Lunes 22 de abril 2024

Gaccio Mudanzas lleva más de 40 años solucionando el «trauma» de mudarse

Redaccion 05/02/2021 - 21.21.hs

Gaccio Mudanzas es una referencia del rubro en la provincia. Desde hace más de 40 años se dedica a movilizar todo lo que incluye una casa, departamento u oficina. Soluciones confiables para el «trauma» de mudarse.

 

«Llevo 45 años rompiendo los muebles de los pampeanos», dice Oscar y se ríe porque sabe que si hay algo que lo caracteriza es el cuidado y la precisión con la que cumple su trabajo, a lo largo y a lo ancho del país, en cada una de las provincias y también en los países vecinos. Miles y miles de kilómetros para llevar o traer aquello que hace a la intimidad de una familia o de una empresa y que está considerado un trauma por el que todos -en al menos una oportunidad- han atravesado: la mudanza.

 

Oscar Gaccio está a punto de cumplir 69 años y apenas comienza la charla abre su enorme libro mental de datos, recuerdos, anécdotas, nombres, historias. Páginas y páginas de información que desgrana con una memoria prodigiosa con el acompañamiento de su hijo Bruno (35) quien desde hace tiempo se sumó a esas ganas de subirse a un camión y salir a la ruta con el objetivo de que cada mueble ocupe su nuevo lugar. Para darle tranquilidad al cliente de que todo va a llegar como salió desde el punto de partida. Sin rasguños ni marcas.

 

«Soy de Conhelo pero a los 20 años me fui del pueblo cuando mis padres se mudaron. Me trajeron en sulqui hasta Toay y de ahí me subieron a un Hércules», recuerda Gaccio cuando directamente llegó para comenzar el servicio militar obligatorio de esa época.

 

«Me mandaron como chofer de bomberos porque era el único que sabía manejar camiones. En Conhelo trabajaba en el almacén de ramos generales y nos hacían manejar para buscar vacas u ovejas, así que arranqué de muy chico con este trabajo», dice hoy Oscar sentado en su escritorio del depósito de la calle Comisario Valerga al 2000, donde a pocos metros se acumulan mesas, sillones, camas, placares, escritorios y todo tipo de muebles que esperan la llegada de sus dueños o que los carguen al camión.

 

Gaccio no solo hace el servicio completo de mudanza sino que también ofrece su depósito como guardamueble: mientras el cliente espera la fecha para ingresar a su nuevo lugar puede almacenar allí sus distintos elementos de la vivienda o departamento.

 

«En un principio entré de chofer en J.C. Suárez, que vendía electrodomésticos acá en Santa Rosa. Un día íbamos por Buenos Aires con Raúl Suárez y vimos un camión de mudanza de la empresa La Puntual, era el año 74 y el modelo del camión era 71, estaba impecable, nuevo. Ahí nomás nos miramos y dijimos: ‘vamos’. Por supuesto que yo no tenía un mango, pero acompañé a Suárez a preguntar si se podía comprar el camión y había que hacer 36 o 48 cheques para pagarlo. Finalmente hubo acuerdo y trajimos el camión, que para la época era una belleza, la gente preguntaba si hacíamos mudanza. Pero Suárez no quería usarlo para eso», relata Gaccio al recordar los años previos a que emprendiera su camino como ‘mudancero’.

 

«Al final Raúl llegó a un acuerdo y empezamos con las mudanzas. La verdad que eso arrancó un poco con el objetivo de conocer el país, es un trabajo muy lindo. Con Suárez Mudanzas andábamos muy bien pero hubo un momento en que entre los hermanos decidieron no seguir y ahí yo me abrí, era el año 80 y pico. La verdad que ellos siempre se portaron bárbaro conmigo», amplía Gaccio respecto al momento en que su propio apellido comenzó a convertirse en sinónimo de viajes y traslados.

 

El más largo.
Oscar recorrió todas las provincias del país, incluidos cuatro viajes a Ushuaia, y uno de ellos que se convirtió en «el más largo» de su vida en el camión. «Venía de Tierra del Fuego, en ese momento el viaje de ida y vuelta duraba una semana, y cuando llego a Padre Buodo el policía me dice: ‘Gaccio, prepárese porque lo están esperando’. Y así era, llego a la rotonda de Santa Rosa y me dicen que tenía un viaje a Salta: me bañé, me cambié y salí de nuevo. Me acuerdo que la barra de amigos venían a preguntar a mi casa si me había pasado algo porque no sabían nada de mí», se ríe con la anécdota.

 

Aunque asegura haber recorrido toda la Argentina y países limítrofes arriba de su camión, Gaccio aclara que «es fundamental conocer Buenos Aires: el conurbano y la Capital. Nosotros hacemos el embalaje, ofrecemos todo el servicio completo y podemos subir hasta 15 pisos de un edificio. En nuestra provincia el Gobierno siempre ha sido un muy buen cliente: hicimos los ministerios, las oficinas, al archivo histórico ya lo mudamos varias veces, el Sempre, el Instituto de Seguridad Social cuando se inundó. El Banco Pampa también es gran cliente. En esos casos piden presupuestos y después hacen todos los pasos para determinar la empresa que hace la mudanza», explicó Bruno que se sumó a la firma en 2007 y que hoy hace 19 de 20 viajes de la empresa. «El otro lo agarro yo», señala Oscar después de miles y miles de kilómetros recorridos.

 

El piano.
«Un trabajo que me gustó mucho fue el de mudar Radio Nacional, a mi papá le hubiese encantado verlo. Ellos tenían un problema grande que era el piano, un instrumento hermoso, y lógicamente tenían temor de que le pase algo, pero lo hicimos y prácticamente nadie se dio cuenta. Lo mejor que puede pasar en una mudanza es que el dueño no esté, porque si no todo el mundo corta clavos. Quien paga por el servicio quiere que le cuides los muebles, no hay otra. Y si vas con buena onda todo se facilita. Hay que ir con cuidado, nada más. Demasiado problema tiene el que se muda como para que yo le sume otro», advierten padre e hijo mientras muestran las más de 70 mantas que tienen para cubrir todo lo que transportan.

 

Gaccio tiene tres vehículos de distintos tamaños para adaptarse a cada pedido. Recuerda que realizó la mudanza de LA ARENA cuando cambió de edificio y reconoce que el crecimiento de la ciudad benefició su trabajo.

 

«Mudanzas dentro de Santa Rosa hay todo el tiempo, se han construido muchísimos edificios en los últimos años y eso la única contra que tiene es que, con las escaleras, ‘matás’ al personal. En algunos casos estamos mudando a la tercera generación de familias, lo mejor es cuando vienen y dicen que me recomendó tal persona, eso es lo más satisfactorio», apunta Gaccio que revela otro aspecto de su trabajo: no husmear.

 

«A la gente que trabaja conmigo le tengo totalmente prohibido sacar fotos en las viviendas. No me gusta que anden chusmeando en casa ajena. Nosotros vamos a trabajar y nada más. Y uno en este trabajo ve de todo. Suele complicarse cuando una pareja se está separando, hay escenas bastante complejas, así que ahí en todo caso hay que correrse a un lado y esperar que todo se tranquilice un poco».

 

Gaccio acumula más historias y más anécdotas. Hoy ya no hace tanto esfuerzo pero es evidente que tiene ganas de seguir. «Si me dan el carnet, un año más tiro. Yo me siento bien, me gusta mucho lo que hago», cuenta un hombre que, como su empresa, está siempre en movimiento.

 


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