Miércoles 24 de abril 2024

Tradición de familia

Redaccion 15/10/2021 - 21.01.hs

La tienda «Las Mil Ofertas» está cerca de cumplir 40 años de trayectoria, un lugar de referencia para la ciudad y la provincia que vende todo tipo de indumentaria en sus dos locales céntricos.

 

«La tienda de la familia, de todos y para todos». Pocas veces un eslogan comercial es tan adecuado. Porque si hay algo que distingue a esa tienda histórica es exactamente eso, la familia. Y por partida doble, por la que está detrás del mostrador y por la que conforma la clientela. Porque ahí se visten desde el bebé hasta la abuela. Desde el hombre que trabaja en el campo hasta la oficinista. Se mezclan las edades, las clases sociales, las profesiones, los oficios. Hay para todos los gustos y siempre con la mejor atención, «porque atender a la gente es un servicio».

 

Sergio Massa tiene 65 años y aunque en principio sus estudios en Veterinaria lo inclinaban hacia la vida de campo, desde hace cuatro décadas convive con pantalones, camisas, delantales escolares, medias, piyamas, vestidos, sábanas y todo tipo de indumentaria. «Las Mil Ofertas» es un clásico que nunca pasa de moda y que hoy, con sus dos locales en pleno centro de Santa Rosa, se reinventa y mantiene su vigencia.

 

«Yo soy de Trenel, mi suegro Vladimiro Rivero tenía una tienda en el pueblo y cuando las hijas empiezan a ir a la Universidad se viene para Santa Rosa y abre un local en la esquina de 9 de Julio y Pico. El origen del nombre es porque quería liquidar lo del negocio de Trenel para instalarse acá, entonces ponía todo en oferta. Le empezó a ir muy bien y así siguió el negocio», recuerda Sergio, que se casó con Gabriela Rivero, su compañera de vida y de crianza de ocho hijos, de los cuales la mitad trabaja hoy en Las Mil Ofertas.

 

«Cuando nos casamos nos vamos a Trenel. Yo estudiaba Veterinaria y voy a trabajar al campo de mi familia, pero en ese momento no andaba bien la cuestión económica, ya teníamos tres hijos y uno en camino y mi suegro siempre nos tentaba con la tienda, que si veníamos iba a abrir otro local. Finalmente nos vinimos y en el ’82 nos instalamos en el actual local de Hipólito Yrigoyen. Se lo alquilamos a don Agasio Vitale, que era sastre y era muy conocido en Santa Rosa. Mi suegro falleció muy joven, a los 56 años, así que en el ’89 quedamos solos y abrimos una sucursal en la Roque Sáenz Peña».

 

En ese momento había tres locales, y el de la Roque Sáenz Peña funcionaba muy bien en otra etapa diferente de la capital pampeana. «Ese negocio era muy importante porque la avenida era doble mano y en el Parque Industrial había muchísimo movimiento, gente que iba y venía todo el tiempo. En ese momento fuimos precursores de abrir los sábados a la tarde porque la gente que trabajaba en las fábricas tenía ese espacio libre e iba a comprar, así que fuimos unos de los primeros en implementar ese horario», recuerda Massa sobre una Santa Rosa en donde abundaban las tiendas de ropa.

 

«Estaban Tiendas Barreiro, Vimaty, La Moderna, Los Sorianos. También la Galver y Family, que hoy se mantienen como nosotros, pero después el negocio en general fue cambiando, aparecieron las pilcherías con las marcas específicas y el panorama se modificó. Para mí trabajar acá era algo impensado pero le fui agarrando la mano, mi suegro me enseñó mucho y es algo que hoy después de tantos años hago con muchas ganas y entusiasmo. La gente viene contenta a comprar, porque no es un taller mecánico o una farmacia donde vas porque estás mal o se te rompió algo, es un negocio donde el cliente se siente muy a gusto», resalta.

 

Largo camino.
A lo largo de 40 años Las Mil Ofertas atravesó todas las épocas, todos los cambios y, sobre todo, las innumerables crisis económicas. Un recorrido que la familia supo afrontar y sobrellevar. Y ahora se suma una pandemia mundial.

 

«En un momento con mi suegra nos dividimos, ella se quedó con tienda La Oferta y nosotros le pusimos Las Mil Ofertas, pero era todo igual, los mismos proveedores, la misma atención. Pero en 2001 con la grave situación económica tuvimos que cerrar el local de Roque Sáenz Peña, no lo pudimos sostener. En el de la Pellegrini 242 estuvimos 22 años hasta que nos corrimos un poquito, al 270, que es más cómodo y amplio y así la clientela se siente más a gusto».

 

Sergio no deja de mencionar a Gabriela, «un sostén fundamental, que es incondicional porque con ocho chicos siempre estuvo en casa y es un apoyo clave» y esa unión familiar se refleja en la tienda, donde algunos entraron y se quedaron mientras que otros eligieron caminos diferentes.

 

«Tres de mis hijos trabajan en el local de 9 de Julio 157 y también uno de mis nietos. En la Pellegrini hay otro hijo y otro nieto, además de los empleados. Después hay un comunicador social, un kinesiólogo, uno que es chef y se fue a España, un anestesista en Buenos Aires; pero los ocho pasaron por la tienda, y tuvimos la suerte de siempre tener empleados bárbaros, salvo alguna excepción siempre fue ideal, incluso entablamos amistades. Esto es un todo, cada uno aporta su granito de arena y creo que eso la gente lo percibe», se entusiasma Sergio.

 

Clientela.
En Las Mil Ofertas, justamente, se ofrece de todo. Por eso «hay mucha clientela de los pueblos, gente que le queda cómodo venir y llevarse ropa para toda la familia en un solo lugar. Siempre digo que esto no es autoservicio, acá a la gente se le brinda una atención especial y si hay algo que me cansó en este rubro es la inflación: si hay un mes donde no tengo que cambiar los precios es la felicidad más grande, porque la inflación no me favorece ni a mí ni a la gente, por supuesto».

 

El año pasado la pandemia impuso un cierre de dos meses, algo inédito para Massa, pero pudo mantenerse en pie. «Nosotros tenemos un punto muy fuerte que es la venta colegial: vos comprás en enero con una inversión muy fuerte y en marzo vendiste todo. Por suerte fue justo porque el 15 de marzo se cerró, si nos agarraba con todo comprado y sin poder vender nos arruinaba seguro».

 

Sergio cuenta que el negocio se transformó, sobre todo en volumen de ropa, porque «antes podías comprar mil vaqueros y los vendías, hoy es distinto porque hay muchísimas opciones, en competencia leal y competencia desleal también, pero uno se va a adaptando. Y a mí me gusta estar acá, ese ir y venir y ocuparse un poco de todo», dice rodeado de estantes repletos de ropa pero sobre todo rodeado de familia. Como dice el eslogan casi 40 años después.

 


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