Martes 06 de mayo 2025

“La Nelly”, sólo se trata de vivir

Redacción 20/08/2024 - 08.29.hs

La mujer enhebra con habilidad y sin ninguna dificultad una aguja, nos mira y sonríe feliz por la demostración… Claro, naturalmente es algo que puede hacer cualquier persona que se dedique a la costura, que tenga que hacer un dobladillo o la simple tarea de coser el botón de una camisa. Pero hacerlo cuando se tiene una determinada edad...

 

¿Qué no todos pueden? Por supuesto que no… hay que tener buena vista y el pulso firme, pero en este caso hay un detalle que torna esa maniobra como singular… Isabel Nélida Mansilla acaba de cumplir años… ¡Nada menos que 102!

 

Gente de la Villa.

 

En 1922 –Nelly es nacida el 2 de agosto, pero anotada el 14 del mismo mes--, pasaban cosas: por ejemplo Marcelo T. de Alvear sucedía a Hipólito Yrigoyen en la presidencia de la Nación; y Sabino Neveu sería designado comisionado municipal.

 

En ese contexto llegó al mundo esta mujer que recientemente cumplió 102 años.

 

Casada con José Francisco Gallinger (fallecido a los 89), tuvo dos hijos que son personas muy conocidas en la ciudad. José el mayor, a quien se lo menciona habitualmente como “Pata”, o “Patalín” (fue en algún tiempo intendente de Carro Quemado, hoy jubilado); y Jorge, “Rata” para todos, que supo ser excelente carpintero y hoy dedicado a la artesanía (se lo puede ver en algún stand en la plaza San Martín). Sí, gente de la Villa Santillán de toda la vida…

 

Una casa donde está la plaza.

 

¡Y cómo que no? Si es tan así que se puede contar que en un vértice de la que hoy es la Plaza Martín Fierro (sí, en el mismo paseo) --en la esquina de Wilde y Delfín Gallo--, estaba la casa de los Gallinger-Mansilla. Precisamente enfrente de la actual vivienda de “La Nelly”, como la conocen todos en el barrio. Era un conglomerado de casitas desparramadas entre inmensos baldiós en aquel tiempo, una barriada donde confluían los Salas, Loyola, Rojas, Rechimont y Kraemer entre tantos otros miembros de familias muy conocidas.

 

Un día de 1957 un intendente de apellido Mocca –precisan sus hijos-- pasó por allí y decidió comprar ese terreno: el que ocupaba la familia Gallinger, y el resto de la manzana que era de don Nazario Camarero. Justamente para utilizarlo como espacio verde, para transformarlo en una plaza.

 

Los Gallinger entonces decidieron construir bien enfrente de la casita que tenían en lo que luego sería la plaza Martín Fierro. Ahí donde ahora vive “La Nelly” y su nieto Diego junto a su esposa y sus hijos, que se encargan de cuidarla.

 

Nelly curandera.

 

Integrantes de familias vecinas concurrían con cierta habitualidad a visitarla porque ella curaba el empacho, y también colocaba ventosas en las espaldas para aventar distintos tipos de males. Hasta cercana a sus 80 años la mamá de los Gallinger realizaba esas prácticas milenarias, que hoy nadie sabe dónde las había aprendido. Alguna vez explicó que aumentaba la circulación de la sangre y combatía las contracturas musculares. ¡Tomá con doña Nelly!

 

Hay que decirlo, en aquella Santa Rosa cada barriada tenía su curandera, y sus servicios eran casi esenciales para mucha gente que acudía a verlas por alguna dolencia. Hoy son casi una especie en extinción, y quedan muy pocas.

 

El casamiento.

 

Nelly tuvo dos hermanos, Juan Carlos Mansilla que fue reconocido ciclista de los años ‘60, y María. Las dos mujeres estuvieron relacionadas con tareas rurales, porque en una chacra cercana a Santa Rosa tenían vacas que ordeñaban para luego vender la leche y otros productos en la ciudad. Así fue que Nelly conoció a su esposo: “Lo tomó como empleado, y después se pusieron de novios y se casaron”, cuenta ahora Jorge. Parece que al principio ella no le daba mucha bolilla porque creía que José era casado y tenía hijos… pero no era así. Y entonces formaron una familia que se prolonga hoy en los hijos, nietos y bisnietos.

 

Buena salud.

 

La cumpleañera accedió a charlar un ratito con un cronista de este diario, y dio precisiones de algunos campos donde trabajaron con su esposo. Y así mencionó el de los Regalado, los Hermanos Vázquez, Battistoni, Camacho y algunos otros. “Mamá era muy hábil carneando corderos…”, aseguran sus hijos.

 

¿Cómo es la vida a los 102? “Está muy bien de salud, y lo único son achaques en la columna… por la edad”, asegura Diego, el nieto. “La ha visto el doctor Peñaloza y nos dice que del corazón está muy bien… y lúcida. Toma alguna pastilla, pero nada raro; y además come de todo, sin problemas. No toma nada de alcohol… lo único leche o agua. Eso sí, le gustan mucho los helados, pero tratamos de evitar darle porque le puede caer mal”, completa.

 

No usa lentes.

 

El único problema que tiene es auditivo, y hay que hablarle en voz alta para que entienda. “Pero de la vista está fenómeno porque la operaron de cataratas y ni lentes usa… si hasta se encarga de coser algunas cositas, como para entretenerse, y enhebra las agujas como si nada”, cuentan sus familiares con alegría. Y como para que el cronista y el fotógrafo no descrean le acercan un costurero y “La Nelly”, con seguridad y precisión, muestra que puede hacer algo que no a todos les resulta fácil. ¡Sí, a los 102… increíble pero real!

 

Mujer madrugadora.

 

Se levanta todos los días muy temprano –”costumbre que le quedó de sus tiempos en el campo”--, a eso de las 6 ó 7 de la mañana, pero también se acuesta cuando la noche empieza a caer. Descansa bien, se maneja sola para ir al baño, y le gusta mirar un poco de televisión. “Pero solamente cosas que tienen que ver con el campo… que es lo que ella conoció tanto. Con eso se entretiene bastante; y además estamos nosotros, y los nietos que la visitamos”, cuentan el “Pata” y el “Rata”.

 

Diego es el nieto que la cuida todo el tiempo. Viven en la misma casa con su esposa Paula Ramos, y los bisnietos Juan Manuel, Mateo y León (también está Jonas).

 

Los nietos son ocho: Jonas, Laos y Joel (de Jorge); César, Diego, Marcos, Damián y Angel (de José)

 

Vivir día a día.

 

Cabe preguntarse cómo se puede sobrellevar la vida hasta superar la centuria. Y entonces no faltarán especulaciones, argumentaciones, quizás algún científico, pero con seguridad nadie tendrá certeza de por qué sucede… Y antes de hacernos tantos interrogantes tal vez habría que entender que sólo se trata de vivir… De la mejor manera posible, día a día, y así los años se irán acumulando para llegar, como Nelly, a los 102… Nada menos.

 

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