Martes 10 de junio 2025

Robo a Bustos: declararon diez testigos

Redacción 17/09/2011 - 04.52.hs

Ayer por la mañana se celebró la tercer audiencia del juicio por el asalto a la joyería Horacio Raúl Bustos. En total se citaron a unos 10 testigos, entre ellos tres empleados y la clienta que estaba en el interior del local durante el asalto. La audiencia comenzó a las 9.45 de ayer en la Ciudad Judicial de Santa Rosa. Tras la llegada del juez Carlos Mattei ingresaron a la sala los imputados Juan Carlos Esquivel y Rodrigo Buela Morales, ambos esposados y escoltados por sendos custodios policiales, y se ubicaron al lado de su abogado defensor, Pablo De Biasi. Frente a ese letrado, el fiscal Gastón Boulenaz revolvía sus papeles sobre el escritorio.

 

Primer testigo.
La primera persona que se sentó en la silla de los testigos y tomó juramento fue Johana Palavecino, una empleada del local comercial Corner, ubicado frente a la joyería. La joven explicó que a las 8.30 de la mañana del pasado 18 de agosto estaba cambiando los precios de la vidriera del comercio en el que trabaja cuando divisó a una persona estacionando una motocicleta. "Se frena sobre la calzada al lado de la vereda, se saca unos guantes oscuros y mira para ambos lados de la calle" dijo la testigo. "Tenía un gorro gris con detalles en negro, pero no tuve ninguna sospecha y continué con mi trabajo" prosiguió.
Al poco tiempo, Palaveció escuchó un fuerte ruido que sonó como un "golpe contra una chapa". "Miré hacia fuera y vi a la misma persona con un arma y disparando contra la policía con un arma negra. No vi llegar a los agentes ni a otro atacante. Recuerdo que me ubiqué detrás de una pared y les grité a mis colegas ¡Cúbranse!" narró.
Luego de Palavecino llegó el turno de Salvador Di Dino, empleado de la zapatería Adriano (ubicada al lado de Bustos) y de María Vicente, titular de ese comercio. Ambos testigos dijeron ver -desde el interior de la zapatería- a una persona que corría por la calle con un arma plateada y con el brazo extendido.

 

La clienta.
Posteriormente hizo su entrada en la sala Nora Etel Bajo, la única clienta que estaba en la joyería durante el violento episodio. "Fui a retirar una cadenita y llegué bastante temprano. De repente vino un señor y con una pistola le apuntó a la cabeza de la empleada que me estaba atendiendo. Después la llevó a una piecita y me dijo 'vos también vení'. Me puso la pistola debajo de mi brazo derecho, sobre la costilla, y me condujo a ese mismo lugar. Escuché muchos gritos, ruidos fuertes de puertas que se cerraban y muchas malas palabras" declaró Bajo.
Llegó el turno después de Juan Pablo Feringer, un joven que había dejado su auto en el estacionamiento de Coronel Gil y Mansilla y que vio pasar a los dos delincuentes huyendo de la policía.

 

Herido.
Tras un receso, entró Martín Sebastián Maier, el empleado que fue lastimado, quien presentó un certificado psicológico para que los dos imputados abandonaron la sala.
"No vi al ladrón hasta que lo tuve encima. Llegó con una bolsa negra y me apoyó un arma cromada en el estómago. 'Llévame con el jefe a donde están las cosas y no hagas nada porque te mato' me dijo. Era entre rubio y canoso y tenía manchas de suciedad. Entré en estado de shock" declaró Maier. "Fuimos hasta el fondo del local, por el pasillo, y quedé arrodillado en la oficina. Había más personas, todas en el piso, y no ofrecimos resistencia. Ahí recibí un golpe y sangré. Me sequé con un trapo y no me acuerdo nada más".

 

Oro y Rolex.
Las siguientes declaraciones de Mónica Rodríguez (empleada de limpieza) y Mabel Marrón (la cajera) coinciden con la versión de Maier y Bajo. Ambas dijeron haber sido reducidas por dos personas y llevadas a la oficina violentamente. Allí también estaban los hijos del titular de la joyería, Laura, Marcos y Jorge Bustos (quienes fueron citados para declarar el próximo lunes junto a los dos policías que se tirotearon con los ladrones).
Marrón explicó al tribunal que ante las exigencias de que entregaran los objetos de valor ella les dijo a los ladrones "todo está en el cajón de madera". "Entonces me agarraron y me llevaron hasta el salón. Ahí les señalé un mueble y empezaron a desvalijarlo, colocando los objetos de valor en dos bolsos.' ¿Dónde están los Rolex?' Me gritaron y les contesté que dentro de la vitrina, bajo llave. Me llevaron de vuelta a la oficina y agarraron a Jorge (Bustos), quien les había dicho que él tenía la llave. Antes de que abriera las vitrinas le pegaron una patada".
Finalmente, Marrón declaró que escucharon un disparo y que creyeron "que le habían pegado a Jorge", pero no había sido así. Después de que se cercioraron que los ladrones se habían ido, bajaron las rejas del local.

 

Autos baleados.
Por último, Mattei escuchó los testimonios de Rubén Martín, quien conducía un Volskwagen Bora que recibió un impacto de bala mientras circulaba por Lagos, y de Javier Viglizzo, cuyo Chevrolet Meriva (estacionado sobre Gil) también fue baleado.

 


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