Pétalos que guardan viejas historias
Los veinte metros que ocupan las hojas y flores que expone Antonio Bustamante en el CMC apenas alcanza para mostrar una pequeña parte de un tesoro acumulado por 40 años y que reúne 25 mil piezas.
"Los coleccionistas tenemos eso de ser muy egoístas: juntamos nuestras piezas, las miramos y las volvemos a guardar", dice Antonio Bustamante mientras recorre con LA ARENA el extenso caballete de varios metros, donde exhibe "Pétalos", como se llama la muestra de hojas y flores disecados gracias a un método natural, que descubrió hace cuatro décadas en Realicó, donde vive. La exposición, que inauguró ayer por la tarde, se encuentra en la Galería Izquierda del Centro Municipal de Cultura, Quintana 172, y se podrá visitar hasta el sábado, de 9.30 a 12.30 y de 16 a 21. El domingo estará abierta sólo en el horario de la tarde.
De todo el mundo.
El "tesoro" completo reúne unos 25 mil ejemplares de hojas de diferentes plantas, pétalos y flores de distintos sitios de La Pampa, Argentina y países como Colombia, Ecuador, Italia, Australia, Japón e Israel, que Bustamante acopia desde los diecisiete. Hace ocho años, para el centenario de su pueblo, que hizo la primera muestra y por fin se quitó la fama que acompaña a sus colegas coleccionistas y cultores de hobbies.
"Fueron a verla cuatro mil personas", recuerda y acerca al fotógrafo una de las muchas lupas tendidas sobre las mesas para conocer los microscópicos laberintos que revela esa flora detenida en el tiempo. Cada una de las hojas y pétalos ha sido conservada con sus colores y relieves, gracias a un procedimiento muy sencillo. Sobre una tabla de "fibra fácil", se coloca la flor o la planta entre dos servilletas de papel. La cuarta capa es una tabla de madera. El paso que sigue es llevar todo a una prensa, que se ajusta suavemente cada quince días durante tres o cuatro meses.
La clave de la técnica es que el proceso de secado sea lento para que no sea agresivo con las formas de los elementos que se desea conservar, dice Bustamante. Las hojas o pétalos, aún de especies de gran tamaño, pierden volumen al punto que entran en las dos dimensiones de un sobre de plástico "contac" y pueden manipularse como si se tratara de una tarjeta o una postal.
"Muchos biólogos se han acercado asombrados por el estado intacto de los colores y las formas y no me creen cuando les digo que no uso ningún químico: si lo hiciera, estaría lleno de dinero", bromea. Su singular muestra ha sido vista por 70 mil personas en todo el país y recibe unas cien cartas por días a su correo electrónico de interesados en conocer su "fórmula" para detener el reloj de las plantas, asegura.
Se puede tocar.
La exposición está montada sobre una sucesión de mesas que suman veinte metros, que Bustamante cuidará durante los días que se encuentre abierta al público. "Me resisto a implementar un sistema más seguro para exhibir las plantas y flores porque me interesa que los visitantes puedan levantarlas de los taburetes y mirarlas en detalle".
Bustamante se dedica a la construcción y espera pronto poder editar un libro de relatos y poemas. Es que cada flor "guarda una historia", que le han confiado al coleccionista novios enamorados, mujeres desengañadas y tantos protagonistas de relatos de amor de Realicó y otras latitudes. Quienes recorren la exposición se pueden llevar una pequeña muestra de regalo, junto a algunos fragmentos de estos textos, guardados durante 40 años.
Artículos relacionados