin logística como para operar. O sea que al momento del golpe el factor de la lucha armada como elemento para represaliar ya no existía. En el diario México, en el 77, se contabilizó que había 20 mil desaparecidos. Pero hay un informe muy significativo que nunca fue refutado y que proviene de las mismas filas de la dictadura que es el informe que se conoce como Arancibia Clavel. Arancibia Clavel era un espía chileno que operaba en la Argentina. En democracia se armó todo un proceso y entre los papeles figura que la contabilidad de la dictadura al 78 era de 23.000 desaparecidos, falta todo el lapso hasta el 83, que está cubierto por todo lo que ahora sabemos, los niños, los vuelos de la muerte, los desaparecidos que siguen siendo identificados. En La Pampa comenzamos en el 83 con 15, lo elevamos a 25 y ahora son cerca de 90 pampeanos asesinados. Es una cifra que en la estadística nacional descolla porque la población urbana en los setenta era de 80.000 habitantes. Estas cifras son descomunales en la comparativa histórica, y faltan todos lo que murieron como consecuencia de las torturas, Oscar perna, El Cholo Cobera, Raulito D’Atri, las abuelas que murieron de tristeza, todos estos no están contabilizados en esta canallada que se pretende reducir a 8000 como si 8000 los hiciera más buenos y mejores o como si 8000 desmintiera el genocidio. Basta uno.

 

- ¿Por qué hay discurso de odio al respecto?

 

- El discurso de odio es consecuencia de una planificación anterior que es un proyecto de instalar una nueva narrativa y cooptar el sentido común de la sociedad para imponer un plan de terror y de subordinación económica, social y cultural en el país. Yo podría graficar esto si nos referimos a lo que se conoce como Campaña de Desierto, que se impone en la consideración pública como campaña de desierto cuando en realidad fueron campañas punitivas para producir el primer exterminio en el país y hubo séquitas de la campaña y escribas de la campaña que contribuyeron a formar esto que yo digo, conformar una nueva narrativa y alterar el sentido común de los argentinos. Este discurso en la dictadura del 76 se acentuó porque celebraron el centenario de la Campaña del Desierto, y eso está en la currícula escolar y se reproduce en los contenidos de la enseñanza, en los discursos públicos.

 

Esta nueva forma de sojuzgar no a través de golpes tan cruentos, sino otro tipo de golpes de menor intensidad, requiere también un discurso justificativo y para implementar eso, es decir la entrega y la subordinación de nuestra soberanía política y económica, se requiere un relato.

 

Hay un debate actual que es el de la resistencia y además es poner en tela de juicio la democracia y esta democracia que ha permitido el ascenso del fascismo a través de una plataforma electoral, esto es horroroso para la vida democrática del mundo y nuestro país. Así que en algunos círculos se está debatiendo qué forma de resistencia, cómo oponerse a eso, yo he perdido algunas de estas discusiones porque tengo la idea de que la resistencia está buena en términos de defensa, pero la defensa te debilita ante el tamaño de la agresión entonces también debemos adoptar formas ofensivas. No sólo protegerse de las lluvias sino buscar un paraguas que cumpla una tarea con más eficiencia y ese es el gran debate de hoy. Yo creo que es legítimo salir a la calle y protestar hasta que los derechos humanos sean restablecidos, para eso precisamos de memoria y de verdad, porque si olvidamos, hemos perdido.

 

* Caldenia

 

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