Sabado 05 de julio 2025

Avena: La Pampa produjo 51 mil toneladas

Redacción 05/07/2025 - 00.14.hs

A pesar de los vaivenes climáticos que atravesó la provincia durante la campaña, como falta de humedad en piso, altas temperaturas y fuertes vientos, un verdeo de invierno típico como lo es la avena llegó al 9,53% de la producción total del país, que trepó a 556.054 toneladas.

 

JUAN JOSE REYES

 

La Pampa con 51.470 toneladas producidas en 172.700 hectáreas sembradas y 46.900 cosechadas tuvo un rendimiento de 1.097 kilos por hectárea o 10,9 quintales por hectárea. La mayor producción fue en el departamento Guatraché con 13.750 kg/ha seguido de Atreuco con 10.200. Le siguieron Hucal con 9.900; Capital 5.500; Realicó 2.640 y Utracán con 2.300 toneladas. Es un cultivo muy exigente en agua, pues sus necesidades hídricas son más elevadas que los demás verdeos de invierno estimándose un requerimiento de 400 mm durante el ciclo del cultivo.

 

Conocida como el cereal del invierno por su sensibilidad a las altas temperaturas, la avena es uno de los seis cereales más importantes para la generación de grano a nivel mundial. En La Pampa la fertilización es una herramienta imprescindible para aprovechar el potencial productivo del verdeo y el éxito es una consecuencia de un manejo agronómico integral. Allí intervienen otros factores además de los nutricionales (labranzas y selección de especies) que deben ajustarse para alcanzar altas disponibilidades forrajeras.

 

Durante el período invernal, es limitante de los sistemas ganaderos basados en recursos pastoriles. La utilización de gramíneas permite solucionar el problema, sin embargo, para producir en cantidad y calidad el manejo debe ser eficiente, pues la fertilización es una herramienta clave. Gracias a su adaptabilidad, se obtuvo una cosecha granífera que favoreció la alimentación de los animales y la producción del heno.

 

Cuando llueve, la fertilización de los verdeos invernales para alcanzar alta productividad es una rutina para el productor, pero se complica cuando el ciclo húmedo tarda en llegar. La siembra se da desde principios de febrero hasta fines de marzo, en cambio en otras regiones de la provincia, por disponibilidad de forraje suficiente y por el sistema adoptado, la fecha tiende a retrasarse.

 

Excelencia forrajera.

 

Entre los cultivos forrajeros con mejores posibilidades para adecuarse a los cambios climáticos de aquí se encuentran los cereales de invierno, siendo la avena y el centeno las especies de mayor importancia teniendo en cuenta el panorama varietal y difusión que presentan. La avena suele sembrarse desde el mes de febrero hasta el mes de abril. Los productores ganaderos llevan a cabo la compra o canje del grano producido en la región para el consumo animal, principalmente en caballos y vacas y para generar nuevas siembras.

 

Según el INTA, el cultivo de avena, ha experimentado una continua declinación en tanto que la producción, si bien manifestó una tendencia similar, resultó de menor magnitud, pues creció el consumo humano producto de un cambio en los hábitos de alimentación, relacionado con la incorporación a las dietas de más fibras y menos calorías.

 

La gente de campo prefiere las avenas sobre el resto de otros verdeos ya que cuentan con cultivares más tolerantes a heladas y enfermedades, además de poder sembrarlas a fines de verano y más tardíamente a fines de invierno, en este último caso con posibilidades de cosecha granífera, para consumo animal o destinándose para la elaboración de heno en rollos y fardos. En la campaña pasada como se explicó se produjeron 51.470 toneladas posicionándose después de la provincia de Buenos Aires con 429.810 toneladas en el segundo lugar. Le siguieron en orden de importancia Córdoba con 47.536 y Santa Fe con 12.062 toneladas.

 

Clima y producción.

 

Es considerada una planta de estación fría, localizándose las mayores áreas productivas en los climas templados más fríos (zona centro sur de La Pampa), aunque posee una resistencia al frío menor que la cebada y el trigo. Además es exigente al agua por tener un coeficiente de transpiración alto, aunque le perjudican los excesos de

 

humedad. Las necesidades hídricas de la avena son altas como todos los cereales de invierno, por ello se adapta mejor a los climas frescos y húmedos. Así, la avena exige primaveras muy abundantes de agua (como lo fue la pasada), y cuando estas condiciones climatológicas se dan, se obtienen buenas producciones.

 

Es sensible a la seca en la formación del grano. Es una planta rústica, poco exigente en suelo, pues se adapta a

 

terrenos muy diversos.

 

La cantidad de semilla empleada es variable y va desde una dosis corriente de 100 a 150 kg/ha. La densidad de siembra óptima en invierno es de 250 plantas /ha. En primavera la densidad es de 300-350 plantas/m2. El segundo destino de la avena es la producción de granos. Parte son conservados en los establecimientos agropecuarios para su posterior uso como simiente.

 

Para el INTA si se considera una densidad de siembra de 100 kg/ha, y se parte del supuesto de que toda la semilla fiscalizada se comercializa en la campaña, se llega al siguiente resultado: como promedio de las últimas 10 campañas de solo el 3,8% de la superficie implantada con avena habría sido sembrada con semilla fiscalizada. Un dato preocupante, porque el valor tecnológico de una semilla está en la información genética que porta que permite obtener cultivos de rendimientos crecientes y diversas resistencias. El resto de la semilla que se recolecta es utilizada como forraje para consumo animal.

 

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