Denuncian que el Borda se “convirtió en una comisaría”
Poco a poco la presencia policial comenzó a aumentar en el Hospital J. T. Borda hasta que adquirió una lógica más parecida a una cárcel que a un centro psiquiátrico.
Cualquiera sea el día de la semana, por la tarde, hay patrulleros estacionados afuera del hospital. Según detalla el artículo de El Diarioar, escrito por León Nicanoff, dentro del precio, en la entrada, en los pasillos, en salas comunes, se ven policías.
El hospital endureció el control de ingreso y egreso, sumó dos servicios de admisión (en total son tres) para recibir a personas que delinquieron, se redujeron las visitas de los sábados y se eliminaron la de los domingos.
El artículo relata que la atmósfera en el lugar “se volvió opresiva y el clima tenso”.
“Hace tiempo recibimos pacientes derivados por la Justicia como si el hospital fuera un ámbito carcelario. Desde que se desarmaron las Unidades 20 y Salud se retiró del programa Prisma, esas personas –con padecimiento mental y causas penales– quedaron sin destino y comenzaron a llegar al Borda, por eso se llenó de policías”, explicó Gabriela Sánchez, secretaria de la Comisión Interna de ATE en el Borda.
Desde el medio citado, explicaron que intentaron comunicarse en distintas oportunidades del hospital y del área de Salud Mental de la Ciudad, pero no tuvieron respuestas.
“La Dirección del Hospital no rechaza a estas personas judicializadas. Según ellos, en una oportunidad los médicos de guardia no admitieron una internación porque no creían que tuviera la pautas necesarias, y terminaron procesados por no obedecer una orden judicial. Desde entonces se internan, pero con la policía custodiándolos”, revela la gremialista Sánchez.
Ocupar espacios.
Por su parte, los empleados denuncian que los agentes de seguridad empezaron a ocupar espacios de trabajo de enfermeras y, por las noches, según afirman comenzaron a armar “ranchadas” de truco con música elevada.
Primero se hicieron parte del entramado del neuropsiquiátrico y, después, según los empleados, empezaron a desconocer algunas reglas. “Un compañero de limpieza abrió la puerta del baño que estaba usando un policía. El policía le gritó, lo insultó y le dijo: ‘Mirá que te puedo dar un tiro’. Tras cumplirse 15 años de la sanción de la Ley de Salud Mental que exigía la desmanicomialización, el Borda no sólo siguió siendo un hospital monovalente sino que hoy se convirtió, según sus trabajadores, en “una gigantesca comisaría” o en “un espacio depositario de pacientes judicializados con policías armados”.
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