Domingo 29 de junio 2025

Una crónica desde París

Redaccion Avances 29/06/2025 - 09.00.hs

“Nos quitaron la patria, nos quitaron la voz, pero no pudieron quitarnos el lenguaje. Y mientras tengamos palabras, todavía podemos defender la libertad” - Dora María Téllez, ceremonia de apertura, CEISAL 2025.

 

Adriana Lis Maggio *

 

Llegué a París con expectativa de reencuentro con algunas compañeras de la Red Independiente de Mujeres por la Cultura -que me impulsó a participar- y la cabeza llena de preguntas respecto a cómo nos ven, cómo se estudia Latinoamérica desde el mundo y otras.

 

Nunca imaginé que, décadas después de aquellas primeras lecturas que me formaron -desde la escuela y la universidad pública, desde la gestión comunitaria, desde la militancia cultural- iba a encontrarme en una de las aulas de la Sorbonne Nouvelle, exponiendo en el 11º Congreso del CEISAL (Consejo Europeo de Investigación Social en América Latina). No como una voz excepcional, sino como una voz más de las muchas que construyen sentido, a pesar de los contextos adversos y la lejanía territorial-Santa Rosa, La Pampa, Argentina- de los centros.

 

El Congreso mostró gran variedad de propuestas -más de 800 participaciones- y fue una mezcla de encuentro y denuncia, de resistencia y celebración. Una apuesta para pensar y revisar la justicia social, los cuidados, los saberes del sur… mientras en nuestros países arrecia el neoliberalismo más salvaje.

 

“La modernización que nos venden no es progreso. Es obediencia disfrazada de eficiencia. Y no hay justicia posible sin desobediencia organizada”, dijo también Dora Téllez en el acto en el que fue nombrada doctora Honoris Causa y que nos dejó impotentes y con lágrimas, en algunos momentos.

 

París nos recibió luminosa y diversa, los abrazos en los pasillos se mezclaban con el dolor compartido por las democracias heridas en América Latina. Era inevitable pensar, mientras Macron iluminaba la Torre Eiffel para homenajear a Lula da Silva, en el despropósito grotesco de un presidente argentino que desarma el Estado, banaliza el saber y recorta y mercantiliza la cultura. Y allí, en ese contraste brutal, pude contar algo de lo que hacemos en las provincias, en el interior profundo, en los márgenes de las decisiones y el centro de la vida.

 

Fui incluida como expositora dentro del simposio: “Igualdad, cuidados y justicia social”, un espacio donde se cruzaron voces y geografías diferentes pero atravesadas por urgencias similares.

 

Compartimos reflexiones y preguntas :¿Cómo pensar políticas públicas que acompañen y protejan prácticas culturales vivas, profundamente enraizadas en los territorios, cuando la temporalidad del Estado no siempre acompaña los tiempos de la memoria y la transmisión?¿cómo relacionar en acciones el saber académico y las políticas públicas? Nuestras prácticas culturales no pueden reducirse a expresiones simbólicas, porque también son sistemas de conocimiento, estrategias de supervivencia, gestos de autonomía, pero las palabras solas no modifican las realidades.

 

Escuchar y ser escuchada.

 

Las discusiones del simposio fueron muy enriquecedoras. Se habló del impacto de la crisis climática sobre comunidades originarias, de la economía del cuidado, del rol de las mujeres migrantes en la transformación de las ciudades. Desde Colombia, Alemania, Francia, Bolivia, Brasil España… todos coincidíamos en la necesidad de construir un conocimiento que no sea extractivista, sino dialógico y emancipador.

 

Hoy, después de esta experiencia, reafirmo que la fuerza transformadora está en lo local: en los territorios, en la memoria viva y en las prácticas culturales cotidianas. Para que el saber universitario tenga impacto real, debe articularse con las políticas públicas y las comunidades, trabajando en conjunto y con respeto por los tiempos y ritmos propios. Como decía Eduardo Galeano, “lo local es el único lugar desde donde se puede pensar lo global”. O, en palabras de Bell Hooks, reconocida activista y académica contemporánea, “la liberación verdadera requiere que nos involucremos en nuestras comunidades, que valoremos el conocimiento que nace de la experiencia vivida y que nos comprometamos a transformar el mundo desde nuestras realidades concretas”.

 

Estar activos y presentes en el territorio, tejiendo redes y defendiendo saberes, es el camino para construir sociedades más justas y democráticas. Porque la transformación verdadera se gesta en el día a día, en la construcción de comunidad, en la escucha y el cuidado mutuo.

 

En red.

 

La Red Independiente de Mujeres por la Cultura es un espacio autogestivo, plural y federal que reúne a trabajadoras de la cultura de diversas regiones de Argentina y del exterior. Nació en tiempos de crisis y ajuste, como una respuesta colectiva frente al vaciamiento de políticas públicas y al silenciamiento de las voces disidentes. Está integrada por artistas, gestoras, investigadoras, productoras, comunicadoras y educadoras que comparten el compromiso de defender la cultura como derecho y como bien común.

 

La red articula acciones de incidencia política, formación, acompañamiento entre pares y visibilización de proyectos que promuevan la equidad, la memoria y la justicia. Con presencia en Buenos Aires, La Pampa, Rosario, Córdoba, Madrid y Girona, entre otras ciudades, la red se fortalece desde la diversidad y la convicción de que sin mujeres no hay transformación posible.

 

Este Congreso reafirmó esa convicción de que, en tiempos de profundas crisis y desigualdades, las voces que desde distintos rincones del mundo defendemos la justicia social y cultural somos parte fundamental de la transformación que América Latina necesita. Y es colectivo. Y es urgente.

 

* Colaboradora. Gestora cultural, escritora.

 

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