Jueves 25 de abril 2024

Mártir argentino de la clase obrera

Redaccion Avances 01/05/2022 - 07.15.hs

El 1 de Mayo se conmemora la gesta de los Mártires de Chicago, ejecutados por el gobierno y las patronales de EE.UU. en 1889. En la Argentina también tenemos nuestros mártires obreros, entre ellos un dirigente de la talla de Agustín Tosco.

 

IRINA SANTESTEBAN

 

La dirigencia sindical está muy devaluada, pues la mayoría de quienes hoy conducen los sindicatos y centrales obreras ocupan más tiempo en reuniones con las patronales y funcionarios, que en atender las reales demandas de los trabajadores. Los dirigentes honestos y luchadores constituyen la excepción en medio de una situación de crisis económica y social donde el ajuste y la pobreza castigan a los sectores populares.

 

Considero necesario, en esta fecha tan cara para la clase obrera de todo el mundo, recuperar la memoria de quienes tuvieron ideas y accionar consecuentes con los intereses que deberían defender.
Desde las bases.

 

Agustín Tosco se formó como trabajador, delegado y luego dirigente, en el sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, luego de su ingreso a la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC, en esa época SPEC) a los 19 años, en el taller Electromecánico, sección Baterías.

 

Enseguida fue elegido delegado, presidente de ese cuerpo, delegado a la FATLyF (Federación de Luz y Fuerza) hasta llegar a la Secretaría General del Sindicato, cargo que ocuparía, incluso durante sus varios períodos como preso político, hasta su muerte en 1975.

 

Esa formación sindical desde las bases no la perdió cuando llegó a la dirigencia del gremio y la CGT de Córdoba. Siempre defendió la democracia al interior de los gremios, tan diferente a lo que hace y sigue haciendo la burocracia sindical.

 

CGT de los argentinos.

 

En 1968 gobernaba el dictador Juan Carlos Onganía, luego del golpe de Estado del 28 de junio de 1966, que impuso la “Revolución Argentina”, derrocando al presidente constitucional radical Arturo Illia. En la jura del ministro de Trabajo de ese gobierno militar estuvo presente el secretario general de la CGT, Augusto Timoteo Vandor, el “Lobo”.

 

El general Juan Perón, en su exilio en España, había pronunciado su famosa frase: “desensillar hasta que aclare”, pero las bases peronistas, mayoritarias en el movimiento obrero, continuaban con la lucha que venía de la Resistencia nacida luego del golpe de “la Fusiladora” en 1955.

 

El 1 de Mayo de 1968 se realizó el Congreso de la CGT “Amado Olmos”, donde se aprobó un programa avanzado, en cuya redacción intervino Rodolfo Walsh y dio nacimiento a la CGT de los Argentinos (CGTA), bajo la conducción del gráfico Raimundo Ongaro. Ese programa planteaba que “la clase trabajadora tiene como misión histórica la destrucción hasta sus cimientos del sistema capitalista de producción y distribución de bienes”, cuestionando las bases del mismo: la compraventa del trabajo y la propiedad privada de los medios de producción.

 

La CGTA se oponía al “participacionismo” de Vandor y tenía en Tosco a uno de sus referentes, denunciando las penurias que vivían la clase trabajadora y los más pobres, criticando los bajos salarios, la explotación de los jornaleros en los cañaverales, en los secaderos de yerba, los desalojos rurales, la situación de los inquilinos, el cierre de ingenios y el desempleo.
Programa obrero.

 

Hoy, dividido el movimiento obrero en cinco centrales, con salarios bajos, desempleo, precarización laboral, un 37,3 por ciento de la población en la pobreza, entre otros males que sufre el pueblo, se torna más necesario que nunca la formulación de un programa que nazca desde el movimiento obrero. Además de un diagnóstico de la situación actual surgido del debate en asambleas de base, hacen falta propuestas como las que formuló hace 54 años el Congreso de la CGT. Aún habiendo transcurrido tanto tiempo, aquellos postulados guardan asombrosa vigencia.

 

Claro que hacen falta también dirigentes como Agustín y tantos otros que dieron su vida por la defensa de los intereses de su clase, la de quienes no tienen nada que perder, más que sus cadenas.
Cordobazo.

 

Junto al secretario general de la UTA - Córdoba, Atilio López, Tosco estuvo entre quienes convocaron al paro de 36 horas del 28 y 29 de mayo de 1969, que luego derivó en una rebelión popular, con ribetes insurreccionales, conocida como el Cordobazo. A esa jornada del movimiento obrero se sumó el estudiantado, que venía de grandes movilizaciones en todo el país, ya que en 1966 habían asesinado al estudiante Santiago Pampillón, y en 1969 a Juan José Cabral (Corrientes), Adolfo Bello y Luis Blanco (ambos en Rosario).

 

Escribió Tosco: “El Cordobazo fue la expresión militante de más alto nivel cualitativo y cuantitativo de la toma de conciencia de un pueblo en relación a que se encontraba oprimido. Pueblo que quiso liberarse para construir una vida mejor, porque sabía que podía vivirla y se lo impedían los que especulaban y se beneficiaban con su postergación y frustración diaria”.

 

Para el lucifuercista, esa gesta significó “una toma de conciencia de la necesidad de liberación del pueblo cordobés”. Destacaba la unidad obrero-estudiantil: “La reivindicación de los derechos humanos encontró en la juventud y en los sindicatos una gran receptividad. Si hay receptividad es que hay comprensión, y la comprensión deriva en entusiasmo, en fe y en disposición al trabajo, al esfuerzo e incluso al sacrificio para consumar los ideales que ya tienen vigencia en el ámbito universal”.

 

Contra la burocracia.

 

Como expresión combativa, Tosco se enfrentó a la burocracia de la CGT a nivel nacional. Eso se expresó en el debate televisivo del 13 de febrero de 1973, en el programa “Las Dos Campanas”, que conducía Gerardo Sofovich. Allí Tosco polemizó con el entonces secretario general de la CGT, el metalúrgico José Ignacio Rucci, defendiendo un sindicalismo democrático y de liberación, con respeto a las decisiones adoptadas en plenarios y asambleas, y definiéndose como un hombre de izquierda, antiimperialista. 

 

Rucci, en cambio, de poca formación política, sostuvo una concepción burocrática sindical y criticó el izquierdismo de su contrincante. Llegó a acusarlo de “infiltrado” en el movimiento obrero, una calificación utilizada en esa época por la derecha peronista para atacar a quienes planteaban un programa de liberación nacional y social, la “Patria Socialista”.

 

Archivos.

 

El 23 de abril pasado, la Agencia Federal de Inteligencia (AFI, ex SIDE), entregó al hijo de Agustín, Héctor Tosco, los archivos con la información que existía en ese organismo referida a su padre, cuya actividad sindical y política era espiada y documentada.

 

Héctor, trabajador de EPEC y delegado del sindicato, recibió esos archivos, junto a su esposa, la abogada Mabel Sessa, integrante de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Córdoba. Mabel contó a LA ARENA que de esos documentos surgen datos muy detallados de la actividad en Luz y Fuerza no sólo durante los períodos dictatoriales, sino también ya instituida la democracia en 1983. Así era la infiltración en las organizaciones sindicales, un antecedente de la “Gestapo” que quiso instalar el gobierno de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires.

 

Las épocas han cambiado, desde aquellos años en que actuó y luchó Agustín Tosco, pero sus ideales de una sociedad sin explotación, por el pleno respeto a los derechos de la clase trabajadora, contra el poder del imperialismo y los monopolios, siguen vigentes.

 

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