Lunes 23 de junio 2025

Actor, de Miguel Riglos a los Pirineos

Redacción 24/11/2024 - 10.30.hs

Vive al pie de los Pirineos donde tiene un restaurante, es actor y allí también desarrolla su pasión por el teatro. Estuvo en diversas obras y en Buenos Aires participó en algunas películas conocidas.

 

MARIO VEGA

 

Era sábado por la mañana y la vocinglería de la gente estaba al máximo… Ciertamente voces, ademanes, risas, y el inconfundible olor a café humeante creaban un clima de cierta algaraza en el salón.

 

Ingresé buscando ubicación y advertí que alguien me miraba como si nos conociéramos, así que no dudé en saludar… Enseguida escuché una voz y me di vuelta para mirar quién me hablaba: “¿Qué hacés; no me das más bolilla?”, me dijo otro hombre sentado a esa misma mesa mientras soltaba esa carcajada estentórea que lo caracteriza.

 

Alberto Callaqueo –un poco más “voluminoso” y con su barbado blanquecino-- se me había despintado… No lo advertí al pasar a su lado, pero allí estaba junto al señor al que antes había saludado. Era Oscar Rodríguez (67), un hombre que un día alzó sus cosas y se fue con su esposa y dos de sus hijos a radicarse al pié de los montes Pirineos, del lado de España.

 

En diversas obras.

 

Oscar es actor oriundo de Miguel Riglos donde vivió sus primeros años. Se afincó más tarde en Santa Rosa, donde llegó a protagonizar varias obras desarrollando esa pasión que para él es el teatro. Luego tendría la satisfacción de actuar en diversas puestas en Capital Federal --también hizo bolos en algunas películas conocidas--, y estuvo en escenarios de distintos lugares del país.

 

Después que con Alberto Callaqueo recordáramos buenos viejas épocas de cuando compartimos la Redacción de La Arena, Oscar me fue contando sobre su vida, y de esa relación indisoluble con el teatro que hoy continúa en esa postal donde vive, allá en Puigcerdá, al pié de los Montes Pirineos.

 

Rumbo a España.

 

Se fue en aquellos tiempos del desasogiego y la desesperanza, cuando transcurría el inicio de los 2.000 y por aquí todo estaba “patas para arriba”.

 

Como tantos en ese tiempo, pero siempre cuidando de mantener su contacto con nuestra tierra… y particularmente con su gente, porque quedaron aquí familiares (incluso una de sus hijas), y también los amigos de toda la vida. Los de Miguel Riglos donde regresa cada vez que puede y con los que se reencuentra, y los de otros pueblos de la provincia, porque en muchos estuvo alguna vez haciendo teatro.

 

“Nos fuimos con mi esposa un poco siguiendo a mi hijo Martín, que era futbolista de muy buenas condiciones en ese momento, tanto que estuvo un mes entrenando en las instalaciones del Barcelona… y también para dedicarnos a la gastronomía, que es algo que también hice desde siempre”, completa.

 

¿Quién es Oscar Rodríguez?

 

Oscar es conversador, locuaz,y le gusta “cafetear” con los amigos mientras se pone al día de lo que pasa por aquí –viene cado cinco a seis meses--, o para contar qué está haciendo del otro lado del Atlántico. “Aunque en realidad estoy muy informado… Leo todos los días La Arena y algunos otros portales”, explica.

 

Y sigue contando: “Mamá era Pola, y falleció muy joven… nos quedamos solos con mi padre que se llamaba Hugo y fue gerente de los Wethein en La Pampa. Hice parte de la primaria en Miguel Riglos y cuando nos vinimos para Santa Rosa la completé en la Escuela 2, ahí frente a la plaza. Después el secundario en el Colegio Nacional, y un poco estudié para Perito Ganadero”, rememora.

 

La familia.

 

Está casado hace muchos años con María Viceconte, de Villa Maza, a quien conoció precisamente en el teatro. “Yo iba a trabajar con el grupo de su pueblo, ahí la conocí y estamos juntos desde entonces”, precisa. Tienen tres hijos, Mercedes, que vive en Santa Rosa y está casada con el abogado Alejandro Osio, y tienen a Sofía; Martín, que vive en Cataluña, en la provincia de Lérida, y les dio un nieto, Imanol; y está Víctor en Cataluña, en la costa, que es papá de Noah.

 

“Respiro fútbol”.

 

Aunque reconoce que cuando muchacho fue un rústico jugador de fútbol –alguna vez se puso la de Numas de Anchorena--, dice que es un apasionado… “Respiro fútbol y tengo mis equipos en todos los lugares. Pero fundamentalmente soy hincha de All Boys de Santa Rosa. Fui de ir a la cancha con mi viejo, de acompañar el equipo en Cipolletti, San Juan, Mendoza… íbamos a todos lados. Y después soy de Boca, pero Ferro es mi segundo equipo en Argentina. ¿Allá en España? Iba por el Barca, pero tengo un segundo equipo español que es la Cultural Leonesa, porque toda mi familia tiene raíces de por ahí”, cuenta.

 

Su hijo Martín, buen jugador.

 

Su cercanía con el fútbol se vio alimentada además porque uno de sus hijos, Martín, le salió bueno. “Estuvo unos meses en Ríver, y tres años en Ferro de Caballito. Pero tuvimos la suerte de tener un contacto y se dio poder estar en la órbita del Barcelona donde estuvo un mes entrenando… Una experiencia fascinante, pero había un problema de papeles y pasó a una filial del Barca, donde le fue muy bien; después lo cedieron al Badajoz cuando lo dirigía Guillermo Hoyos, pero tuvo una lesión de la que fue operado, no quedó bien y decidió dejar”, resume.

 

Asador Pampa en Los Pirineos.

 

Esa desgracia futbolera no lo frustró al pibe. Entendió la situación y ahora trabaja en una finca de la familia donde está de encargado. Víctor en tanto está en otro restaurante por allí cerca. “Por nuestra parte mi esposa y yo estamos con ‘Asador Pampa’, en Los Pirineos, y ahí hacemos comidas típicas de nuestro país. Así que todo argentino que pasa por allí nos visita, y por suerte nos va muy bien”… De todos modos como estoy a punto de jubilarme tenemos la idea de dejarlo”, amplía Oscar.

 

Y sigue: “La ida a España fue un poco por varias circunstancias… lo del fútbol de Martín; era el tiempo en que el país estaba prendido fuego, nos agarró el corralito… varias cosas por las que nos decidimos. A la distancia podemos decir que fue acertado, nos fue bien, tenemos la posibilidad de venir bastante seguido, y de seguir allá haciendo lo que me gusta que es el teatro”, resume.

 

Oscar y el teatro.

 

Cuando habla de teatro se transforma. Se entusiasma y le gusta repasar lo vivido desde que tenía nada más que siete años. “Es que a esa edad empecé… mi viejo era apuntador de aquella época del grupo de teatro de Riglos y en un momento se dio que necesitaban un pibito para alguna obra, y como vivíamos al lado de la panadería de los Eleno ,donde se ensayaba, mi padre me ofreció… Nos juntábamos en la cuadra donde se hacía el pan, y en esos inviernos crudos la pasábamos de lo mejor en ese lugar siempre calentito”.

 

Su primer director.

 

Y tiene recuerdos patentes de ese tiempo. “Si hasta conservo los programas de aquella época. Nos dirigía y fue mi primer maestro don José Eberle, que había llegado de Buenos Aires… En todos los pueblos había un José Eberle, y uno o dos grupos de teatro. ¡Algo magnífico!… porque qué otra cosa íbamos a hacer en Riglos”.

 

En algunos de sus regresos de España ha hecho “algo en bares de los pueblos… a veces con Estrella Fernández, Juan Carlos Vicondo y Adriana López Quinteros”.

 

Ahora mismo Alberto Callaqueo –otro loco por el teatro-- lo está convenciendo de reeditar “Príncipe Azul”. Y dice Oscar: “Estamos a 11 mil kilómetros de distancia, pero Alberto tiene poder de persuasión y quiere volver a lo que hicimos en 1995. Y la verdad… Podría ser”, admite casi convencido.

 

Actor independiente.

 

Después de aquella experiencia en su pueblo, cuando era apenas un chiquilín, Oscar siguió haciendo teatro como actor infantil, y cuando ya se vinieron a Santa Rosa, allá por 1966, dejó un tiempo para volver con el elenco de Villa Maza. Allí conocería a María, y trabajó bastante con ese grupo representando en certámenes a la provincia de Buenos Aires… “Casi siempre terminábamos muy bien posicionados. Después que Pedro Di Nardo fue a dirigir allá me convocó para trabajar aquí en Santa Rosa… aunque en realidad yo nunca estuve en grupos de teatro y fui siempre medio independiente”.

 

Con todos se aprende.

 

Eso le iba a posibilitar trabajar “con diferentes y grandes actores… Y aprendí muchísimo de gente como Aldo Umazano, que es un tipo que todo el tiempo te está dando cátedra; también con los hermanos Pedro y Eduardo Di Nardo que ambos me dirigieron; me di el gusto de estar con el Chango Cuco, Osvaldo Stefanazzi y Daniel Ayerza, todos actorazos… No quiero que me quede nadie en el tintero, pero seguro a algunos me voy a olvidar de mencionar”, se preocupa.

 

Y da más nombres de personas que alguna vez se cruzó en un tablado. Entre otros muchos –Oscar los recuerda a todos, pero el cronista por allí no alcanzó a anotar la nómina completa (valga la aclaración)-- mencionó a Sonia Suárez Cepeda, José Gerónimo, Peli Malgá, Viviana Grawobsky, Liliana Rojas, Diego Delamer y Edith Gazzaniga,

 

Actores y directores.

 

Y sigue nombrando actores y directores, entre ellos a Alberto Callaqueo, Aníbal Velázquez, Guillermo Gazia y otros (con alguno no llegó a trabajar); y se acuerda muy bien de Alfredo Olivo y las largas charlas que solían mantener en su agencia de publicidad.

 

“Es toda gente que me enseñó mucho… fui aprendiendo a medida que iba trabajando, y sigo aprendiendo, porque siempre hay un director que te enseña cosas nuevas y es una manera permanente de nutrirte. ¿Dirigir? Nunca me tentó, y creo que no sirvo para eso, aunque me lo propusieron… Si tengo que definirme diría que soy autodidacta, no tengo una formación de escuela, pero bueno, acá estoy!”.

 

También el cine.

 

En su recorrida por el mundo del espectáculo Oscar estuvo “en algunas películas... así, fugazmente, pero estuve. Y con mucha suerte también porque me tocó trabajar al lado de Héctor Alterio, de Norma Aleandro, con Leo Sbaraglia con quien mantengo relación… Y vaya si se aprende en las grabaciones, en los rodajes… te ponés ahí en un costadito y vas tomando cositas de lo que vas viendo de los grandes actores de los cuales he tenido la inmensa suerte de estar al lado”.

 

“El Gallego” tuvo la satisfacción de actuar en “Campos de Sangre”, la película de Gabriel Arbós, que se rodó aquí y que narraba la trama del crimen y descuartizamiento de una mujer, del que fue autor Federico Gonzani en 1969, cuando era funcionario del gobierno provincial durante la dictadura de Onganía.

 

Recuerda que también tuvo participación en un filme que se hizo en Naicó, y cuyos artistas principales eran Cecilia Milone y el actor Jean Pierre Noher.

 

En países europeos.

 

Pero no sólo fue la actuación, sino que además Oscar Rodríguez tiene buenas dotes de productor. Ha conseguido hacer puestas en diversos escenarios europeos, y así estuvo “mucho en Cataluña, Milán, Suiza, en Toulouse (Francia)… nos ha ido bien porque como subtitulamos las obras el idioma deja de ser un problema. Empezamos cuando nos invitaron a hacer ‘Príncipe Azul’ en un encuentro de la Federación de Teatro Europea…”, precisa.

 

Vivir en una postal.

 

En estos últimos días hemos charlado bastante con Oscar –es un gran conversador--, y así fue contando de su vida. “A veces se ríen cuando digo que vivo dentro de una postal”, comenta para expresar que Puigcerdá, el pueblo con 9 mil habitantes y el último del Pirineo Catalán antes de cruzar la frontera con Francia, es un lugar paradisíaco. Para disfrutarlo en el verano; y para contemplar en invierno sus paisajes teñidos de blanco con la nieve.

 

“Ahí vivo… y es tal cual”, reafirma. “Pero también es verdad que nuestra tierra tira... y mucho. Por eso, cada vez que puedo me escapo para aquí… para ver mi pueblo y su gente, para disfrutar de los amigos y los asados… En Riglos somos seis o siete familias de amigos y amigas que cada tanto nos juntamos, como si fuera un rito…”.

 

En estas horas estará regresando a los Pirineos… pero pronto volverá, para hacer teatro si Alberto lo convence, o para entreverarse en largas charlas con amigos. Porque al cabo es verdad eso de que “uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida”. Hasta la vuelta Oscar…

 

Dos locos por el teatro.

 

“Oscar Rodríguez no sólo es un buen actor, también es por naturaleza un productor nato. Como actor, es de esos que si no le sale desde el comienzo, va a insistir, y repetir, y buscar hasta que encuentra el personaje”, opina Alberto Callaqueo, que lo ha dirigido en más de una oportunidad.

 

El director –hoy viviendo en General Pico--, pretende recrear “Príncipe Azul” con Oscar, aunque los separan con el actor que vive en Puigcerdá nada menos que 12 mil kilómetros.

 

Callaqueo elogia a Oscar Rodríguez, y explica que “a las buenas obras que ha protagonizado, que tienen su particular impronta actoral, sin duda hay que sumarle la convicción y el empuje con que ha encarado y encara sus proyectos teatrales. Es un ‘motorcito’ que se lleva todo puesto hasta conseguir lo que se propuso… No le costó mucho cuando se fue a España, arrancar de nuevo con la actuación. Era en otro país, en un medio desconocido pero le fue bien, y ahora está recogiendo los aplausos que se merece en los distintos escenarios”.

 

Se conocen de toda la vida, y Alberto dirigió a Oscar en 1995 en “Príncipe Azul”. Callaqueo contó: “Yo vivía en General Pico y Daniel Ayerza (el otro protagonista) en Santa Rosa… pero no fue impedimento, porque cuando no viajaba yo lo hacían ellos, o nos encontrábamos en Catriló para ensayar”.

 

En este tiempo volvieron a juntarse, “porque El Negro Callaqueo está trabajando textos de García Márquez y quiere que los haga yo…”, comenta Oscar.

 

Y es probable que algo hagan… porque los dos son locos por el teatro, y porque les gustan los desafíos. ¿Se viene “Príncipe Azul” en una sala pampeana?

 

“Príncipe azul”.

 

De frente Oscar Rodríguez, y de perfil Xavi Piguillem, en una presentación de “Principe Azul” en Barcelona. Hay una posibilidad de reeditarla en Santa Rosa.

 

Bello paisaje.

 

Vivir en una postal. Oscar Rodríguez está viviendo desde hace años en un lugar de bellos paisajes. Puigcerdá es un pequeño poblado al pie de los Pirineos. (Df. Alfons Rodríguez).

 

Papa Francisco.

 

Oscar personificado en una de las tantas obras en las que intervino. En “Los pastores golfos” caracterizó al papa Francisco, en el Teatro Municipal de Puigcerdá.

 

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