“El radicalismo no estuvo a la altura”
“Con toda franqueza, yo no deposito grandes esperanzas en el flamante presidente. Si las depositara lo hubiera votado, y esto no lo hice, así que lo único que puedo señalar son expectativas. Esa promesa de que dentro de 35 años el país va a salir adelante…”, dudó Enrique Paixao (81), ex integrante de la Auditoría General de la Nación.
El abogado, quien supo desempeñarse como Secretario de Justicia de Raúl Alfonsín, fue profesor de la Facultad de Derecho de la UBA y Convencional Constituyente en 1994, estuvo por algunas horas en Santa Rosa. En diálogo con LA ARENA, aceptó referirse a aspectos de la actualidad, aunque advirtió que era “difícil” porque si bien Javier Milei “ha dicho muchas cosas en campaña, luego queda en claro que algunas se dicen y otras se hacen. Se puede recordar que hemos tenido casos en que un presidente (Carlos Menem) dijo: ‘si hubiera dicho en campaña lo que pensaba hacer, no me votaban’. Por eso en este caso quiero ver para dónde realmente quiere ir y por qué sendero”.
No obstante marcó diferencias entre el riojano y Milei, porque “Menem era político, y esto es decisivo. Desde luego, me da la impresión de que este hombre (Milei) está haciendo un curso acelerado porque no le queda otro remedio. Y a veces los hechos enseñan más rápidamente que mucha literatura”, afirmó.
Risueñamente le manifestó al cronista, hablando del augurio de Milei de que el país estará bien dentro de 35 años, y la posibilidad que cuando eso pase “juntarnos en esta mesa… me parecería un poco optimista para mí pensar en una cita para ese entonces”.
-¿Por qué el electorado votó de esta manera?
-El hartazgo por una situación muy compleja y sin salidas a la vista fue decisivo. Sergio Massa era parte de lo que había, y por eso el país dijo basta, no sólo al candidato sino a todos. El país asumió fracasos sucesivos y por lo menos 10 años de estancamiento, porque no es un secreto que hace años que la Argentina no crece, y que el nivel de vida no hace otra cosa que deteriorarse. Así la sociedad eligió un camino alternativo, una decisión que no acompañé; pero los dueños del país son los ciudadanos de la Argentina, y ellos toman las decisiones que creen adecuadas. La historia dirá.
-¿Qué dice usted de esa frase que señala que los pueblos no se equivocan?
-Yo no creo que los pueblos no se equivoquen, porque al cabo pueden ser la suma de muchos aciertos individuales o de muchas equivocaciones individuales. Pero esto nunca se sabe antes, se sabe después. No me hago grandes ilusiones por lo que viene, lo digo con toda franqueza.
-Teniendo en cuenta la personalidad de Patricia Bulrrich y lo que puede pasar ¿puede haber conflictividad?
-No sé hasta dónde se va a llegar. Me preocuparía, eso sí. Recuerdo que Raúl Alfonsín al final del alzamiento de Semana Santa dijo “Felices Pascuas”, pero remarcó algo más: “No hay sangre en las calles de la Argentina”. Todo un tema, y es lo que deseamos todos. De otra manera estaríamos ante un retroceso muy importante… tiene que haber modos pacíficos de solución de conflictos.
-¿Cómo juzga la actuación de la UCR en este contexto?
-Creo que el radicalismo no estuvo a la altura, y hace bastantes años que no tiene una conducción unívoca, clara, y una línea. El último gran líder radical fue Alfonsín… y estoy en la expectativa de que alguien ocupe ese lugar. Y así como 60 años después de Yrigoyen tuvimos a Alfonsín, espero que no haya que esperar otros 60 años. Porque si 35 me parecen mucho…”.
-Alfonsín estaría hoy muy decepcionado…
-Por supuesto. Raúl Alfonsín una vez, ante una situación parecida, dijo algo que creo que hoy sería aplicable: “No creo –afirmó el ex presidente-- que la opinión argentina haya girado a la derecha; pero si así fuera, el radicalismo tendrá que prepararse para perder elecciones, pero nunca para hacernos conservadores”. Esta fue su definición muy clara, y hablaba en el momento culminante del menemismo.
-¿Cree que lo que viene es menemismo?
-Lo que se avecina, por lo menos en los gestos que se avizoran, tiende a parecerse. Es más, Milei no oculta su admiración por Carlos Menem, y ha colocado a un sobrino del ex presidente en un lugar destacado.
-Alfonsín tenía dirigentes radicales que estaban, por usar el lenguaje clásico, a su derecha, y otros a su izquierda. ¿Se impusieron los de la derecha?
-En la UCR siempre tuvieron cabida diferencias de opinión. No es un partido de conducción uniforme. Creo que lo que se impuso fue un discurso más confuso, donde la igualdad pasó a tener una menor importancia, quizás acomodándose a nuevas situaciones generales del universo social. La pretensión de organizar una sociedad sin clases, que dio punto de partida a diversas dictaduras en el mundo, tuvo un fracaso estrepitoso después de 60 ó 70 años o 70 años de la revolución rusa. Y esto coincidió a pocos meses con el fin del gobierno de Alfonsín.
-¿Por qué pasa que en otros países han gobernado la derecha o, la izquierda y no se modifica el rumbo económico?
-Si se toma los Estados Unidos se notarán profundas diferencias entre la política que hizo el presidente anterior y el que viene. Y esto se refleja además en la marcha del mundo: así el presidente anterior le dio las espaldas a la NATO (Organización de Defensa del Atlántico Norte), y mantuvo una política que probablemente haya beneficiado a la Rusia actual, posiblemente en detrimento del grupo occidental. Y estamos hablando de la grandes economías.
-¿El Estado de Bienestar que caracterizó la política mundial desde la salida de la Segunda Guerra del siglo pasado hasta mediados de la década del 70, parecería un objetivo dejado de lado?
-No está en discusión a nivel mundial que estamos en una etapa del módulo productivo capitalista. Sin embargo se encuentran grandes diferencias en el tratamiento político y el económico de las cuestiones internas de la sociedad. En Europa Occidental parece haber una tutela bastante fuerte de la igualdad como objetivo social. No así en el modelo norteamericano, pero en ningún lugar se discute el capitalismo. En todo caso se plantea que habrá una etapa superadora, nadie sabe cuándo, pero la vía revolucionaria ha sido dejada de lado. Y es más, si se analiza a una de las pocas sociedades que se proclaman comunistas, no desprecia el desarrollo capitalista, sino que promete apoyarse en él para en un futuro más o menos lejano evolucionar hacia una supresión de las clases sociales. De manera que estamos en una nueva etapa histórica.
La gran amistad con “Pacheco”.
Paixao trabajó junto al ex senador Antonio Berhongaray y tenían una gran amistad, por eso se emocionó cuando este fin de semana conoció la Casa Museo de ‘Pacheco’. “Me hizo recordar con cariño su figura. Creo que La Pampa ha dado a la Argentina un gran político, uno de los irreemplazables. No fue Presidente pero fue un político de fuste que dejó marcada la realidad. Fui su amigo, y la visita que tuve el gusto de hacer por momentos me emocionó. Fue una hermosa ocasión de recordar a Pacheco junto a su hijo Martín, que también es un gran amigo”.
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