“Es un bálsamo para seguir”
La Asociación Abuelas de Plaza de Mayo anunció la restitución del nieto Nro. 140, en una conferencia de prensa llevada adelante en la Casa por la Identidad del Espacio Memoria de la Ciudad de Buenos Aires, con la presencia de su titular, Estela de Carlotto, quien aseguró que esto “es un bálsamo para seguir a pesar de las circunstancias”.
Al comenzar la conferencia, Carlotto sostuvo que “las abuelas que ya no están”, los nietos que las acompañan y las personas que trabajan en la Asociación son los que les dan “fuerzas para seguir” y agradeció aún “estar lúcida”.
“Anunciamos con enorme felicidad y damos la bienvenida al nieto Nro. 140, hijo de Graciela Romero y Raúl Eugenio Metz. ¡Bienvenido!”, manifestó con emoción Carlotto junto a su hermana Adriana, que estaba también presente y nunca dejó de buscarlo.
Bahía Blanca.
El nuevo nieto restituido nació el 17 de abril de 1977 en el centro clandestino conocido como La Escuelita de Bahía Blanca, localidad de donde eran oriundos su madre y su padre; Graciela y Raúl fueron secuestrados en Cutral – Có en 1977, ella embarazada de cinco meses.
Durante las semanas que los tuvieron secuestrados, ambos fueron torturados y aún están desaparecidos. Graciela parió a un varón en cautiverio y, tanto ella como Raúl dejaron huérfana a Adriana, una beba de un año. Sus abuelos paternos, Oscar y Elisa, fueron quienes la educaron y la acompañaron en la búsqueda de su hermano.
Por otra parte, los integrantes de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo resaltaron “la labor silenciosa” de los trabajadores de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad “que trabajan con condiciones precarias”.
Búsqueda.
El 11 de marzo de 2009, Adriana Metz decidió emprender una nueva forma de búsqueda. Puso en marcha un blog para encontrar a su hermano nacido en cautiverio durante la última dictadura. Lo llamó “Poncho de lana”, como el que usaba su mamá, Graciela Romero, para caminar por las calles frías del sur de la provincia de Buenos Aires.
Dieciséis años después, Adriana logró lo que a veces temió que fuera imposible. Su hermano apareció. Después de recibir la noticia, él tomó la iniciativa y la llamó. En esa comunicación, le contó que había googleado y que había visto que ella siempre lo había buscado, relató Página12.
Adriana contó que se enteró de la noticia el viernes a través de un mensaje de Manuel Goncalves (secretario ejecutivo de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad, Conadi), “preguntándome dónde estaba. Le dije que estaba en Mar de Cobo. Me pregunta por el clima y qué sé yo. El sábado me manda otro mensajito diciendo que venía para acá y que me pasaba a visitar”. “Cuando llegaron, picotearon algo. Y Manuel fue a buscar una bolsita de Abuelas con una carpeta. Me da la bolsita y me dice: ‘Hay algo adentro de la gente que te quiere mucho en Abuelas’. Abro, miro y me encuentro con números, letras, papel. No veo nada. No entiendo nada. Lo único que entiendo es que decía 17 de abril de 1977, la fecha de nacimiento de mi hermano. Le digo: ‘¿Qué es esto?’. Y ahí me di cuenta de que habíamos encontrado a mi hermano”.
Artículos relacionados