Jueves 25 de abril 2024

"La Pampa es un sitio ideal para producir pistacho"

Redacción 29/01/2023 - 00.33.hs

Juan Carlos García Abad Cantarero nació en España pero vive en París (Francia), donde conoció a su actual esposa, la pampeana Agustina Gutiérrez Dacal. "La primera vez que vine a La Pampa traje unos pistachos tostados por mi madre y gustaron tanto que comenzó a germinar la idea de producirlos aquí", cuenta. A partir de que resulta un cultivo "muy rentable, que no para de crecer", comenzaron a investigar esa posibilidad. "Así llegamos hasta Casa de Piedra, donde la provincia ha creado instalaciones muy buenas para poner en funcionamiento una zona bajo riego, y como el pistacho va muchísimo mejor cuando es bien regado, empezamos a estudiar la cuestión climática, porque requiere condiciones de frío y calor muy específicas".

 

Con los datos ofrecidos por la Chacra Experimental del Ente Provincial del Río Colorado iniciaron los estudios climáticos. "Y los resultados dan perfectamente". Juan Carlos explicó que "hay dos franjas en ambos hemisferios terrestres, donde se puede cultivar bien el pistacho. Y observamos que en el norte, Castilla La Mancha se encuentra en la misma latitud (39º) que La Pampa en el sur, y las dos resultan zonas ideales para esta producción".

 

"Fuimos a conocer las instalaciones de Casa de Piedra y vimos que son espectaculares. Hay una gran inversión, muy bien montada, y muestra una proyección de crecimiento enorme". En ese contexto, "tras comprobar que el clima resulta ideal, las condiciones muy buenas y el riego ya está instalado, tomamos la decisión de arrancar, porque La Pampa resulta un lugar ideal para producir pistacho", reiteró.

 

Las condiciones ofrecidas por la zona bajo riego pampeana fue el aliciente fundamental. "En España es todo secano, sin agua disponible salvo en zonas cercanas a un río o en el caso de quien hizo un pozo, encontró agua y puede abastecerse". Existen algunos municipios "financiados por la UE, que han instalado zonas de riego con agua traída de ciertos embalses o ríos", pero en estos casos "los productores pagan un canon, vinculado al volumen de agua y energía que consumen, y están limitados en cuanto a su disponibilidad".

 

Los estudios demuestran que "si bien es una especie que resiste la sequía, el riego frecuente en verano produce más pistachos abiertos, que se consumen como snack y son los que mejor se pagan".

 

Una apuesta al futuro.

 

Así nació "Pampa Pist", un emprendimiento familiar de Gutiérrez y sus seis hijos. Adquirieron 16 hectáreas al EPRC y trajeron las primeras mil plantas de San Juan, la provincia que muestra la mayor superficie implantada con pistacho en nuestro país. "Cada hectárea demanda unos diez mil dólares y las plantas alcanzan su plenitud productiva a los 7 ú 8 años" por lo cual resulta una inversión de largo plazo. De todas maneras, son árboles muy longevos, viven más de un siglo y producen durante toda su vida.

 

En los años '80, el gobierno de Castilla La Mancha "creó fincas de agricultura experimental para encontrar alternativas a la vid, el cereal y el olivo. Empezaron con unas dos mil especies y finalmente se quedaron con el pistacho, las aromáticas y algunas especies más que reunían todas las condiciones ambientales y productivas". El pionero fue, precisamente, el padre de Juan Carlos, quien "regenteaba unas tierras de mi abuelo y en 2005 implantó las primeras seis hectáreas de toda la región". Hoy, en 2023, hay unas mil hectáreas cultivadas en esta comunidad autónoma, que produce el 80 por ciento del pistacho español.

 

"Su consumo en el mundo crece año tras año y el precio internacional sigue subiendo. El pistacho se utiliza cada vez más en la cocina, en repostería, en cosmética" y evidencia una gran proyección al futuro.

 

Actualmente, la familia de Juan Carlos tiene "20 hectáreas implantadas, de las cuales habrá 12 en plena producción para el año que viene".

 

Calidad y precio.

 

Si bien Italia y Grecia, proveedores históricos de pistacho en Europa, se mantienen como los mayores productores, España ya se encuentra tercero, y sigue creciendo. "El plan es convertir a España en el principal productor y avanzamos en ese camino, con una gran superficie plantada y mucho más proyectada". El principal productor global es Irán: "todo el mundo aprendió de ellos, que actualmente están adquiriendo parcelas de 400 hectáreas en España, para cultivarlas como en su país".

 

Una de las particularidades de este fruto es que "debe ser procesado en las horas siguientes a su recolección, porque su cáscara vegetal comienza a generar manchas en el pistacho y pierde valor para el consumo de snack". Para ello se requieren instalaciones especiales, donde a los pistachos se les quita su cubierta vegetal y luego son limpiados, secados y tostados.

 

En España, estas plantas adquirieron un formato comunitario. "Se crearon las Sociedades Agrarias de Transformación (SAT), unas cooperativas de agricultores que cuentan con financiación nacional y europea, además del aporte de sus socios". La familia de Juan Carlos pertenece a la SAT del Campo, que "en 2010 inauguró su planta de procesamiento, con instalaciones muy modernas que ahora están en proyecto de ampliación, porque al tener colmada su capacidad hay productores en espera para entrar a la cooperativa".

 

Por conveniencia económica, "la producción se exporta a otros países de Europa, principalmente Francia, Alemania y Bélgica" y los ibéricos solo consumen pistacho iraní y norteamericano, considerado de menor calidad. El pistacho se vende a unos 12 euros por kilo "aunque si proviene de una producción ecológica (orgánica) puede alcanzar hasta 30 ó 40 pesos el kilo.

 

Hay proveedores que compran, acopian y luego distribuyen en locales comerciales. "En ese caso, ellos fijan el precio al productor". En cambio, en el modelo cooperativo "las SAT se encargan de reunir toda la producción y comercializarla en los países europeos a través de sus propios vendedores. Se descuentan los gastos de procesado y comercialización, y el resto queda para el productor, que resulta más beneficiado porque se eliminan los intermediarios".

 

"Ya somos dos".

 

Fernando Gutiérrez es el primer pampeano que plantó pistachos en Casa de Piedra, para iniciar su producción comercial. En 2021 creó "Pampa Pist" junto a sus seis hijos y cubrió las primeras cuatro hectáreas con mil plantas traídas de San Juan. "Crecieron perfectamente, lucen magníficas. El año pasado implantamos otras cuatro y en 2023 agregaremos otra tanda", asegura.

 

Abogado de profesión, su vida discurre ahora entre requerimientos del derecho y viajes a la Villa Turística. El año pasado, LA ARENA conoció su emprendimiento en la zona bajo riego. Este verano, él visita la redacción junto a su hijo Santiago (33). "Ya somos dos", exclama. Y cuenta que otro santarroseño, Erik Sabidini, adquirió algunas hectáreas y se sumó a la aventura pistachera.

 

Esta novedad productiva atrajo la atención de las autoridades y el propio Sergio Ziliotto visitó su finca recientemente. "La presencia del gobernador fue un espaldarazo y es una confirmación de que la provincia apuesta fuerte a la zona bajo riego".

 

Ziliotto también "recorrió el vivero que instalamos para producir desde semilla. Tiene 25 por 50 metros y proyectamos duplicar esa superficie pronto". De esta forma, ya no deberán traer plantas de San Juan, lo que supone un costo importante. "Compramos semillas UCB 1, un híbrido muy resistente, desarrollado en California, que se utiliza como portainjerto". En el invernadero crecen ahora "unas 10 mil plantas". Luego de un año o dos de crecimiento, les injertarán la variedad productiva.

 

El emprendimiento también da trabajo a otras personas, lideradas por Hernán Campos, que se ocupa de realizar las tareas de mantenimiento, poda, trasplante y el riego, que se realiza "durante 12 horas, cada tres o cuatro días".

 

En los comercios locales, un kilo de pistacho alcanza los 10 mil pesos. "El precio de exportación oscila en los 10 dólares por kilo, pero procesado y empaquetado tiene un valor mucho mayor". Según su cálculos, los primeros pistachos podrán cosecharse dentro de unos cuatro años. Pero ésa, lector, será otra historia.

 

' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?