Cerró sus puertas la Escribanía Cavalli
Trabajando afanosamente para dejar todo en orden por el cierre definitivo estaba por estas horas Libertad Mirtha de Mena de Cavalli, la reconocida escribana santarroseña.
“Este es otro duelo para mí”, expresó al referirse al cese de actividades de su Escribanía, ubicada en Mitre 307, casi esquina Don Bosco (a metros de La Arena). Es que en pocos meses Libertad perdió a uno de sus hijos, Marcelo –también escribano--, y a su esposo Jorge; y ahora dará de baja el registro de la que es titular desde 1979. “Es un triple duelo”, aseguró compungida.
“Si, esta decisión también es una gran pena… son muchos años de trabajo, de relacionarnos con tanta gente… ahora mismo estamos entregando algunas escrituras, pero ya no tomamos más trámites y en estos días vamos a concretar la baja en el Colegio”, contó.
No más trámites.
Lo cierto es que con su empleada más antigua, Marta Stickar, la histórica escribana –que no tiene ningún problema en decir que tiene 83 años-- se encuentra ordenando papeles y ensobrando otros que aún tienen que ser entregados: “Para eso habilitamos un horario de 9 a 13. Pero ya no atendemos nuevos trabajos” advirtió Marta que desde 1986 ha sido empleada del notariado que abrió sus puertas hace casi medio siglo. El resto del personal lo componían también Olga Gérez, Alexandra Geringer, Ana de la Canal, Ofelia Tapié y María Victoria Almeyda.
Escribanías en Santa Rosa.
Hubo en esta ciudad –las hay todavía-- algunas escribanías muy prestigiosas--, y entre ellas figuran como activas –o lo estuvieron alguna vez-- en el Colegio de Escribanos, las de José Camacho y sus hijos, Antonio Nemesio, Héctor Maraschio, Luis María Funes, María Ripa, Jorge Comelli, Oscar Bazán, Ana María Picca, Altolaguirre (Analía e Hipólito), Mercedes María Cobos, Leonardo de Paz, Martín Elall, Miguel Figueroa Alcorta, Liliana Graffigna, Santiago Guibelalde, Francisco Hotz, Lirio Conte, María Mónica Martín, Paola Vanesa Montero, Simón Menéndez Punte, Luciana Savoia Altolaguirre, Verónica Teves Pérez, Mariano Torres Campi, Ana María Isabel Vallejo, Martín Wallas, Valeria Charnis de Figueroa Alcorta y Axel Andrés de la Mata.
Pero hubo un tiempo en que no se sabe por qué causa –aún cuando se advertía un notable crecimiento de la ciudad, y se observaba que eran necesarios más registros-- el Colegio de Escribanos no abría concursos para que se habilitaran algunos nuevos.
La Arena se ocupó.
Jóvenes profesionales de entonces, que señalaban esa falencia, consiguieron que LA ARENA se ocupara de esa inquietud que cabe admitir –nobleza obliga--, fueron atendidas por quienes tenían la responsabilidad de convocar a esos concursos.
“En un momento quienes aspirábamos a que se abrieran más escribanías fuimos a hablar con el director de LA ARENA, Saúl Santesteban, quien escribió una serie de artículos que terminaron convenciendo a las autoridades del Colegio a que se abrieran los concursos”, reconoció por estas horas Libertad.
Fue así que “por concurso” se le adjudicó el Registro nº 11, que después de muchos años de trabajo cesará en su actividad.
Escribana General de Gobierno.
Nacida en Santa Rosa, Libertad de Mena de Cavalli sustentó con capacidad y trabajo una carrera de muchos años. Primero en la Administración Pública, en la que se desempeñó por décadas, primero como Directora General de Minas de la Provincia (designada por Ismael Amit); y posteriormente como Escribana General de Gobierno.
En un cargo extremadamente delicado, la escribana Cavalli fue transcurriendo los distintos gobiernos, desde Helvio Nicolás Gouzden, pasando por Floreal Alberto Conte, Benjamín Santos Trapaglia, Aquiles José Regazzoli, Carlos Fabio Iriart, Carlos Enrique Aguirre, Eduardo Fraire, Rubén Marín y Néstor Ahuad. “Los sucesivos gobernadores me iban pidiendo que me quedara… aunque yo tenía muchas ganas de tener mi propio registro”, recordó recientemente en charla con este diario.
Hija de trabajadores.
Sobre su historia particular recordó que era hija de Germán de Mena, que alguna vez trabajó en Casa Tierno, conocido almacén de ramos generales que estaba ubicado en la esquina de Pico y 9 de Julio, y también fue empleado repartiendo pan de la panificadora de la Municipalidad de Santa Rosa. Su mamá se llamaba Lidia Domínguez, y Libertad tuvo un único hermano 11 años mayor que ella. “Era ingeniero industrial, se llamaba Harold y supo jugar al fútbol en All Boys”, precisó.
Los estudios.
Agregó que su padre también tuvo una despensa en la esquina de González y Avenida San Martín Oeste. “Vivíamos enfrente de la Escuela Normal, donde hice la primaria, y finalicé en la Escuela de Niñas. Después en el Normal en 1957 me recibí de maestra; y luego de un año de dar clases en Winifreda mis padres me dieron permiso para ir a estudiar a La Plata”, contó. Ya para entonces estaba de novia con Jorge Raúl Cavalli, abogado que fue asesor de Gobierno y se desempeñó en el Tribunal de Cuentas: “Él había venido a hacer el servicio militar a Toay, y así fue que nos conocimos”, rememoró.
La familia.
“Compartimos 59 años de nuestras vidas con Jorge”, indicó Libertad. Tuvieron tres hijos, Alejandro,licenciado en Ciencias de la Comunicación, “es escritor” que muchas veces publicó en “Caldenia”; César, licenciado en Informática; y Marcelo, escribano fallecido el 11 diciembre 2022.
Recién cuando accedió a la jubilación dejó la Escribanía General de Gobierno, donde ejerció entre febrero de 1968 hasta el mes de febrero de 1989, cumpliendo así 21 años y un mes en el cargo. Al momento de dejar la actividad pública –y paralelamente-- ya llevaba 10 años –desde 1979-- al frente de la Escribanía Cavalli, por lo que de inmediato se abocó a continuar con esta actividad.
Tareas de escribanía.
Y realmente tuvo enorme cantidad de trabajo, y su registro realizó innumerable cantidad de actuaciones dando fe y autenticidad en determinados trámites.
Porque, se sabe, una escribanía asesora a las partes de acuerdo con las circunstancias particulares de cada una, controla que toda la documentación esté en orden, gestiona certificados y también redacta la escritura, según lo convenido por el comprador y el vendedor. Se trata de un -o una-- funcionario/a público instituído para recibir y redactar y dar autenticidad, conforme a las leyes y en los casos que ellas autorizan, los actos y contratos que le fueran encomendados.
Miles de trámites al año.
Marta Stickar, la empleada y colaboradora más antigua –que obviamente ahora también dejará de trabajar, aunque ya tiene varios años de jubilada--, señaló que “con la pandemia hubo como un poco menos de trabajo… pero es verdad, hemos hecho miles de escrituras y trámites por año”. ¿Cuántos? “El último año fueron exactamente 258 –especificó mirando los libros registrales--, pero en general eran más de 1.000 ó 1.100 por año. Se hacían redacción de hipotecas, adjudicaciones por divorcios, contratos de compraventa, cancelación de hipotecas, certificaciones de firmas…”.
Del primero al último.
Mirando los libros –que pasarán a ser un muy valioso archivo de la ciudad y la provincia... y de su gente-- se puede ver que la primera actuación de la Escribanía Cavalli data del 13 de noviembre de 1979, cuando un señor Serafín Barón le otorgó un poder general para juicio al abogado Carlos Santiago Lorda; y la última estuvo precisamente a cargo de la escribana Libertad Cavalli (luego del fallecimiento de Marcelo) y fue el 29 de diciembre de 2022 y se trató de una adjudicación por divorcio.
Pasaron 44 años del primero al último acto notarial… Y vaya si ha llegado el momento del ocio y la tranquilidad para Libertad…
Lo que viene.
Cerrar la escribanía obviamente significa una decisión trascendental, en su vida, y también –es verdad-- deja vacante un registro que tal vez sea una oportunidad para otros nóveles profesionales.
Para Libertad, “la escribana”, queda mirar hacia atrás y tener la convicción de que ha desarrollado de manera seria, justa y eficiente una profesión fundamental para la sociedad. Y el momento de disfrutar de sus seis nietos, Camila, Lucas, Juan Martín, Agustina, Mora y Azul.
Buen trabajo, escribana, podemos dar fe…
Mucho dolor.
De a ratos la escribana Libertad De Mena de Cavalli no puede evitar sentir cierta angustia. Y tiene sus razones, claro.
Porque hubo circunstancias que coadyuvaron para tomar la decisión de dejar la actividad notarial. Al principio fue el repentino fallecimiento de su hijo Marcelo Cavalli –hasta ese momento, 11 de diciembre de 2022, su adjunto en el registro--; y posteriormente y muy cercano en el tiempo el de Jorge, el esposo de la escribana. “Fueron momentos dolorosos, por supuesto. Pero además en el caso de Marcelo era quien estaba llevando adelante la escribanía porque yo ya la había dejado en sus manos. Y bueno, eso precipitó todo”, explicó Libertad.
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