Martes 06 de mayo 2025

Con raíz emprendedora

Redacción 05/10/2024 - 00.05.hs

Eduardo Ferrari se crió entre plantas y hoy mantiene su pasión con el trabajo diario en “Las Marías”, un vivero de Toay que ofrece la más variada gama de productos para que el verde natural se expanda en todos los sitios.

 

La imagen captada en un segundo resultó una síntesis perfecta de la vida cotidiana de Eduardo. Estaba parado, con la manguera enrollada en uno de sus hombros y dirigía con precisión de experto el riego en cada maceta, en las filas interminables de distintas especies. Parecía abstraído de cualquier cosa que pudiese distraerlo, concentrado al máximo en una tarea que requiere tiempo, dedicación y también mucho de cariño. Y eso es lo que sembró a lo largo de muchas décadas y que hoy se resume en un lugar cuyo nombre remite inequívocamente a quienes son factores claves en su vida.

 

Eduardo Ferrari tiene 67 años y de lunes a lunes abre las puertas de “Las Marías”, el vivero de la transitada avenida 13 de Caballería 801 de Toay (teléfono 2954 655618) que después de un largo recorrido encontró su espacio ideal para ofrecer plantas de todas las estaciones además de macetas, distintos tipos de tierra y todos lo necesario para vivir en verde.

 

“Nací en Capital Federal y lo nuestro con el vivero es pura herencia porque mi papá siempre se dedicó a esto. Yo me crié entre plantas y a los 16 años ya me puse a trabajar. Quien era mi esposa tenía su madre oriunda de Toay y una vez que vinimos de visita me gustó, así que dejamos todo en Buenos Aires y nos vinimos, hace 35 años”, le cuenta Ferrari a LA ARENA y agrega que el primer local comercial lo abrió sobre la avenida Perón.

 

“En un momento nos empezó a ir mal y nos fundimos, perdí todo así que tuve que arrancar bien de cero. Con la venta de las aberturas que había comprado para hacer mi casa me compré una vieja camioneta, una Chevrolet ‘72, y salí a vender plantas casa por casa y también a visitar los pueblos. De a poco fui haciendo vínculos con distintos intendentes para hacer servicios y, por ejemplo, en Tomás Anchorena, cuando estaba Roberto Delgado, podamos a serrucho 920 acacia bolas. Luego hicimos mantenimiento y distintos trabajos en Villa Mirasol, en Relmo, en Colonia Santa María y trabajamos para el centenario de esos pueblos y para Colonia Barón. Fueron trabajos muy lindos, con miles de plantines en distintos lugares”, recordó Ferrari sobre una etapa que fue fundamental para recuperarse de un mal momento laboral y económico.

 

“De a poquito mi mujer fue armando este vivero en Toay y lo trabajaba mientras yo salía de viaje, pero luego ella enfermó y falleció, así que ya no pude seguir viajando a los pueblos y me dediqué cien por ciento a Las Marías”, recuerda Eduardo y enseguida revela el motivo de ese nombre: sus hijas María Belén, María Florencia y María Victoria.

 

“Por suerte las tres estudiaron y se formaron, la vida te da y te saca. Belén es abogada, Florencia es profesora de Matemática y Victoria está conmigo, pero cuando pueden ellas siempre me ayudan. Octubre, por ejemplo, es un mes clave, de muchísimo trabajo, porque el fin de semana que viene está la Expo Vivero y luego el Día de la Madre que es tope de ventas para los viveros”, se entusiasma Ferrari que parece no alejarse nunca de su espacio rodeado de plantas, cítricos, frutales, árboles.

 

“Abro de lunes a lunes, por la mañana y por la tarde. Domingos y feriados también, este es un rubro en el que los fines de semana es el fuerte de las ventas, así que hay que estar. Tengo una clientela que es muy fiel, entonces me tengo que brindar a ella y tratar de tener la mayor oferta posible y siempre con la mejor atención”, remarca Eduardo mientras continúa el riego maceta por maceta. Planta por planta.

 

Asesoramiento.

 

La charla se interrumpe varias veces porque en la primaveral mañana toayense el goteo de clientes es permanente. Y Eduardo se presta enseguida a la escucha, a las respuestas y al asesoramiento.Un ida y vuelta que resulta enriquecedor o que esclarece cualquier interrogante.

 

“Se brinda toda la información necesaria a quien quiere parquizar por ejemplo, mucha gente necesita información y que se le brinde respuestas entonces eso se hace con todo gusto. Toay ha crecido muchísimo y va a seguir creciendo, hay mucha población rodeada de verde entonces la demanda es constante. Ahora se viene la Expo Vivero (el 12 y 13 de octubre en el Jardín Botánico de la localidad) y nosotros estuvimos en todas las ediciones. Está muy bueno porque siempre va muchísima gente y las ventas son muy buenas, pero además se comparte con gente que está en lo mismo que uno”.

 

-¿Cuáles son las mayores dificultades para trabajar con las plantas?

 

-Sin dudas que las condiciones ambientales, tenemos un clima muy cambiante entonces siempre hay que estar muy atento y trabajar de manera permanente en ese sentido. Cada especie tiene sus particularidades pero después de tantos años es algo que hago con mucho amor y dedicación. Mi papá falleció a los 87 años pero hasta el último día estuvo en el vivero. Y hoy a ese negocio lo tiene mi hermano, sin dudas que somos una familia que le gusta lo que hace.

 

La ubicación del emprendimiento también tiene relevancia para Ferrari que sabe que ese rincón ofrece una pausa a un tránsito que parece nunca frenar. “La avenida 13 de Caballería tiene hoy un movimiento constante, transita muchísima gente por acá y por eso hay cada vez más comercios, de todos los rubros. Es una ubicación estratégica y por supuesto que esa situación favorece”.

 

-¿Y qué perspectiva ve hacia adelante con el vivero?

 

-“Esto es mi vida, siempre digo que para trabajar con ganas te tiene que gustar lo que hacés, y a mí me gusta mucho. Hoy estoy jubilado pero claramente con eso no me alcanzaría para vivir, pero además me gusta levantarme y organizar todo, coordinar con los proveedores, revisar cada cosa. Si tenés esas ganas y ese entusiasmo no hay dudas de que no pensás en que eso puede frenar. Es un motor que te impulsa todos los días”.

 

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