Laura, una “dottora” del suelo
Quizás muchos conozcan a Laura Quintero del ámbito artístico santarroseño, como cantautora y música, pero hoy en día canaliza su creatividad por otro lado: el contacto con la tierra, y especialmente el compostaje y el estudio de la regeneración de los suelos. Desde su trabajo y sus proyectos particulares apunta a concientizar sobre las posibilidades que ofrece esta técnica, que -según asegura- puede ayudar “a empoderar comunidades”.
“Me dediqué muchos años de mi vida al arte y a la educación; soy trabajadora municipal y laburé 16 años haciendo talleres de arte y música”, contó Laura en diálogo con este diario. Si bien ya había tenido experiencias en la huerta de la Biblioteca Teresa Pérez, en el barrio Escondido de Santa Rosa, Laura comenzó a interiorizarse más en ese mundo durante la pandemia del coronavirus. “Me puse a estudiar porque quería encarar una huerta en casa y no entendía cómo hacer, porque tenía puro médano y mi experiencia con huertas había sido en otros suelos, así que empecé a curiosear cómo acondicionar el terreno para la huerta”, recordó.
Este fue el puntapié para el inicio de un camino autodidacta: “Ahí empecé a hacer mis primeros cursos y formaciones de modo virtual. Tuve la suerte de ser becada en instituciones como la Soil Food Web School, de Estados Unidos, donde se estudia regeneración de suelos con metodologías de compostaje. Ahora estoy terminando de estudiar en una beca que gané, también en esa misma escuela, sobre Consultoría de suelos”.
Este interés por los suelos la llevó a su actual trabajo en la Escuela Hortícola Municipal, donde está desde hace tres años. ”Me sumé en la parte de compostaje, después el camino rumbeó para otro lado. Ahora tenemos un espacio que es una planta de insumos donde se produce compostaje. Además del laburo que hago con el municipio, en el que hoy estoy abasteciendo a un plantinero y estoy intentando abastecer a más productores porque estoy yo sola”.
Proyectos.
Por fuera de este espacio, Laura tiene sus proyectos particulares de compostaje, que encara junto a su hermana Noelia. “Trabajamos juntas desde hace un tiempo; durante la pandemia ella también se dedicó al compostaje, específicamente en frío, con el uso de lombrices. Yo justo estaba realizando mis estudios y ahí aunamos fuerzas y conocimientos. Desde hace un año venimos trabajando en especializarnos en distintas técnicas, en perfeccionar el producto, y estamos dando nuestros primeros pasos productivos. Ojalá podamos escalar este proyecto y lograr compostar en grandes cantidades”.
Este proyecto se vuelca también a través de su cuenta de Instagram, @dottoradelsuelo, donde comparte los procesos de producción, información y reflexiones sobre la temática. “Como en mi cuenta personal de Instagram empecé a subir cada vez más cosas sobre compost, me empezaron a sugerir que me arme una cuenta para eso. Me interesa un montón que se active esto, porque todos generamos materia orgánica, el tema es ver de qué forma la gestionamos”.
Con este proyecto, y a través de su formación, Laura también apunta a “empezar a ofrecer consultorías sobre compostaje, y acompañar a hacer estas transiciones entre formas de gestionar los residuos orgánicos, ya sea para domicilios o para huertas, cómo diseñar un compostaje según los recursos que tengas y con distintas técnicas. Hay muchos mitos en torno a cómo se hace el compostaje, dónde se puede hacer, pero en realidad se trata solo de saber determinadas claves, y espero en un futuro no muy lejano poder ofrecer este tipo de asesorías”.
Y agregó: “También estoy profundizando en uso de microscopios para análisis de la microbiología del compost que hago. Mi idea es lograr un análisis completo de la biomasa; para que un compost sea biológicamente completo tiene que tener ciertos requerimientos de biomasa bacteriana. A través de ese análisis, se puede tener el parámetro para saber si esta completo y apto para el uso en cultivos”.
Un nuevo mundo.
Laura asegura que conocer más sobre cómo funciona la red trófica de los suelos cambió su perspectiva en los demás aspectos de su vida. “Una idea que me quedó de un curso que hice, es que hay más organismos en una cucharita de té de suelo que humanos en el planeta. Eso me voló la cabeza, me pareció increíble que exista un universo que los ojos no podían ver a simple vista. A medida que fui incorporando conocimientos y a repasar conceptos, que muchos los vemos en la escuela, en biología, volví a verlos desde otra perspectiva y me dieron muchas ganas de contagiar esto y que la gente conozca estos procesos que nos rodean y son parte de nuestras vidas, porque repercuten en el ambiente y por ende en toda la comunidad. Todo tiene que ver con todo. La idea del suelo como una gran matriz, y que nosotros somos los frutos de esa matriz, a mí me da una sensación de empoderamiento y de comunidad”.
Remarcó, además, el potencial comunitario de estos conocimientos. “Traigo al presente la huerta de la Teresa Pérez, que ahí es donde empecé, porque es el claro ejemplo: un grupo de mujeres que van y cultivan sus alimentos, que cuidan su suelo, que capaz no saben todo pero van probando, y construyen y se acompañan”.
“Los grandes cambios empiezan con acciones pequeñas, y yo soy una firme convencida de que el compostaje comunitario, las huertas comunitarias, hacen que seamos un poco más parte de algo colectivo. Pero no hace falta vincularse solo con el compostaje o el cultivo de la tierra; se trata solo de hacer lo que te gusta y compartirlo con otras personas que les guste lo mismo”.
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