Dina Boluarte pidió perdón
La presidenta de Perú, Dina Boluarte, utilizó ayer su discurso anual por las Fiestas Patrias ante el Congreso para pedir perdón en nombre del Estado por las decenas de muertes registradas en las protestas en su contra, mientras a pocos metros se producían nuevas manifestaciones.
"Declaro nuevamente, y con mucho dolor, que el saldo de víctimas y heridos es un lamentable resultado que nadie quiso. Con profunda y dolorosa consternación pido perdón, en nombre del Estado, a los deudos de todos los fallecidos, policías, civiles y militares, y también a los heridos", dijo Boluarte.
La presidenta, además, aseguró que su gobierno acatará las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para que no se repitan los hechos ocurridos entre diciembre y marzo pasados, cuando al menos 49 personas murieron por la represión de las protestas.
Boluarte, que hasta ahora había minimizado los hechos y los había atribuido a un aprovechamiento de la situación política por parte de terroristas, narcotraficantes, mineros ilegales, delincuentes comunes y agentes extranjeros, afirmó que tras las movilizaciones "no hubo vencedores ni vencidos".
"La democracia permite el derecho a la protesta, pero la democracia también permite y reclama diálogo. Por ello, anuncio que relanzaremos el Acuerdo Nacional (un foro multipartito), incorporando a todos los sectores sociales, a fin de dialogar sobre agenda social y reformas pendientes", añadió.
Antes del discurso, al participar en el tradicional Te Deum en la Catedral, la mandataria escuchó al arzobispo de Lima, Carlos Castillo, pedir que se haga justicia con los muertos y los heridos durante los hechos en que, según la CIDH y otros organismos internacionales, hubo exceso de fuerza en la represión, incluidas "ejecuciones extrajudiciales".
"Me corresponde hacer con todo respecto una invocación a las máximas autoridades del país a colocarse por unos minutos en la situación de aquellos que más sufren, afrontando cara a cara nuestros desaciertos y los graves males en los que hemos incurrido, incluidas las muertes que esperan aún justicia y reparación", afirmó Castillo.
Incidentes.
Mientras Boluarte pronunciaba su discurso en el Congreso, controlado por fuerzas aliadas a su gobierno, en los alrededores del edificio había forcejeos entre policías y manifestantes congregados para protestar contra "la dictadura asesina y corrupta".
"Si la señora Dina no renuncia, si no se cierra el Congreso, la lucha va a continuar", dijo la Coordinadora Nacional Unitaria de Lucha (CNUL), nueva organización integrada por grupos políticos, sindicales, estudiantiles y populares.
En el sureño departamento de Puno, el punto donde es más activa la oposición a Boluarte, se reportaron cierres de vías, mientras en el vecino Arequipa hubo incidentes relativamente menores. Las concentraciones se registraban hoy desde temprano en diferentes ciudades, incluida Lima.
En los días previos hubo movilizaciones en Lima con participación de al menos 20.000 personas, según el Ministerio del Interior, pero transcurrieron en forma pacífica, tal como habían prometido los convocantes, salvo por algunas refriegas menores.
Según encuestas, alrededor del 90% de los peruanos está a favor de que se celebren elecciones generales antes de 2026, cuando termina el período, de forma que el país puede tener un gobierno y un Congreso distintos a los actuales, reprobados en los sondeos por cerca de 80 y 90%, respectivamente.
Represión.
Cuando Boluarte decía en el Congreso que su gobierno respeta el derecho a la protesta, a unas cuadras de distancia la policía lanzaba gases lacrimógenos y cargaba a palos contra los manifestantes que demandaban su renuncia.
"Asesinos, asesinos", fue la respuesta. "Democracia sí, dictadura no", se leía en una gran banderola. Familiares de las víctimas de la represión levantaban sus fotos y clamaban por justicia.
Delegaciones llegadas a Lima desde las provincias se sumaron a las protestas en la capital. Las movilizaciones se dieron en todo el país. Decenas de miles tomaron las calles del centro de Lima, cerca a Palacio de Gobierno y al Congreso, y las principales plazas de las provincias, para demandar la renuncia de Boluarte, el cierre del Congreso, el adelanto de elecciones generales, la convocatoria a una Asamblea Constituyente para cambiar la Constitución neoliberal heredada de la dictadura de Alberto Fujimori y justicia por las muertos durante la represión a las protestas que estallaron en diciembre.
Después de su mensaje, Boluarte se refugió en un Palacio de Gobierno rodeado por la policía, donde recibió los saludos protocolares, al tiempo que en las calles se seguía exigiendo su renuncia y la policía reprimía a los manifestantes. (Télam)
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