Martes 06 de mayo 2025

La Pampa sigue quinta en Siembra Directa

Redacción 04/01/2025 - 00.13.hs

Con un 38,4% de las hectáreas disponibles para cultivo, nuestra provincia continúa quinta en el país en tierras destinadas a la Siembra Directa. De las 2.251.000 hectáreas disponibles, en la campaña se sembraron 1,7 millones.

 

JUAN JOSE REYES

 

Según la Bolsa de Cereales, La Pampa cuenta con una superficie agrícola en siembra directa (SD) que trepa al 38,4% del total de la zona cultivable, 865.032 hectáreas sobre un terreno apto de 2.251.000 hectáreas (aunque las sembradas en la presente campaña fueron 1,7 millones de hectáreas). Somos el quinto distrito país con mayor área con ese destino por fuera de la siembra convencional.

 

Este sistema sustentable de producción marcó un punto de inflexión hace dos décadas y media. Se observa además tendencia de adopción acelerada, solo frenada por las sequías, asegurando un impacto económico superlativo para seguir creciendo. Se utilizaron bajo todos los sistemas (convencional y SD) de maíz 779.100 hectáreas sembradas y 559.720 cosechadas y de soja (de primera y segunda) en 541.300 sembradas y 528.000 cosechadas.

 

La agricultura intensiva y la aplicación de labranzas agresivas impactaron negativamente sobre el ambiente y el suelo provocando una pérdida de su calidad en campañas pasadas. Para mitigar tales procesos surgieron las prácticas de la agricultura de conservación. En ese contexto, la siembra directa (SD) se expandió desde la zona norte hacia la región de la estepa pampeana reemplazando a otros sistemas de labranza, tanto convencionales como conservacionistas.

 

Los sistemas de no remoción del suelo con acumulación de residuos de cosecha en superficie como la SD, permiten disminuir la magnitud de los procesos erosivos. Una ideal cobertura de rastrojos en superficie (superior al 60-70%) proporciona protección frente al impacto de las recurrentes sequías. La Pampa tuvo a sus pioneros, que con aciertos y errores nos inculcaron la idea de que sembrar sin arar, como forma de innovación, hoy es parte de la explicación de la mayor productividad y menor pérdida por erosión.

 

Para la Asociación Argentina de Siembra Directa (Apresid) este sistema requiere no solo ausencia de labranzas sino también la presencia de una cobertura permanente del suelo, vía cultivos y rastrojos de cultivos anteriores. Basado en un conjunto de Buenas Prácticas Agrícolas que incluyen una nutrición balanceada y un manejo integrado de plagas, el esquema permite producir sin degradar el suelo, mejorando sus condiciones físicas, químicas y biológicas y por ende un uso más eficiente del agua, recurso que en cultivos de secano es el factor limitante en la producción.

 

Suelos más eficientes.

 

El hecho de llevar a cabo esta técnica de siembra para mantener la salud de nuestros suelos y aumentar la fertilidad del mismo, ha generado enormes beneficios para la agricultura. La gran ventaja es que se logra ahorrar el uso de fertilizantes en grandes cantidades debido a que no se tiene que recurrir a un riego típico, sino que es puntual sobre la semilla.

 

Ello determina el ahorro de grandes cantidades de mano de obra, ya que el uso de las nuevas tecnologías le permitirán realizar una siembra perfecta y de manera eficiente con un sólo operario además de reducir la erosión del suelo un 65%. Además mejora la retención de agua en el suelo, clave en nuestros suelos, por lo que la evotranspiración es mucho más lenta.

 

Un suelo que retiene durante más tiempo el agua, es un suelo mucho más eficiente a futuro y el uso y consumo de combustibles se reduce de manera drástica, por lo que se produce un impacto positivo en el medio ambiente y en el bolsillo del productor. Sin embargo no todo es ganancia pues con el pasar del tiempo el uso de fertilizantes se debe de incrementar, ya que los nutrientes naturales requieren de una inversión alta en máquinas, que le permite al agricultor realizar la siembra directa de manera correcta, pero ello dependerá de la espalda financiera de un productor como el pampeano que en más de un 70% son chacareros medios.

 

Hoy el 40% de las hectáreas de la superficie agropecuaria provincial (2.305.560 sembradas y 1.702.693 cosechadas) se realiza en SD en los departamentos Chapaleufu, Maracó, Quemu Quemu, Realicó, Conhelo, Rancul, Loventuel, Guatrache y Trenel.

 

Lo concreto es que el área con baja labranza trepa a las 740 mil hectáreas la cual representa algo más de un 35% del área agrícola cultivable de la provincia. En la campaña 23/24 hubo en SD 325.300 hectáreas de maíz, 192.300 de soja y 66.200 de girasol.

 

Rotación y conservación.

 

La SD es la llamada siembra en hilera. Allí hay que cavar zanjas que sean levemente más profundas que el tamaño de las semillas. Luego, hay dos maneras para plantar las semillas. La siembra directa a chorrillo: se las puede colocar en filas, dejándolas caer dentro de la zanja, cubrirlas con tierra y después regar, o bien se cavando pequeños agujeros para colocarlas, dejando igual distancia entre ellas, se las cubre también con tierra y se las riega.

 

Pero es muy frecuente ver la siembra al voleo. En este caso se esparcen semillas intentando que queden bien distribuidas y posteriormente se las cubre con tierra sin compactar y se las riega. En otras palabras, la rotación de cultivos genera los niveles adecuados de biomasa permitiendo controlar mejor las plagas, enfermedades y malezas que puedan surgir en los cultivos.

 

Si se agregan cultivos de cobertura, deben ser controlados mediante herbicidas, ya que podrían contaminar los cultivos y a los beneficios que representas la SD. Las provincias que más utilizan este sistema son Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos y La Pampa.

 

A su vez, la rotación de cultivos mantiene un alto porcentaje de gramíneas que ocuparon casi la mitad del área sembrada. Por otro lado, si bien la reposición de nutrientes adquirió valores elevados, el balance fue negativo. Una práctica relacionada al conocimiento de los nutrientes en el perfil, es el suelo, el mismo alcanzó apenas el 22% de los productores.

 

Para conseguir buenos rindes en los cultivos es importante contar con suelos de calidad que incluyan las dosis justa de nutrientes. El cuidado de la tierra redunda en la rentabilidad de los productores a largo plazo. La siembra directa, junto a los hábitos que trajo, ayudó a devolver materia orgánica. Además, la falta de labrado ha contribuido a controlar las erosiones que pueden generarse en cualquier superficie que contenga cultivos. Después de décadas en las que predominó el mecanismo de labranza en la producción lo que traía como consecuencia era la contaminación del agua y la degradación de la conformación biológica de nuestro suelo, entre otros perjuicios.

 

Pero en nuestra región ese mecanismo a gran escala representó un gran cambio en los modos de producción en buena parte de los lotes de las mejores zonas. La SD incrementa los rendimientos (de 10% a 20%), por mejor oportunidad de siembra, mejor uso del agua y control de malezas, mayor materia orgánica, etc. Con este sistema no sólo no se pierde rendimiento por erosión, sino que además permite incorporar tierras marginales del caldenal, con beneficios económicos y sociales directos. Pero hay que reconocer que la SD también tiene sus puntos débiles, que hacen que muchos chacareros sigan gastando mucho gasoil labrando sus tierras pues la SD depende de herbicidas químicos, lo que a largo plazo puede generar resistencias. Muchas veces las producciones de grano son inferiores, respecto al laboreo.

 

Es cierto que en determinadas lotes el rendimiento es ligeramente afectado, pero no siempre más kilos significan más beneficios. La inversión en maquinaria es un freno que puede tener un agricultor antes de pasarse a la SD. Aunque los fabricantes de sembradoras llevan años perfeccionando estos equipos, los costos de adquisición de una sembradora de SD son bastante más elevados que los de una sembradora convencional de la misma gama.

 

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