Dos mujeres

La súbita partida de Hilda Alvarado y Raquel Pumilla nos deja a los pampeanos sumidos en el dolor y el desconcierto en este final de 2025 que tendrá muy poco para recordar, salvo los infortunios. Dos mujeres que supieron dejar huella, cada una en su campo de acción, y que seguirán en la memoria y los corazones de quienes las conocieron personalmente o a través de sus obras.

La “Negrita” Alvarado acompañó con su voz a varias generaciones de pampeanos que aprecian nuestra música, nuestros poetas y nuestros intérpretes. Casi que no hubo lugar o escenario en la provincia en donde su voz, íntima y sentida, no dejara sus ecos. Fue una de las grandes divulgadoras del legado musical pampeano y con el tiempo pasó a ser, no solo una precursora, sino una referencia para las nuevas, y más nutridas, legiones de cantoras.

También fue una promotora cultural desde los lugares en donde le tocó actuar. A través de su programa radial “Los ojos de la lechuza” se impuso la tarea de dar a conocer la producción de tantos artistas que no se llevan bien con el marketing y los intereses de las grandes compañías discográficas. Esa función, complementaria a la que desplegó en los escenarios, también será recordada por quienes la conocieron o la escucharon.

Con Raquel Pumilla se fue una de las artistas plásticas más destacadas de nuestra provincia. Deja una infinidad de obras esparcidas por los más diversos medios y soportes que serán, ahora y tras su partida, un legado insustituible. Su militancia en la cultura y en la defensa de los derechos humanos –junto a su compañero de toda la vida Juan Carlos “Pinky” Pumilla— será de esas cosas que, con el tiempo, también se convertirá en parte del patrimonio humano de nuestro medio.

Su labor artística trascendió los límites de nuestra provincia y su nombre figura en catálogos nacionales y latinoamericanas en donde supo hacerse un lugar de relevancia. Las muchas distinciones y premios que jalonaron su carrera son muestra cabal de su empeño y compromiso con las artes plásticas y “con la memoria”, como solía decir a quien quisiera escucharla.
Hoy los pampeanos despedimos consternados a dos mujeres que con su pasión y su arte hicieron nuestras vidas más llevaderas y disfrutables en tiempos difíciles en los que, tan a menudo, la aventura de vivir no siempre viene acompañada de vientos propicios.

(Sergio Santesteban).