La cultura del fútbol, en un Mundial soñado

(F. Coller/ Enviado a Doha, Qatar) - En mi quinta cobertura mundialista, no tengo dudas que Qatar ha sido el más completo de los cinco. Una misma ciudad, la cercanía en los estadios sedes, la disposición y la logística implementada para facilitar el traslado a los visitantes, la maravilla árabe del Golfo Pérsico y obviamente el rendimiento deportivo de la Selección Argentina. La influencia de lo inolvidable.

Caminar por las calles de Doha es deslumbrarse a cada paso. La abundancia es la excelencia. Desde las comidas hasta los edificios. Desde el parque automotor hasta la distribución geográfica de sus placeres turísticos. Posiblemente se mostró al mundo las maravillas que ofrece una buena vida, aunque con leyes impropias en materia de igualdad.

En algo más de un mes en este país, no he presenciado ninguna manifestación sobre derechos no adquiridos. La sensación es que quienes aquí conviven, aceptan ese condicionamiento sin importar demasiado coincidir o no con ese pensamiento. Lejos de lo ideal. La diferencia económica con nuestro país existe, y por cierto es abismal; aunque socialmente tienen más de una materia pendiente lejos de su aprobación.

Motivación.

La ciudad se ha visto conmovida al recibir la primera organización asiática de una copa del mundo. Y cumplió con creces las expectativas generadas. Se pensó un Mundial con enorme infraestructura al servicio de los simpatizantes que aprovecharon toda ocasión de servicio gratuito. El Metro con toda combinación posible a sitios diversos. Y si también hiciera falta, colectivos a las puertas de cada estación de subte para el traslado a barrios periféricos. Un arsenal de movilidad pública.

En particular, Qatar logró condimentos extras. Informar desde un mundial de fútbol para Radio Noticias y La Arena con un protagonista pampeano en cancha, es altamente motivante. Ya no es solo transmitir lo que sucede a diario, sino también seguir los pasos de Alexis Mac Allister, primer jugador nacido en La Pampa en disputar un Mundial.

La experiencia no pasará rápido al olvido. Las cautivantes esencias y aromas, los impecables atuendos (turbantes en los hombres y la abaya en las mujeres), la fina tela de sus prendas y alfombras, la grandilocuencia perpetua, la Copa del Mundo. Un combo exquisito para quienes amamos tanto la cultura extravagante de ver rodar una pelota de fútbol.