Ganó Boca
Producto de una desafortunada acción de Juan Pablo Carrizo llegó el primer gol del partido, a los 27 minutos, tras introducir la pelota en su propia valla con la mano izquierda en una extraña pirueta, tras un córner ejecutado por Pablo Mouche. Martín Palermo, en su último clásico, marcó el gol 304 de su carrera, al anotar el segundo tanto de su equipo, a los 30 minutos del primero tiempo, con un cabezazo de emboquillada, que dejó inmóvil a un inseguro Carrizo.
Sobre el final, y después de agredirse mutuamente, Clemente Rodríguez y Matías Almeyda fueron expulsados.
Tras esta segunda caída consecutiva, el equipo de Juan José López quedó muy comprometido en la tabla de los promedios, cuando faltan cinco fechas para que finalice el Clausura.
El Xeneize, por su parte, atraviesa el mejor momento desde que asumió el Julio Falcioni: suma 21 puntos, acumula cinco partidos invicto y ganó en la Bombonera por segunda vez en el certamen.
El Millonario, que no gana en la Bombonera desde 2004, perdió su invicto en condición de visitante, sumó su segunda caída seguida y quedó nuevamente complicado en su lucha por evitar la Promoción.
River arrancó mejor en el primer tiempo y dominó las primeras acciones, aunque no pudo reflejar esa situación en el arco rival. Boca se recuperó y comenzó a emparejar el juego en la mitad y así empezó a definir el superclásico.
Cuando se jugaban 27 minutos, Mouche lanzó un centro desde la izquierda y cuando ingresaba Monzón para cabecear, Carrizo metió la pelota en su propio arco con un manotazo.
El combinado local insistió y amplió la ventaja por intermedio de Palermo, quien hizo uso de todo su olfato goleador, para marcar de cabeza el 2-0 por arriba del arquero.
La Bombonera estallaba y el equipo local se afirmó en el campo, luchando cada pelota y jugando su propio partido.
Lo aguantó.
En el segundo tiempo, el equipo riverplatense intentó recuperarse y hasta pudo descontar, pero Lucchetti estuvo muy seguro y le tapó un tiro libre bien colocado a Lamela. En otra chance, Monzón salvó en la línea un remate de Pavone que tenía destino de gol.
Boca, en tanto, se ordenó tácticamente en su campo y apostó a la velocidad de Mouche para el contragolpe. El delantero tuvo dos posibilidades de aumentar, pero no estuvo certero en la definición: primero remató desviado en un mano a mano con Carrizo, y luego con un tiro que el arquero le tapó en el primer palo.
Sobre el final del partido, la impotencia se adueñó de River. Los minutos pasaron, el empuje de Pavone y el fútbol de Lamela no alcanzaron, Boca se mantuvo firme y se quedó otra vez con todos los festejos en un superclásico. (NA)
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