Maduro fue clasificado como terrorista
Estados Unidos oficializó la designación del denominado Cartel de los Soles como organización terrorista extranjera (FTO), figura que permite ampliar el margen de sanciones y acciones penales que Washington puede adoptar contra personas o estructuras ligadas a esta supuesta organización cuyo liderazgo atribuyen al presidente venezolano Nicolás Maduro.
Según un artículo publicado en Página 12, Caracas rechazó inmediatamente la decisión y la calificó o como “una ridícula patraña” destinada a justificar una intervención militar en su territorio. “Hagan lo que hagan, no van a poder con Venezuela”, advirtió Maduro. La medida coincide con un creciente despliegue militar en el Caribe y nuevas cancelaciones de vuelos hacia Venezuela.
El invento del cartel.
Mediante una publicación en el Registro Federal, el Departamento de Estado formalizó el anuncio del secretario de Estado, Marco Rubio. Según el funcionario, Washington cuenta con “pruebas suficientes” para concluir que la supuesta organización cumple las condiciones establecidas por la Ley de Inmigración y Nacionalidad para clasificar a un grupo como terrorista. Esa norma establece que un FTO debe ser un grupo extranjero que participe “en actividades terroristas o terrorismo” y debe “amenazar la seguridad de los ciudadanos estadounidenses o la seguridad nacional de Estados Unidos”, incluyendo los ámbitos de defensa, relaciones exteriores o intereses económicos.
El gobierno estadounidense sostiene que el presunto Cartel de los Soles opera desde los años 90 y estaría integrado por mandos militares y funcionarios venezolanos. Las autoridades estadounidenses aseguran que Maduro y el titular de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, lideran la red, acusación que Caracas rechaza y considera una “invención” utilizada como herramienta de presión política. Los expertos internacionales también descartan la existencia de una organización formalmente establecida y advierten que sío existen redes de corrupción permisivas con actividades ilícitas.
“Patraña ridícula”.
Mediante un comunicado de prensa, el ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela calificó la acusación de Washington como “una ridícula patraña destinada a justificar una intervención ilegítima e ilegal bajo el clásico formato de cambio de régimen” y sostuvo que la designación reitera una narrativa “infame y vil” esgrimida en oportunidades anteriores, que “fracasará como todas las agresiones previas”.
Luego del anuncio desde Estados Unidos, Nicolás Maduro sostuvo: “hagan lo que hagan, como lo hagan, donde lo hagan, no podrán con Venezuela, somos invencibles, no han podido ni podrán jamás”. En su programa de televisión semanal “Con Maduro más”, el jefe de Estado convocó a la unidad: “estamos blindados para garantizar el sueño de Bolívar y la paz. La paz seguirá siendo nuestra victoria”.
Durante una conferencia de prensa, el ministro de Interior, Diosdado Cabello, dijo: “todos los días se inventan una pendejada distinta, una más estrafalaria que la otra; todos los días, para señalar a Venezuela y justificar lo que ellos quieren”.
Según Caracas, la operación militar estadounidense responde a un claro objetivo político: presionar la salida de Maduro y avanzar sobre los recursos naturales del país, principalmente el petróleo. Desde Venezuela precisaron muchas veces que el 80 por ciento del tráfico de drogas hacia Estados Unidos transita por el Pacífico y no por el Caribe, y recordaron que Washington ignora las cifras de incautaciones presentadas por autoridades locales.
Ofensiva en el Caribe.
Mientras tanto, el jefe del Estado Mayor, Dan Caine, visitó Puerto Rico para “supervisar el operativo y revisar el estado de preparación del personal”. La visita se produjo en medio de versiones difundidas por el diario The New York Times sobre la auorizción otorgada a la CIA para impulsar acciones encubiertas dentro de Venezuela.
Desde agosto, la flota, el personal y armamento desplegados en el sur del mar Caribe aumentaron hasta alcanzar el mayor despliegue militar en la zona desde la Crisis de los Misiles y el bloqueo naval a Cuba en 1962. El Pentágono argumenta que es para combatir el tráfico de drogas hacia el país e informó que ya fueron destruidas unas veinte embarcaciones presuntamente dedicadas al tráfico de drogas, aunque nunca aportaron pruebas. Hasta ahora murieron más de 80 tripulantes, acciones que Caracas y múltiples organismos internacionales calificaron como “ejecuciones extrajudiciales”.
Día tras día, Estados Unidos continúa aumentando la presión sobre Venezuela. El viernes la Administración Federal de Aviación (FAA) emitió una advertencia internacional a todas las aeronaves que sobrevuelan Venezuela o el sur del Caribe para “extremar la precaución” frente al incremento de actividad militar. Seis aerolíneas internacionales cancelaron vuelos durante el fin de semana.
La posibilidad de una acción militar directa está generando un creciente escepticismo público en Estados Unidos. Una encuesta de CBS/YouGov publicada el domingo reveló que el 70 por ciento de la ciudadanía se opone a una intervención militar en Venezuela, y el 76 por ciento cree que la Casa Blanca no explicó claramente su posición sobre el uso de fuerza militar. Además, el 66 por ciento opina que se requiere una autorización del Congreso para emprender una acción de esa naturaleza.
En un artículo publicado por Axios, Trump le aseguró a sus asesores que planea hablar con Maduro, pero aún no sabe cuándo porque la llamada está “en fase de planificación”. “Nadie planea entrar y dispararle o secuestrarlo (a Maduro). No diría que nunca vaya a suceder, pero no es el plan en este momento”, aseguró un funcionario estadounidense cercano a las supuestas conversaciones con Caracas.
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