Viernes 26 de abril 2024

Corazón de comercio

Redacción 24/06/2023 - 00.13.hs

Sergio Valdez comenzó a vender indumentaria en Castex durante su adolescencia, luego llegó como empleado a una reconocida tienda santarroseña y desde hace casi 20 años lidera su propio negocio, “Signore vestir”. También tiene una sucursal en General Pico.

 

“Podés tener la variedad de marcas que quieras y tener mucho para ofrecer pero la clave es la buena atención”, se planta con la mirada seria Sergio y no deja dudas de cuál es, para él, la fórmula para mantenerse como uno de los comercios de referencia en el rubro de indumentaria masculina. El local abrió sus puertas gracias al esfuerzo familiar y casi dos décadas después no solo mantiene su vigencia sino que se amplió hacia General Pico donde también la clientela apreció eso que su mentor defiende a rajatabla a la hora de preguntar: “Buenos días, ¿qué anda buscando?”.

 

Sergio Valdez tiene 61 años, nació en Eduardo Castex y su vínculo con la actividad comercial comenzó desde chico. “Yo entré a trabajar en Tienda Casa Bottino en mi pueblo y estuve ahí como ocho o nueve años y eso fue una gran escuela para mí, ahí se aprendía. Fue una época de oro en los ‘80 porque había 14 empleados, se trabajaba muchísimo y a mí toda esa etapa me sirvió muchísimo porque en el ‘86 me vine a Santa Rosa y entré a tienda Elecé”, recordó sobre sus inicios y antes de tener su propio local de venta de ropa para hombres.

 

Y es que desde el año 2004 en la calle Quintana al 83 del centro santarroseño se distingue ‘Signore vestir’, un lugar en el que literalmente un cliente puede vestirse de pies a cabeza, hasta el mínimo detalle y con una gran variedad de marcas, calidad y precios.

 

“Tenemos todo, cada prenda de vestir, calzado, ropa interior, paraguas, camperas, trajes, corbatas. Lo que se necesite dentro de la moda de lo que es clásico. Es nuestra característica y siempre le hemos metido muchísimo trabajo, horas y horas de estar acá adentro junto a Claudia (55)”, resalta Sergio en referencia a su compañera de vida con la cual tiene dos hijos.

 

“Ella está desde la hora cero en todo lo que es el negocio y es un pilar fundamental. Tenemos dos hijos, los dos ya estudiaron sus carreras y en el caso de Nicolás (34) se recibió de ingeniero civil, pero cuando terminó nos dijo que quería trabajar con nosotros así que hoy está a cargo del local en General Pico. Hernán (29) es ingeniero en sistemas y vive en Buenos Aires, pero nos hace todo el software del negocio y siempre está para colaborar”, valora Valdez.

 

En el año 2015 una casa tradicional de indumentaria de General Pico, de Hugo Guglielmetti, cerró su puertas y Valdez compró el fondo de comercio para abrir ‘Signore’.

 

“Enseguida la gente nos respondió muy bien. Pico y toda la zona tiene muchísimo movimiento y ahora hicimos una renovación total del negocio, le cambiamos la cara por completo y quedamos muy contentos porque fue un trabajo muy bueno, muy completo y eso nos dio otra energía”, apunta sobre el local de la calle 17 en esa ciudad del norte provincial.

 

De empleado a dueño.

 

Valdez hace un recorrido por su trayectoria laboral y reconoce que la idea de ser dueño de su negocio la tenía desde mucho tiempo antes de dar el paso hacia Signore.

 

“Es algo que siempre tuve en la cabeza. Fueron más de 20 años de formación en mi etapa como empleado y el cambio finalmente se dio en 2004. Por supuesto que en esto siempre el factor suerte tiene su incidencia, pero también a esa suerte hay que acompañarla. Nosotros hemos tenido siempre una vida austera, de mucho trabajo y el sábado por ejemplo terminamos a las 10 de la noche”, revela respecto a la previa de uno de las fechas fundamentales para el local, la del Día del Padre.

 

“Esa fecha y Navidad son claves por supuesto, y nosotros tenemos los paquetes de las tarjetas del Banco Pampa porque son demandas muy marcadas de la gente. Las cuotas son muy importantes para poder comprar y es algo que vos tenés que ofrecer, sabemos que la plata cuesta mucho ganarla y en tiempos como los de hoy se va muy rápido”, reconoce Valdez junto a los dos empleados que tiene en Signore.

 

Si bien las distintas crisis económicas han afectado a Signore, su propietario advierte que "son ciclos, porque recuerdo la hiperinflación o el 2001, cuando parecía que se terminaba todo, a partir de 2003, 2004 hubo una explosión comercial y se vendía muchísimo, con la gente que tenía plata para gastar”.

 

Por eso más allá de vaivenes y tormentas financieras, la verdadera etapa complicada fue la de la pandemia, “cuando las ventas se pararon verdaderamente porque no había fiestas, no había casamientos, ni recibidas, ni nada. Estaba todo parado y todo cambió radicalmente. Y fueron dos años, no es que fue un lapso corto de tiempo, por eso fue un momento muy complicado. Pero también pasó”.

 

Atención.

 

Es temprano a la mañana y el frío no invita demasiado a deambular por las calles para mirar vidrieras. Pero Signore no sabe de tener mucho tiempo sin que la puerta de entrada se abra. La visita de clientes es constante y quien ingresa ya sabe, o lo comprueba en ese momento, que le espera una gran oferta de posibilidades y siempre con la mejor atención.

 

“Estoy convencido de que el único capital importante que tenemos es la buena atención, con dinero la gente compra en cualquier lado, eso está claro, pero va dónde la atienden bien. Cualquiera puede abrir un negocio y vender, pero tener afinidad con el cliente no es nada fácil. Eso se trabaja y se cuida mucho así que si hay que mencionar una receta para que esto funcione no tengo dudas de que esa es la acertada”, dice Sergio justo instantes antes de regalar su mejor sonrisa a un cliente que busca pantalones y un sweater. Observará las mejores opciones, irá al probador y seguramente se vaya con lo que fue a buscar. Porque si algo hay en Signore, es calidad y la mejor atención. Garantía de la casa.

 

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