Lunes 30 de junio 2025

Crecen las luchas contra el ajuste

Redaccion Avances 30/04/2025 - 10.51.hs

Este 1° de Mayo encuentra a la clase trabajadora argentina sometida al “ajuste más grande de la historia” (según dichos del presidente Javier Milei) que se sigue descargando sobre la población, en particular contra las personas jubiladas y pensionadas. Desde los sectores más vulnerables hasta las capas medias, la crisis ha generado una fuerte disminución del consumo incluso de productos como yerba o panificados (la carne hace rato que dejó de ser “de consumo masivo”). La pobreza registró un 52,9 por ciento en el primer semestre de 2024, luego disminuyó a un 38,1 por ciento en el segundo, pero estos
índices surgen de mediciones que no reflejan bien la realidad de la crisis. Es que, por ejemplo, el impacto en los ingresos del aumento en las tarifas de los servicios públicos (del orden del 400 por ciento promedio) no es registrado correctamente en los informes que elabora el INDEC.

 

Mártires obreros.
Esta fecha tuvo su origen en la lucha de los obreros de la fábrica McCormick, en Chicago, EEUU, donde las jornadas laborales en el corazón del capitalismo industrial eran extenuantes. Los trabajadores debían cumplir hasta 14 ó 16 horas de trabajo diario, a pesar que en 1868, el presidente Andrew Johnson había establecido por la Ley Ingersoll la reducción de la jornada a ocho horas. Las patronales no cumplían con esa ley y por ello se sucedían las protestas, que estallaron en masivas movilizaciones en 1886. La represión policial fue brutal y fueron detenidos decenas de activistas. Ocho de ellos fueron a juicio (eran nueve, pero uno de ellos fue “hallado muerto” en su celda). El proceso fue manipulado por el gobierno asociado a las patronales, con testigos y jurado que les respondían, y por ello condenaron a los acusados sin pruebas, algunos a prisión y cuatro de ellos a la muerte.
George Engel, obrero tipógrafo de 50 años, fue lapidario al dirigirse al Tribunal que lo condenó: “Es la primera vez que comparezco ante un tribunal norteamericano, en él se me acusa de asesino. ¿Por qué razón se me acusa de asesino? Por la misma que me hizo abandonar Alemania: por la pobreza, por la miseria de la clase trabajadora. Aquí también, en esta “República libre”, en el país más rico de la tierra, hay muchos obreros que no tienen lugar en el banquete de la vida y que como parias sociales arrastran una vida miserable. Aquí he visto a seres humanos buscando con qué alimentarse en los
montones de basura de las calles”.
Lejos estaba de imaginarse Engel que casi 140 años después, esa realidad que él describía en su alegato final, seguiría vigente en su país y en casi todo el planeta. En la Argentina, país productor y exportador de alimentos, también se ven (cada vez más) familias revolviendo en los contenedores de basura, buscando alimentos.

 

Ajuste impiadoso.
La “motosierra” que viene aplicando Milei redujo el gasto público en un 27 por ciento durante 2024, y ello, lejos de afectar a “la casta”, perjudicó a la mayoría de la población.
Jactándose de haber logrado superávit fiscal por primera vez en 14 años, este gobierno recortó prestaciones sociales (jubilaciones y planes sociales), que representaron un 30,6 por ciento de ese ajuste. Y aunque algunos planes como la Asignación Universal por Hijo (AUH) o la Tarjeta Alimentar, tuvieron aumentos, ello no significó una mejora en las familias que las perciben, porque el alza de los alimentos fue brutal en los primeros meses de gobierno de LLA, y aún continúa.
A pesar de la reducción de la inflación, en las últimas semanas, luego de la salida parcial del cepo cambiario, las alimenticias han aplicado aumentos de entre un 9 y un 12 por ciento. Ello provocó un conflicto con los supermercados que se niegan a recibir mercadería con precios distorsionados, no por humanistas sino para evitar la baja persistente en las ventas.
Es que la crisis se siente fuerte en los bolsillos populares, y cada vez hay menos margen para el recorte de gastos, llegando al extremo, en muchos casos, de compatriotas que tienen que reducir comidas diarias por falta de recursos.

 

Jubilaciones de miseria.
Esta situación se agrava en los jubilados, cuyos haberes son los más afectados por la licuadora mileísta. El cambio de la fórmula de movilidad jubilatoria significó una merma en relación a la que se aplicaba antes, pues si bien ahora se utiliza el Índice de Precios al Consumidor (IPC), al bajar la inflación los aumentos son mínimos. El sistema anterior, establecido por ley 27.609 de 2021, disponía que los aumentos se fijaban de acuerdo a una combinación entre el IPC y el indicador de la Remuneración Imponible Promedio de Trabajadores Estables (RIPTE). El cambio que impuso el gobierno de Milei implicó una pérdida en los haberes previsionales de casi un 30 por ciento.
Además, al congelarse el bono que perciben las personas jubiladas y pensionadas que cobran el haber mínimo, en 70.000 pesos desde marzo de 2024, la pérdida se profundizó. Si el bono se hubiera incrementado al mismo ritmo que los haberes, hoy debería ser de 145.303 pesos, más del doble. Aunque ni así se lograría un haber digno, si tomamos como referencia la Canasta Básica Total, que marca el límite de la pobreza, hoy calculada
en 1.100.267 pesos.
El gobierno, que vive en un universo distópico, se alegra porque en el segundo semestre de 2024 la pobreza habría disminuido a un 38 por ciento. Es una alegría perversa, porque eso significa que hay 18 millones de compatriotas con necesidades básicas insatisfechas.

 

Viviendas inaccesibles.
La crisis se descargó también con crudeza contra aquellas familias que carecen de vivienda propia, porque no hay posibilidades de acceder a la propia y alquilar se ha vuelto casi imposible.
La desregulación del mercado de locaciones urbanas establecido en el Decreto 70/2023, significó que la tan mentada “libertad de contratación” se transformó en lo que que pasa en la sociedad capitalista: el propietario impone sus condiciones y a los inquilinos no les queda otra que aceptar “o buscarse otra cosa”. No hay ofertas de viviendas accesibles a los flacos bolsillos populares.
Transcurrido más de un año de la derogación de la Ley de Alquileres, la organización Inquilinos Agrupados alerta que los alquileres en el AMBA subieron 153 por ciento durante 2024, contra 95 por ciento de inflación anual. Siete de cada diez contratos establecen el ajusta mensual o trimestral del precio de la locación, y casi todos renuevan en dos años o incluso menos.
Resultado: uno de cada cuatro familias tuvo que mudarse por no poder afrontar los aumentos; en la mayoría de los hogares que alquilan, se destina el 44,5 por ciento de los ingresos a pagar alquiler y expensas.

 

Se lucha desde abajo.
La imagen del gobierno viene descendiendo, lenta pero inexorablemente. Mientras Milei se jactaba del repunte en las encuestas durante el segundo semestre de 2024, esa tendencia se ha revertido en 2025: crece el descontento y disminuye el apoyo a una gestión que sigue ajustando.
El nuevo Acuerdo con el Fondo Monetario Internacional -el número 23 de nuestra triste trayectoria – como todos los anteriores, será pagado “con sangre, sudor y lágrimas” del pueblo trabajador.
A pesar de las traiciones de la burocracia sindical de la CGT y la mayoría de los sindicatos, se producen conflictos y luchas “por abajo”, en reclamo de aumento salarial y contra los despidos, en el sector público y el privado. De estas luchas viene surgiendo una nueva militancia, más joven e inexperta, pero también más sufrida, por la precarización laboral, los bajos salarios, por las “nuevas formas de contratación laboral” que no son otra cosa que la misma explotación del trabajo por el capital, tal como teorizaron Marx y Engels hace casi dos siglos.
Se nota la ausencia de una dirigencia combativa como la que dio origen a un movimiento obrero que no nació con el peronismo sino con las corrientes anarquistas, socialistas y comunistas a finales del siglo XIX y principios del XX. Sin dejar de reconocer los aportes del movimiento obrero peronista, a partir de la segunda mitad del pasado siglo, los programas históricos de La Falda, Huerta Grande, de la CGT de los Argentinos y del Sitrac-Sitram -para mencionar solo los más importantes – tienen una impronta de clase de la que carecen las dirigencias actuales.
Fue una clase obrera consciente y revolucionaria la que redactó esos programas, y al frente estaban dirigentes de la talla de Agustín Tosco, Raymundo Ongaro, René Salamanca, Atilio López, Jorge Weisz, entre otros y otras. No fue casualidad que la dictadura videlista se ensañara reprimiendo en fábricas y sindicatos. De los 30.000 desaparecidos, el 62 por ciento eran delegados y dirigentes sindicales.
Rodolfo Walsh, escritor y periodista, militante revolucionario, escribía: “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las
cosas”.
Es hora que los trabajadores y las trabajadoras recreen, con los cambios que hagan falta, la tradición de lucha de aquellos dirigentes, echando a los traidores que no defienden a sus bases. En palabras peronistas: “El pueblo marchará con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”.

 

IRINA SANTESTEBAN.

 

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