Lunes 22 de abril 2024

Emotiva función: Pablo Díaz acompañó al elenco de "Lápices"

Redacción 15/05/2022 - 00.11.hs

La obra "Lápices, un musical con memoria", tuvo anoche una de las funciones más especiales, desde que se estrenó el pasado 24 de marzo, ya que contó con la presencia entre el público del protagonista real de la historia, Pablo Díaz, sobreviviente de aquella cruel y trágica noche.

 

Ayer por la mañana, Díaz brindó una conferencia de prensa en un bar céntrico de la ciudad junto a la directora y escritora de la obra, Paula Grosse, y el protagonista de la puesta, Juan Iaconis Serraino.

 

Grosse destacó la presencia de Díaz en nuestra ciudad, y recordó que "Lápices es una obra que está basada en su testimonio por eso para nosotros es muy importante que esté acompañándonos hoy".

 

"La obra fue de una tesina de graduación de la Universidad Nacional de las Artes que escribimos con Sol Cardozo y para realizarla tuvimos la oportunidad de entrevistarnos con Pablo y contamos con su presencia el día que la obra se estrenó el 16 de septiembre de 2017. Siempre estuvimos en contacto y ahora que estamos representando esta obra con un elenco de artistas pampeanos, más de 20, cumplimos el sueño de tenerlo acá para la función del día de hoy (por ayer)", añadió.

 

Díaz, por su parte, explicó que la historia se remite a la ciudad de La Plata, "que es netamente universitaria, con centros fabriles en la Municipalidad de Berisso. Me gustaría trasladarlos al comienzo de la dictadura del 24 de marzo del '76, donde hubo una gran represión sobre los sectores fabriles, universitarios y barriales. En agosto se decide la represión sobre los movimientos estudiantiles secundarios".

 

"Traíamos a correlación que se habían prohibido los centros de estudiantes y todo tipo de organización dentro de los colegios, con la pérdida de debates con autoridades que estaban siendo cambiadas. Nosotros creyendo que la resistencia pasaba por pintar en nuestros colegios la reapertura de los centros de estudiantes, como un mecanismo de síntesis para tener voz y voto dentro de las posibilidades educativas", señaló.

 

Y añadió que "luego de una movilización que habíamos generado en el año '75, para que en una crisis económica profunda como la que vivíamos pudiéramos obtener el boleto estudiantil secundario gratuito, que lo pensamos como una forma de alivianarles el bolsillos a nuestros padres, logramos ese derecho, y en agosto del '76 se suspende el boleto gratuito, y se decide la represión policial sobre el movimiento estudiantil".

 

"Potenciales subversivos".

 

En ese marco, Díaz recordó: "Nosotros tratamos de salir organizadamente ante la suspensión del boleto, pero se nos identificó como potenciales subversivos, en base a nuestros pensamientos de interpelación y crítica que podíamos llegar a tener en la escuela, y de plantearnos que éramos algo más que adolescentes inmaduros, sino que éramos maduros desde la sensibilidad social que nos llevaba a la posibilidad de enseñar lo que aprendíamos en las escuelas, en los barrios periféricos a través del apoyo escolar y a padres que habían venido de Paraguay, Bolivia, que se instalaban en los barrios y no sabían leer ni escribir. Teníamos un gran amor, indudablemente".

 

"Nosotros siempre decimos que el secuestro sistemático de estudiantes en La Plata fue sobre chicos de 19 escuelas que estaban coordinadas en el tema de charlar y ver cómo nos podíamos resistir al movimiento de la dictadura. El secuestro fue en base a tratar de que no existieran organizativamente los derechos del estudiante secundario, desaparecimos porque tenían que desaparecer los centros de estudiantes, tan simple como eso", indicó.

 

Secuestro sistemático.

 

"Fuimos separados siete chicos de este secuestro sistemático que se llamó 'La Noche de los Lápices', llevados al pozo de Banfield, donde había una maternidad clandestina. Nosotros estábamos al cuidado de mujeres embarazadas que habían secuestrado, y que sus niños iban a ser adoptados por familias militares o cívicas adherentes a la dictadura", explicó el sobreviviente.

 

Asimismo, señaló que "a mí me llegó mi salvoconducto a partir de que mi padre se pudo reunir con un coronel del Ejército al cual le entregó bienes que nos pertenecían en el ámbito familiar. Mi padre pagó por mi libertad como en un secuestro extorsivo, y a último momento me separaron de mis compañeros y compañeras, y me llevaron a una cárcel para un supuesto período de recuperación ideológica, decían, por el amor, la sensibilidad social y la pelea que había tenido dentro del boleto estudiantil secundario".

 

"Luego de que me llegara la libertad empecé a contar la historia de lo que habíamos vivido, y así llegamos a la Conadep y al juicio a las ex juntas, y tomó estado público 'La noche de los lápices'. Luego de ese testimonio pude hacer la película que fue un fenómeno en sí mismo hasta el día de hoy", concluyó.

 

"El arte es fundamental".

 

Díaz le dijo a LA ARENA que obras como el musical Lápices, hacen que "estemos acá en una instancia de memoria, de justicia, de verdad, para poder trasladar al movimiento estudiantil secundario la necesidad de la sensibilidad social, del amor, y la necesidad de que estén orgullosos de haber peleado por una causa, que hace que hoy más de cinco millones de adolescentes usen el derecho del boleto estudiantil gratuito en el país".

 

"Yo reconozco mucho la necesidad del arte para difundir esta historia, como para difundir la historia de cualquier desaparecido como testimonio de vida. Me parece que es una instancia generacional necesaria, encontrarse con hechos que han sucedido a lo largo de la historia de nuestra sociedad. Me gusta sentir esas sensaciones, y que la adolescencia pueda sentirse reflejada en sus sueños, en sus secretos, en su juventud", indicó.

 

Y agregó que "también cada adolescente encierra una sensibilidad social de querer que en su familia sean felices, de que sus amigos sean felices, de que su vecindad sea feliz. Reconozco en los adolescentes ese amor necesario del beso, del abrazo, del encuentro. El arte tiene esa composición en un momento dado. Ver hoy reflejado a quien me puede llegar a representar, en esa sonrisa y en esa angustia, creo que es necesario para mí y el público, para que sepan lo que fuimos".

 

Necesidad de igualdad.

 

En esa línea, recordó que "a nosotros nos decían que teníamos peligrosidad mínima, creo que por la edad que teníamos, 14, 16 años, pero yo me sentía adulto respecto a esos sentimientos de necesidad de que todos tengamos igualdad en los derechos, en las oportunidades, en el amar, en el comer, en el vivir, en comprar los remedios para la madre".

 

"Los adolescentes tiene esa virtud de saberlo, y el arte tomado desde ellos, que son actores jóvenes en los cuales se identifican, lloran y ríen. Me parece que hace bien a la memoria y hace bien al presente, en la construcción del nunca más".

 

Negacionismo.

 

Consultado respecto a si estos mensajes para construir memoria le "ganan" al negacionismo, Díaz señaló que "el negacionismo es algo que me angustia, porque no es un tema cuantitativo el horror. Si no hubiesen sido 30.000 los desaparecidos, y decir por ejemplo que fueron 9.000, entonces pongan 9.000 seres humanos en fila. A la primera persona de la fila sáquenle la ropa, viólenla, tortúrenla con picana eléctrica en sus pechos, en su vagina o en su pene, vuélvanla a violar y luego quémenla".

 

"Si nos les dio horror la primera persona, hay un problema moral. No es un tema cuantitativo el horror, no es un tema de cantidad, es un tema de valor humano, de pensamiento, de sentido común, de amor. Tengo un gran rechazo a la violencia, porque tengo el dolor de mi cuerpo en las heridas, y tengo el dolor de las ausencias en mi alma", aseveró.

 

"Creo más en el sentido del amor, respecto a que nos encontremos todos juntos en una sociedad en la que seamos todos felices, que tengamos alimentos, que tengamos viviendas, y algo para compartir con nuestras familias. La libertad es colectiva, no es individual, porque es la que nos permite encontrarnos en la instancia de las posibilidades reales de hacer una sociedad mejor", cerró Díaz.

 

Actuación especial.

 

El protagonista de la obra, Juan Iaconis, habló de lo que significa personificar a Pablo Díaz, y de lo especial que es tenerlo entre el público. "Después de leer la obra, de ver entrevistas, leer la historia de Pablo, creí que no solamente tenía que pensar en lo que él vivió, sino también pensarlo desde mi propia historia, como un pibe de 19 años, de pueblo, que estudia, que milita, que usa el boleto estudiantil. Desde muy pibe pienso en eso de ser libre y luchar por lo que para mí es justo", afirmó.

 

Y añadió: "Me encanta interpretar este papel, no me canso de hacerlo. Y tenerlo a Pablo viendo la obra lo vuelve especial. Es una historia que nos encanta contar, porque sabemos que genera debates, que los pibes la llevan a la sobremesa, al colegio, y eso es fundamental".

 

' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?