Sabado 14 de junio 2025

Una burbuja en el monte

Redacción 14/06/2025 - 00.08.hs

Los hermanos Ana y Sebastián Romero cumplieron su sueño de transformar lo que era una granja educativa, en un espacio turístico y de eventos sociales. En “La Lomita” se ofrece una panorámica única con un salón ideal para disfrutar en el corazón del caldenal pampeano.

 

Cuando se llega al final del sendero que recorre el bosquecito cargado de flora autóctona, la vista se ofrece majestuosa ante la ciudad. El viento, el cielo celeste y el sol cargado de brillo es la imagen perfecta para captar ese espíritu pampeano que late desde las alturas, desde esa lomita que invita a disfrutar, relajarse, celebrar y encontrarse. Todo en un mismo lugar cargado de historia pero que hoy tiene un nuevo presente y planifica hacia el futuro.

 

“Todo el tiempo aparece gente que recuerda la granja educativa, hay mucho cariño en esos recuerdos de visitas escolares guiadas y eso nos inspira y nos da impulso para este emprendimiento. Estamos en una reserva natural que corresponde a Toay, justo en el límite con Santa Rosa. Es un sitio que está a cinco minutos de la ciudad pero que cuando estás acà te da una perspectiva completamente diferente”, resalta Ana Romero (36 años), que junto a su hermano Sebastián (33) están al frente de La Lomita, el espacio natural que cuenta con un remodelado salón vidriado ideal para realizar distintos tipos de eventos sociales, actividades turísticas y de recreación (el número de contacto es 2954-376894 y se puede conocer más en el Instagram @elbosquedelalomita).

 

“Cuando éramos chiquitos ayudábamos a nuestros padres en las visitas a la granja, nos criamos de esa manera porque también venían los grupos a hacer los cumpleañitos hasta que eso se cortó y aunque cada uno se fue a estudiar o hacer otras cosas la idea de hacer algo de nuevo en este lugar maravilloso siempre la tuvimos”, cuenta Ana, que estuvo en Buenos Aires formándose en cuestiones digitales relacionadas a la comunicación, las redes sociales y la prensa; mientras que Sebastián hizo la carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional de Córdoba.

 

“Nuestros viejos son fundamentales en este proyecto, nos ayudan en todo y están siempre pendientes”, agregan los hermanos respecto a Elizabeth “Lizzi” Rossi y Gustavo Romero, madre y padre que también conforman el emprendimiento de raíz familiar. “Ellos vinieron de Neuquén y en su momento compraron unas hectáreas acá, ya con la idea de la granja. Hoy, junto a mis hermanos, buscamos fusionar el paisaje natural con el diseño moderno y con todas las comodidades como el wi fi, mobiliario, calefacción y demás. Somos conscientes del lugar en el que estamos, es como una burbuja en el monte y a sólo cinco minutos de la ciudad”, subraya Ana sobre un sitio al que se accede por la calle Tita Merello, luego de pasar el Parque Industrial santarroseño.

 

Eventos.

 

“La Lomita” recibe eventos privados como cumpleaños, recepciones y encuentros corporativos con un servicio integral. También alquilan el espacio como locación para producciones audiovisuales, sesiones fotográficas y eventos especiales. La gran parrilla bajo techo es ideal para un asado multitudinario, con un salón con una capacidad de más de 50 personas para disfrutar de un encuentro diferente.

 

“Para estas vacaciones de invierno preparamos una agenda de actividades turísticas recreativas, talleres creativos, workshops, eventos y cócteles, senderismo pensados para todas las edades y gustos. También se hacen fiestas electrónicas y estar disfrutando de un evento así, con música, y que llegue el amanecer en medio de este paisaje realmente es algo único”, coinciden Ana y Sebastián.

 

La apertura de La Lomita contó con el apoyo del municipio de Toay, que además les brindó un espacio en la carpa turística que se montó especialmente en la pasada edición de la Expo Pymes. “Es muy importante ese respaldo porque nos orienta, acompaña y ayuda a resolver cuestiones que para quien arranca un emprendimiento pueden ser muy complicadas”, valoró Sebastián.

 

Proyectos.

 

El espacio enclavado en medio del caldenal ofrece múltiples posibilidades y así lo piensan y planifican los responsables de La Lomita. “Esto es un proyecto más grande porque queremos hacer el sendero con miradores, tanto de día como de noche, y construir cabañas en los pinos. Necesitábamos el salón para arrancar y una vez que lo terminamos ya nos enfocamos en cómo seguir con el desarrollo y ofrecer la mayor cantidad posible de servicios. Tenemos la ventaja de que hay mucho por explorar y hacer”.

 

“En mayo participamos del Encuentro Federal de Cooperativas, un evento que nos llenó de orgullo porque vinieron personas de todo el país y fue una oportunidad única para compartir nuestras bellezas paisajísticas y también para seguir aprendiendo a gestionar proyectos. En agosto vamos a organizar un Encuentro de Networking, donde nos acompañarán referentes de la economía social y solidaria. Será un espacio para crear redes entre emprendedores y actores del territorio, porque en tiempos tan difíciles creemos que tejer redes es imprescindible”, remarcó Ana.

 

“Nuestro objetivo es que La Lomita sea un proyecto sostenible en el tiempo, y para eso estamos en constante formación y movimiento. Los primeros meses fueron de ponerle mucho el cuerpo al lugar y hoy seguimos apostando a crecer con una mirada más estratégica. Sebastián investiga permanentemente nuevas ideas en diseño arquitectónico y paisajístico, y en mi caso me sigo formando en oratoria, gestión de redes, administración en clave social y solidaria y sistematización de proyectos, porque entendemos que emprender en este contexto es un desafío constante”, explica Ana ya en el final del recorrido por algunos de los lugares de una lomita que tiene un contexto único, una burbuja que late en el monte y que invita a, en medio de la vorágine cotidiana, disfrutar de una pausa con espíritu bien pampeano.

 

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