Lucía Gatica llevó el arte circense desde La Pampa a la India
“Es un país caóticamente hermoso”, describe Lucía Gatica. Ella es santarroseña y desde hace dos meses se encuentra en la India. El arte circense la llevó hasta el lugar de sus sueños, el país oriental que siempre esperó visitar y ahora tiene la oportunidad de habitarlo por seis meses. Fue contratada por una compañía del lugar para desarrollar performances en distintos eventos privados, en su mayoría casamientos.
Lucía Gatica tiene 35 años, es trabajadora social e hija de los militantes históricos del peronismo Oscar Gatica y Betty Weiss. Hace 20 años que practica el arte circense y según comentó en Radio Nacional todo comenzó en Córdoba. “Vi un grupo de pibes que estaban haciendo malabares, me acerqué, me puse a jugar y cuando volví a Santa Rosa encaré las clases en el Centro de Actividades Juveniles que se dictaban en las escuelas, con talleres gratuitos de ‘Pato’ Ludueña, una hermosa persona, y luego con Malabaryarte y Circo”, relató en el programa radial Rebeldes Sin Cauce.
Su llegada a la India, específicamente a la capital Nueva Delhi -la ciudad más poblada del mundo-, fue a través de un fuerte deseo que tenía. “Empecé a desear este viaje a India desde chica, me llama la atención su cultura, cómo habitan el suelo, su música, sus danzas y empecé a proyectar un montón. Uno de mis primeros trabajos lo hice con un fotógrafo que viajaba por el mundo y me dijo que eligiera unas fotos, las cuales todas resultaron ser de la India. El país siempre estuvo llamándome, en lo cotidiano, como la danza de los ojos, el yoga, todo me remitía a la India”, aseguró.
Envió el currículum.
Pero Lucía no sabía cómo concretar su viaje, es por ello que armó un canal de Youtube y pidió el Teatro Español para grabar los números que ya tenía preparados con el objetivo de compartir todo lo que sabe hacer. “El objetivo era viajar haciendo lo que hago y amo. Empecé a mandar material a un montón de compañías de todo el mundo”, afirmó.
Hasta que un día la contactaron. “Además de cirquera, soy trabajadora social. Una mañana estaba en el trabajo y me escribieron de una compañía para llamarme. Me retiro para hablar por teléfono y me dijeron que había quedado seleccionada y que me esperaban en 15 días”, contó. Luego de mucho “llanto y emoción”, a la artista no le quedó otra que organizar todo rápido para concretar su sueño, como resolver los temas del trabajo, la mudanza…
La compañía la contrató por seis meses y hasta el momento lleva dos. “Estoy transitando la hermosura de esta cultura que siempre me volvió loca y disfrutando de este lugar”, subrayó Lucía. Además de recorrer lugares históricos, la santarroseña realiza performances de lira, fuego y tela en eventos privados. “La productora para la cual estoy trabajando es contratada para muchos casamientos, que se multiplican en diciembre. El ritual es larguísimo, y hay pre-boda y la boda”, expresó.
Angeles del techo.
Un punto que le llamó la atención es “la cantidad de plata que gastan en eventos, es impresionante”. Mencionó que un cliente “pidió que bajaran ángeles del techo y eso hicimos. También hay participan muchos artistas de Bollywood (nombre de la industria cinematográfica en idioma hindi de la India)”.
Y la multiplicidad de disciplinas que realiza Lucía fue lo que resaltó la compañía. “Conmigo tenían para laburar un montón”, dijo entre risas. Las mujeres indias solo se dedican a las danzas religiosas o danza-teatro, aunque está más representado por hombres.
Choque cultural.
Al ser consultada sobre cómo fue el impacto con la cultura india, Lucía contó que “el primer choque cultural fue fuertísimo”. Explicó que no podía entender lo que sucedía durante unos minutos en los casamientos: “Tiran plata y los mozos se arrastran para buscarla, siempre están al servicio y con mucha naturalidad. Este destrato está naturalizado y es muy fuerte… Somos seres humanos”, reclamó.
“Hay mucha gente en la calle y mucha con mucho dinero. Yo vivo en un barrio donde no hay tanta plata y terminar en un evento donde hay mucha, es contradictorio. Yo vengo de militar el feminismo y acá me encuentro con cosas que uno no entiende, tengo discusiones con mi jefe por eso”, subrayó.
También hizo hincapié en que a India se la muestra sucia y pobre. “No es tan así”, aseguró la pampeana y sostuvo que “tienen otra forma de habitar el caos, el tránsito, los semáforos son solo de sugerencia porque no se respetan y la gente maneja bastante despacio porque las vacas y los elefantes habitan la calle. Es caótico, pero me produce una sensación de paz, de respeto, las normas las vas haciendo con el otro, eso es hermoso. Al principio no entendía el caos porque uno viene con una estructura, pero es bonito habitarlo”.
Diwali y fin de año.
El Diwali es la festividad más importante del país oriental, un momento en que millones de personas reflexionan sobre valores universales como la justicia, la bondad y la redención. “Es como su año nuevo, ellos preparan la llegada del invierno con fuegos artificiales y muchas luces. Estaban los elefantes pintados, había rituales donde se prendieron velas, mencionaron a los dioses y decoraron todo con polvos de colores y flores”, describió Lucía y contó que Navidad no es una fiesta “tan fuerte” para los locales, pero sí el año nuevo que llegará horas antes que en Argentina.
Mientras disfruta de su estadía, Lucía espera seguir con su oficio por distintas partes del mundo, aunque prefiere vivir el día a día, sin apuros y aprendiendo mucho de la cultura india. “Estoy aprovechando esta parte del mundo”, completó.
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