Jueves 12 de junio 2025

Vecinos viven entre aguas servidas

Redacción 10/05/2011 - 04.04.hs
Vecinos del barrio Fonavi 34 denunciaron ayer públicamente la situación en la que viven por la rotura del sistema de cloacas de la zona. No sólo las calles están llenas del agua que rebalsa de los sumideros, sino que dentro de las mismas viviendas deben convivir con olores nauseabundos y los líquidos de las cloacas que vuelven desde la calle porque nunca se terminan de escurrir.
La situación, contaron a LA ARENA, lleva ya varios meses y la única respuesta que recibieron de las autoridades municipales es que "en cuatro meses se va a arreglar". Mientras tanto, están imposibilitados de usar los baños, las duchas y tampoco pueden siquiera lavar los platos porque el sistema domiciliario está tapado.
Un equipo de este diario fue testigo de una situación tan desagradable como desesperante. En la intersección de las calles Anza y Colomés, las viviendas que ocupan las esquinas están a merced de los focos de contaminación dentro y fuera de las mismas. Uno de los vecinos resumió lo que viven de manera tan gráfica como cruda: "vivimos entre la mierda".
"Los caños de los desagües de la Chile están rotos, en la esquina de Anza están quebrados", señaló Edgardo Kunz. El tiene experiencia trabajando en cloacas haciendo trabajos particulares, y paradójicamente tuvo que tirar parte de sus elementos de trabajo por esta situación: "tuve que tirar 4 mil pesos de caños que había comprado porque por esto se me inundó el patio, no sirve más nada", explicó.
El agua no corre, y como ese sector del barrio está en declive las aguas de las cloacas derivan hacia allí. "En Hidráulica dicen que tardan cuatro meses, justo para las elecciones. Es como decir que nos arreglemos como podamos", señaló Fabio Seibel, otro de los afectados.
Una solución temporal que habían encontrado era contratar los camiones atmosféricos para destapar. "Pero venían y a la hora tenían que volver porque estaba todo tapado de nuevo, he llegado a gastar casi 500 pesos por mes pensando que el problema era mío y es de la municipalidad", dijo Seibel.
Las lluvias de la última semana no han hecho más que complicar todo. Y es allí cuando se amplía el radio de vecinos afectados. Pero para otros el sufrimiento es diario, como Silvia, quien vive en una de las casas de Anza y Colomés y tiene el patio rebalsado completamente de aguas servidas. Ella vive con sus hijos y sus nietos, que también sufren las consecuencias. "Ya estamos cansados de reclamar y que nadie haga nada, vivimos con un olor nauseabundo que no se saca con nada y con el patio lleno de m... todo el tiempo", reclamó.

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