“Es iniciar una situación de violencia”
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, criticó ayer la designación del teniente general Carlos Presti como nuevo ministro de Defensa, el primer militar en ocupar el puesto desde el retorno de la democracia en 1983. Para de Carlotto, su nombramiento es una “provocación” del Gobierno que debe impedirse. “Esto es iniciar una situación de violencia en la sociedad, cuando ya sabemos la vida que ha tenido la Argentina con los golpes de Estado, con las dictaduras y con todo lo que hemos sufrido”, señaló.
En diálogo con Radio Splendid AM 990, Carlotto sostuvo: “Esta idea de poner a un militar como ministro de Defensa es una provocación, es ponerlo en un lugar que no le corresponde, primero porque no está preparado para eso y segundo que no lo sabe hacer”. La dirigente expresó que con medidas de este tipo el Gobierno “está mortificando al país con ideas extrañas y tenemos la obligación de impedírselo”, publicó Bae Negocios.
“El que tiene vocación militar, que esté en esa vocación y que cumpla con la obligación de defender y defendernos, pero las políticas de Estado las manejan los civiles. Estos son inventos que destruyen la identidad. Van cambiando lo que ya es historia para hacer una historia nueva que no sirve para nada o es peligrosa”, subrayó, al tiempo en el que agregó: "No podemos vivir los ciudadanos esperando que va a hacer hoy el presidente”, y rechazó que “haga los disparates que hace y uno tenga que todos los días vivir una humillación permanente”.
Designación.
Por otro lado, Tiempo Argentino informó que, a diferencia de la referente de Abuelas, el exministro de Defensa Julio Martínez tuvo una mirada más afin a la nueva designación. El exfuncionario radical descartó cualquier preocupación por el desembarco de un militar al frente del ministerio, argumentando que tras cuatro décadas de democracia el control civil está consolidado.
Sin embargo, exigió que el recién designado Carlos Presti solicite su retiro formal de las Fuerzas Armadas para asumir legítimamente la cartera de Defensa. Porque si bien destacó su nombramiento, también recordó que la ley impide a los militares en actividad ocupar cargos políticos sin una autorización superior o sin pasar al retiro, citando como precedente la irregularidad que encontró con Sergio Berni durante su gestión. Pese a esta advertencia técnica,
Democracia.
En un intento por desactivar las críticas, Martínez insistió en que las Fuerzas Armadas actuales son hijas de la democracia, señalando que Presti solo tenía 10 años durante el golpe del 76 y 17 al retornar la democracia en el 83, por lo que no tuvo participación ni complicidad con la dictadura. Asimismo, rechazó enérgicamente juzgar al general por el pasado de su padre, quien fue comandante durante el Proceso, equiparando esa práctica con acciones del nazismo y el kirchnerismo. En cambio, pidió evaluar su “foja de servicio intachable” y que se aboque a urgencias como la compra de misiles, drones y la mejora del sistema de salud castrense.
No obstante, el respaldo exhibió sus grietas al reconocer el riesgo de que el peronismo pueda replicar la jugada de ubicar a un militar afín en el futuro, una posibilidad que calificó de latente. Martínez concluyó con una frágil garantía: si Presti se desvía, el Presidente puede removerlo «en un minuto». La designación, así, queda bajo la lupa, entre el intento de normalizar la figura castrense en la política y la sombra de prácticas que se creían superadas.
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