Miércoles 17 de abril 2024

Inclusión en La Pampa, modelo a seguir

Redacción 15/10/2022 - 10.10.hs

"Es un orgullo muy grande, una emoción muy fuerte y una responsabilidad mayor. Crecimos acá, nos formamos en la universidad pública y ocupamos transitoriamente un cargo, pero lo realmente trascendente es esta política: podemos celebrar lo hecho, pero también debemos explicar lo que falta hacer. Porque la inclusión cambia la vida en las escuelas, las miradas y a los alumnos, quienes con la diversidad atraviesan experiencias que no tendrían en otros espacios. Por eso es tan importante hacerlo desde la escuela pública", dice Ladio Scheer Becher, titular de la Dirección General de la Transversalidad de la Educación Inclusiva.

 

Ayer, un extenso informe publicado por La Nación destacó el modelo aplicado por La Pampa en educación inclusiva. Y justo cuando una escuela de Pilar despierta debates por violar derechos de personas con discapacidad, lo registró como ejemplo a seguir en Argentina y la región.

 

Con el título "Adiós a las escuelas especiales: cómo solucionó La Pampa el problema que angustia a miles de padres en el resto del país", el diario porteño exhibió una completa radiografía del proceso desarrollado durante dos décadas, cuyo valor muchos pampeanos ignoran.

 

No es solo un dato.

 

La Pampa registra 97.209 alumnos, de los cuales 1.998 muestran alguna discapacidad. De ellos, solo falta incluir a 17 en escuelas de nivel, dando como resultado que el 98,5% asisten a escuelas comunes. "Es un resultado muy por encima de la media, pero como dato suelto no significa nada. En cambio, en un proceso progresivo es otra cosa, porque la diversidad y la convivencia enriquecen hasta la propuesta docente, que termina siendo de mayor calidad".

 

Según Scheer Becher, "la inclusión mejora todos los indicadores: en escuelas que incluyen hay mejor clima, menos ausentismo, trabajo con la familia y revisión permanente de las prácticas". Las aulas inclusivas "enriquecen y preparan para la vida, porque no se puede preparar personas para la vida en espacios segregados". Claro que hay tantos beneficios como conflictos, pero "la escuela es la vida misma y todos deben convivir, jugando y aprendiendo. Y así lo expresan los alumnos, porque la experiencia demuestra que ellos naturalizan el proceso, y son los adultos quienes ponen barreras", aclara.

 

El nuevo sistema.

 

En La Pampa no quedan "escuelas especiales", que fueron transformadas en establecimientos "de apoyo a la inclusión" por el Decreto 1715. Fue el punto de inflexión, que reorganizó el sistema y creó los DAI (docentes de apoyo a la inclusión), eliminando los maestros especiales o integradores.

 

Ahora todos los chicos con discapacidad "cursan en escuelas comunes y reciben apoyo en contraturno" para lo cual se desarrolló "una política de transporte muy fuerte, con una inversión muy grande: pasan a buscarlos por sus hogares, los llevan a la escuela, los devuelven al domicilio, después a la escuela de apoyo y otras vez a su casa". Actualmente, el 50% de los alumnos incluidos utilizan transportes del estado y al resto, los trasladan sus padres.

 

Esta transversalidad implicó un cambio de organigrama, una modificación del Estatuto Docente y la creación de casi 300 nuevos cargos, jerarquizando el sistema y haciéndolo un modelo único en el país. Además, las escuelas sumaron accesibilidad, implementaron sistemas alternativos de comunicación e incorporaron señalética.

 

Ejemplo mundial.

 

Hoy el modelo pampeano es objeto de elogios a nivel global. En 2020, el programa Euro Social, de la Unión Europea, dispuso un equipo de investigación encabezado por la española Natalia Guala para relevarlo durante un año y medio. "Realizaron entrevistas virtuales con docentes, directivos, estudiantes (con y sin discapacidad), funcionarios y familias. Y entre abril y mayo de este año vinieron a hacer un trabajo de campo".

 

Entre sus conclusiones, destacaron las parejas pedagógicas como figuras centrales para la inclusión y el uso eficiente de los recursos humanos y presupuestarios. Y lo consideraron el modelo a seguir en Latinoamérica.

 

Sin embargo, "los buenos resultados no significan que no haya estudiantes, escuelas o directivos atravesados por barreras". Según Ladio, "identificamos barreras de todo tipo, incluyendo las ideológicas" que generalmente provienen del entorno. En ese contexto, "el principal desafío es la formación continua, pero ya estamos haciendo experiencia con los institutos de formación, incorporando estudiantes con discapacidad".

 

La prioridad "es pensar la formación docente desde otro paradigma, con una lógica transversal aplicada a la práctica", tomando en cuenta que las aulas son heterogéneas y que la diversidad "va más allá de la discapacidad, en términos de identidad, género y cuerpos, porque muchas veces es el entorno lo que resulta discapacitante".

 

Ladio concluye que "noticias como lo que sucede en Pilar no dejan dormir, porque escuchar que tu hijo no sirve para algo o no puede estar en tal espacio es algo que deja un rastro imborrable". Lo bueno es que "la inclusión también genera huellas imborrables, y además permite construir una sociedad más justa".

 

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