Domingo 15 de junio 2025

Un ángel en el Oeste

Redaccion Avances 15/06/2025 - 12.00.hs

A principios de 1970, en 25 de Mayo, a orillas del río Colorado, una zona alejada y con grandes necesidades; se destaca el rol social de una enfermera, en el acompañamiento y apoyo a las familias y comunidad.

 

María Elena Noguerol *

 

María Violeta o “Lita” conocida por todos, realizaba sus tareas en la Sala de Primeros Auxilios, ella era una de las enfermeras que, en lo cotidiano, atendía a los pacientes: tomaba la presión, hacía curaciones y vacunaba, acompañada con el inevitable grito posterior al pinchazo.

 

La salita de Primeros Auxilios, construida por el Ente Provincial del Río Colorado a comienzos de la década del 60, contaba con una sala de espera, un consultorio, un pasillo hacia las habitaciones de internación, con sus respectivos baños, sala de partos, cocina y lavadero. El espacio respondía a la demanda de la comarca, aunque resultaba difícil contar con médicos, que llegaban de otras provincias contratados por un año.

 

Hay recuerdos que marcaron a Lita, como el día en que llegó una mujer con contracciones, en estado muy delicado. Había tenido varios partos, pese a los consejos del médico de evitar un nuevo embarazo, -ya que su vida corría peligro-, estaba nuevamente en busca de ayuda en la salita.

 

Frente a esta mujer, Lita pensó que las unía, el origen humilde; y también en sus diferencias, ya que no habían tenido las mismas oportunidades.

 

Lita hizo la primaria en El Sauzal, en una escuela rancho de barro, con una sola aula donde funcionaban todos los grados, compartida por unos 20 alumnos. Al crecer la cantidad de alumnos, se construyeron cuatro Casillas, para que funcionara la nueva escuela, en terrenos donados por su papá, Porfidio Bustos.

 

El maestro Cejas le propuso que se encargara de preparar el desayuno a los alumnos. Ella, con veinte años aceptó, en esos años no era común que una joven tuviera un trabajo remunerado.

 

Poco tiempo después, la enfermera Maruca Bonini, la recomendó para trabajar en la salita de Primeros Auxilios como mucama. En ese momento no había personal en enfermería y ella comenzó a aprender el oficio. A lo largo de los años, trabajó con muchos médicos: Néstor Ahuad, Alberto Ruiz, Ricardo Vieitez.

 

Disfrutaba mucho su tarea como enfermera, le gustaba especialmente participar en los partos. Su madre Rosa Sepúlveda de Bustos, había ejercido durante muchos años, su oficio de matrona, y tal vez fue ella quien le transmitió esa paz y esas ganas de ayudar. Lita decía: En un parto es fundamental tener coraje, hacerlo con gusto y hacerlo bien. Siempre con el profesional como guía.

 

Pero esa tarde, de regreso a la realidad de la salita, el médico se había ausentado por una urgencia. Lita guía a la paciente hacia la sala de partos para realizar el seguimiento de las contracciones, dilatación y estado general de la madre. Pasan los minutos y sorpresivamente comienza el parto. Con mucha seguridad, ella sola asume la tarea y tranquiliza a la madre.

 

El alumbramiento se desarrolla sin dificultad, nace un varón de muy bajo peso, sin signos vitales. Con gran profesionalidad, Lita apartó con cuidado al bebé para contener a la madre, cuando de pronto, con gran sorpresa, sintió un movimiento y un llanto muy débil. Se acercó a revisar al recién nacido, su ritmo cardíaco era casi imperceptible. Asombrada dijo: ¡Respira!

 

Cuando llegó el doctor, revisó al prematuro y decidió el traslado urgente al Hospital de Santa Rosa, a más de cuatrocientos kilómetros. Lita viajó junto al bebé, en una ambulancia con el chofer Carlos Roldán. En el camino lo revisaba constantemente y en La Reforma, consultó a una médica quien le confirmó: Está con vida, sigan viaje. Lita subió a la camioneta y le dijo a su compañero: ¡Está vivo, dale Carlitos!

 

Pasaron los años y en una visita que realizó Lita al Hospital Lucio Molas en Santa Rosa, le presentan a un joven enfermero. Le dijeron: ¡Vos lo conoces! Era el bebé prematuro que había nacido en sus manos.

 

Con sus 38 años de experiencia y trabajo incansable, para Lita “la tarea de enfermera consiste en escuchar al paciente, darle afecto. Yo me ponía alas para ayudar cuando entraba al Hospital”.

 

* Colaboradora

 

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